Una de las situaciones comunes durante la infancia es la agresividad, pero no por común debes contemplarla con indiferencia, todo lo contrario debes atenderla desde que observas las primeras manifestaciones. Aquí te brindamos algunas recomendaciones de cómo enfrentar esta situación cuando tu hijo es agresivo. Es un reto al que te debes de enfrentar pero será una labor gratificante.
Te recomiendo la lectura de: Aprendizaje, desde el vientre materno y por toda la vida
En los primeros años de vida la mayoría de las veces la agresividad obedece a una incapacidad de los pequeños para expresar sus emociones de forma adecuada. Las discusiones, los gritos, los empujones, los golpes y hasta las mordidas por un juguete, por una silla, por un espacio se convierten en una forma de defender su individualidad o enfrentar el temor. Pero no siempre es así, podrían tratarse de trastornos patológicos o de conducta.
Contenido
- 1 ¿Cómo sospechar que la agresividad es un trastorno de conducta?
- 2 ¿Qué hacer ante manifestaciones de agresividad en tu hijo?
- 2.1 1.- Detectar e identificar las conductas normales y los trastornos
- 2.2 2.- Establecer un programa y cumplirlo con firmeza
- 2.3 3.- Responder de forma rápida ante la agresividad
- 2.4 4.- Limitar la actividad donde se produjo la conducta agresiva
- 2.5 5.- Hablar con tu hijo y explicarle las consecuencias de la agresividad
- 2.6 6.- Limitar y retirar algunos de sus preferencias
- 2.7 7.- Ser una referencia y un ejemplo para tu hijo
- 2.8 8.- Establece límites y responsabilidad
- 2.9 9.- Refuerza el comportamiento adecuado
- 2.10 10.- Supervisa y controla el tiempo frente a los electrónicos
¿Cómo sospechar que la agresividad es un trastorno de conducta?
La agresividad puede ser completamente normal en un niño que está en constante aprendizaje de su entorno, todo es nuevo para él, porque está en pleno desarrollo de sus habilidades manuales, cognitivas y sociales. Por tanto no es de sorprender que ante tantos retos se pueda sentir frustrado, cansado, enfadado o presionado.
Durante los primeros años el niño no tiene capacidad para evaluar las consecuencias de sus actos porque no ha desarrollado la prevención y proyección. Tiene una respuesta inmediata porque no es capaz de controlar adecuadamente sus respuestas.
La agresividad en la etapa escolar puede ser una reacción ante conflictos en el hogar o situaciones estresantes como el divorcio de los padres, duelo ante la pérdida de familiares y otras múltiples situaciones. Las reacciones agresivas pudieran estar asociadas a trastornos de conducta o del aprendizaje y ser esta la forma de expresión de estas dificultades.
Cuando la agresividad es un comportamiento frecuente y grave y compromete su desarrollo escolar y su inserción en el medio familiar y social es necesario consultar con un especialista.
Con independencia de la causa de las reacciones agresivas, la buena noticia es que en muchas ocasiones en la medida que se desarrolla el lenguaje y la capacidad de solución de conflictos la misma va a ir disminuyendo. Pero también la agresividad se puede mejorar con algunas pautas de conducta que a continuación vamos a sugerirte.
¿Qué hacer ante manifestaciones de agresividad en tu hijo?
Por supuesto que no hay fórmulas que se ajusten a todo los niños, cada uno requiere de un traje a la medida, pero lo más probable es que estas recomendaciones se conviertan en tus mejores aliados para ayudar a tu hijo a controlar la agresividad.
1.- Detectar e identificar las conductas normales y los trastornos
Lo primero será detectar e identificar las conductas normales y anormales, si es necesario consulta con un especialista, pero es muy importante la detección precoz.
La labor educativa comienza desde que se producen las primeras reacciones agresivas. Los padres y cuidadores deben influir en que su respuesta a la frustración o el enfado no sea la agresividad, porque esta no es una vía eficaz de solución de contradicciones. Es importante emplear una voz fuerte y firme pero no gritar y mucho menos auxiliarse de golpes o empujones.
En los primeros años las medidas más efectivas son las inmediatas, porque los niños no son capaces aun de identificar las consecuencias de sus actos. Deben de ser empleadas medidas correctivas, relacionadas con los años del pequeño.
2.- Establecer un programa y cumplirlo con firmeza
Si hay evidencias de un comportamiento agresivo, los padres deben de establecer un plan que no exonere al pequeño, ni lo justifique. Es conveniente que ambos miembros de la pareja coincidan en la forma de reaccionar ante la agresividad del pequeño.
Establecer medidas que él pueda identificar de que su comportamiento agresivo tiene consecuencias y que si no quiere enfrentarlas, debe aprender a controlarse.
3.- Responder de forma rápida ante la agresividad
Cuando se evidencia una conducta agresiva la respuesta de padres o cuidadores debe ser inmediata, para que así el niño asocie su actuación con las consecuencias. Debe de conocer que eso está mal en el mismo momento, porque un castigo tardío no tendrá igual resultado porque en edades tempranas el pequeño no es capaz de relacionar una cosa con la otra.
Lo más importante es que asocie que su comportamiento agresivo como gritar o golpear influirá en que pierda algo de lo que más disfruta.
4.- Limitar la actividad donde se produjo la conducta agresiva
Si está jugando y tuvo una reacción agresiva puedes apartarlo del área de juego por unos minutos por lo general en los primeros años menos de 5 minutos. Debe asociar que si da golpes, muerde o grita no podrá seguir disfrutando de la misma actividad, es una forma de inculcarle que su comportamiento determinará su participación en el colectivo y en su entorno social. Esto se aplica al juego entre hermanos, entre amigos, en la guardería o en la escuela.
5.- Hablar con tu hijo y explicarle las consecuencias de la agresividad
Aunque los pequeños no hayan desarrollado la capacidad de previsión o anticipación, es importante explicarles a los niños que la agresividad es algo malo, que duele, que nos pone triste. Es necesario hacerle entender al niño la importancia de las disculpas, el beso o el abrazo para el agredido como una forma de manifestar su arrepentimiento.
Es conveniente que al hablar con tu hijo lo hagas desde su propia altura ubícate de igual a igual, explícale el por qué la agresividad no es la forma adecuada de responder a su enfado.
Si es capaz de expresar sus sentimientos mediante el lenguaje profundiza en las causas que desencadenaron el comportamiento agresivo, escúchalo, compréndelo y aconséjalo.
6.- Limitar y retirar algunos de sus preferencias
Conociendo a tu hijo sabrás que es lo que más le molestaría que lo limitaras. Algunos ejemplos podrían ser: un juguete preferido, ver dibujos animados, no salir a jugar a exteriores, no emplear electrónicos por un tiempo determinado y otros muchos.
Identificar que una mala acción conlleva perder algo que le gusta. Pero por encima de todo, NO amenazar si no estás dispuesto a hacerlo cumplir, porque le perdería el respeto.
7.- Ser una referencia y un ejemplo para tu hijo
Resolver los conflictos sin agresividad por parte de familiares y de educadores es una de las vías más efectivas para ponerle freno a las conductas agresivas de tu hijo. Si tu hijo da un golpe y tú le respondes con un golpe no será capaz de identificar que su conducta fue inapropiada porque tu reaccionaste de igual forma. Tanto la agresión física como la verbal son expresiones de falta de control.
8.- Establece límites y responsabilidad
Si las manifestaciones de agresividad de tu hijo conllevan el daño material o el deterioro de algún objeto, él debe participar en la restauración o limpieza de lo dañado. Es parte de las consecuencias que debe asumir ante su conducta inapropiada, no es un castigo es lo que el mismo provocó.
9.- Refuerza el comportamiento adecuado
Reforzar el buen comportamiento y estimular las situaciones y conductas en las cuales demostró cómo controlar sus reacciones es una gran manera de que los niños sean menos agresivos. No enfatices lo negativo, estimula sus buenas actuaciones y los valores positivos que está desarrollando. Crea sistemas de estímulos que realcen lo bueno y no las conductas negativas
10.- Supervisa y controla el tiempo frente a los electrónicos
El uso inadecuado de los electrónicos puede contribuir a que los pequeños manifiesten conductas agresivas, es importante que supervises el contenido de lo que ven en los diferentes dispositivos electrónicos. También es importante seguir las recomendaciones de los expertos sobre los tiempos de uso de los electrónicos en las diferentes edades.
Lidiar con las conductas agresivas requiere de paciencia, ecuanimidad y disposición a controlar tus propios impulsos. Erradicarla no será de un día para otro, requiere de gran perseverancia. Será una semilla que estas sembrando para el futuro y una forma de educar a tu hijo para controlar sus emociones y enfrentar los problemas a los cuales se tendrá que enfrentar durante su vida.
Para conocer sobre otros temas relacionados, puedes leer: ¿Es la rabieta de tu hijo un trastorno psicológico? Te lo contamos