En un artículo anterior de Canal Chupete comentamos sobre la agresividad y como proceder si tu hijo tiene una conducta agresiva, pero hoy abordaremos el tema cuando sucede a la inversa y es a tu hijo le pegan.
Un día de forma ocasional puede suceder y no es para preocuparse. Pero cuando frecuentemente tu hijo llega a la casa con marcas de golpes o te manifiesta verbalmente que lo agreden te está invitando a que lo ayudes a buscar soluciones y que lo acompañes a resolver este problema.
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Si a tu hijo le pegan…
Todavía recuerdo el primer día en la guardería de mi hija, cuando al recogerla una mordida se había apropiado de una parte de su carita, es una imagen que nunca he podido borrar. Para los niños también los abusos verbales o físicos son recuerdos que por siempre se mantienen en la memoria de los pequeños. Así que hoy te explicaremos como proceder si a tu hijo le pegan en la guardería o en la escuela.
Esta es una situación bastante frecuente porque la agresividad en los primeros años es una conducta que se emplea como arma para manifestar el descontento porque el niño aún no tiene la capacidad de expresar sus emociones adecuadamente y mucho menos de controlarlas. Cuando la agresión se convierte en algo sistemático y tu hijo se desarrolla en un ambiente de violencia y se convierte en víctima entonces la situación es muy diferente y no puedes permanecer al margen de ella.
¿Qué puedo hacer si a mi hijo le pegan?
Aquí van algunas recomendaciones que te orientan sobre como proceder ante este frecuente problema.
- Si a tu hijo le pegan en la escuela, ante todo debes confiar en él y creerle asumiendo que es cierta su protesta. Es el mejor método para fomentar la comunicación y la necesaria complicidad entre padres e hijos.
- Escúchalo atentamente, sin alterarte, pídele todo tipo de detalles y aunque no apruebes su proceder no lo critiques. No te conviertas en juez de su conducta, no lo reproches y mucho menos lo agredas, ni verbal, ni físicamente.
- Desahogarte contigo, compartir las emociones que este hecho le produjo ya de por si será muy beneficioso para tu hijo.
- Muestrate seguro y transmitirle que contando con tu ayuda se le encontrará una solución para que no le peguen más.
- Debes hablar con los cuidadores o maestros de acuerdo a la edad del pequeño y contarle lo que tu hijo te describió.
- Se debe esperar una reacción adecuada por parte de los encargados del cuidado de tu hijo para evitar que lo vuelvan a agredir.
- Si la guardería o la escuela no reacciona ante la protesta, debes de buscar todos los elementos que te permitan conocer si tu hijo está asistiendo a la institución adecuada.
- En ocasiones será necesario el cambio de institución, porque si los encargados de la atención al menor no toman las medidas adecuadas desarrollará en un ambiente de violencia que puede conducir al acoso escolar.
- Debes de aprovechar el lamentable hecho de que a tu hijo le peguen para enseñarle a manifestar sus emociones y sentimientos al respecto. Es también una oportunidad para cultivar su inteligencia emocional.
- Si a tu hijo le pegan en ocasiones podría ser necesaria la consulta con un psicólogo para que te ayude a lidiar con las consecuencias de este trauma.
¿Cómo puede defenderse de los agresores?
- El arma fundamental que debes inculcar en tu hijo, es que toda agresión debe ser castigada, que no puede tener temor a pedir ayuda a los encargados de su cuidado, a sus maestros y padres.
- Enseñarlo a que debe jugar y relacionarse con aquellos que lo respeten y que no sean agresivos, que mediante las palabras todo puede tener solución.
- Educarlo de forma tal que sepa que no debe soportar las agresiones y que ante ellas siempre debe buscar ayuda para evitar las mismas, si es que por el mismo no pueda enfrentarlas.
- Compartir con él las ideas sobre cómo enfrentar la agresión: auxiliado por otros amigos, separándose de los agresivos, buscando la ayuda de los mayores, y en ocasiones hasta evitando el ataque.
- Enséñale a controlar sus emociones e impulsos y que la violencia no se enfrenta con violencia. El diálogo es una forma de solucionar problemas sin acudir a la agresión física.
- Bajo ninguna circunstancia se puede permitir que si a tu hijo le pegan o lo ofenden se vea como un comportamiento normal porque se creará un círculo vicioso donde la violencia engendrará más violencia.
¿Puede repercutir el que a tu hijo le pegan en su futuro?
Está demostrado que la violencia recibida durante los primeros años de vida puede estar asociada a la baja autoestima de los niños, a falta de motivación, a dificultades en el aprendizaje escolar y a problemas de conducta que pueden afectar el desarrollo de la personalidad.
Se ha observado que los niños sometidos a violencia tienen dificultades en el desarrollo de sus habilidades sociales y pueden conducirlos a la llamada indefensión aprendida ( es un estado psicológico que se evidencia cuando una persona considera que no puede modificar su entorno aunque él cambie su conducta, o sea se acostumbra a convivir con lo negativo). Incrementa también las posibilidades de que padezcan ansiedad, depresión y una negativa percepción de si mismos.
Para concluir…
Si a tu hijo le pegan, no lo puedes ver como una cosa normal, porque será un seguro candidato al acoso escolar. Debes prestarle la máxima atención y más aún si es un niño tímido o retraído porque estas propias características lo hace más vulnerable a engrosar las filas de las víctimas.
Con independencia del daño físico que las agresiones provoquen en tu hijo, lo más importante es el impacto psicológico que este hecho ocasione en un cerebro y personalidad en formación. Una actitud adecuada por parte de los padres es la mejor estrategia para atenuar las imborrables huellas que la agresión puede dejar en sus vidas.
Los padres deben tomar muy en serio cualquier agresión, si le pegan a tu hijo de forma sistemática, ya sean compañeros de la misma edad o mayores no lo debes contemplar sin tomar acciones. La violencia física, verbal o psicológica es inadmisible y no puedes permitirla. Una actitud responsable y decidida por parte de padres y cuidadores es la mejor alternativa para frenarla.