El manejo del dolor en el transcurso de la gestación sea este crónico o agudo, es un tema de preocupación para las futuras madres. Puede que sea necesario tomar analgésicos durante el embarazo, pero no todos son seguros para el feto y la gestante.
Para conocer más sobre el tema, te invito a leer: ¿Cuáles son los dolores en el embarazo más comunes?
Algunas embarazadas requieren del tratamiento de dolores intensos y persistentes, porque de no hacerlo puede originar ansiedad, depresion y hasta estresar a la futura mama. Diversos farmacos se pueden consumir para contrarrestar los efectos de los dolores durante el embarazo, ya sea que estén presentes antes de la concepción, así como otros que puedan aparecer a lo largo —y también a consecuencia— de esta etapa.
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El manejo del dolor en el embarazo
Aunque el dolor es una percepción subjetiva de la persona que lo padece y dependerá de la percepción de cada embarazada su intensidad, que puede ser desde leve hasta muy intenso. En numerosas ocasiones se tiende a subvalorar este síntoma en la mujer embarazada, porque es muy frecuente y casi normal que se presenten durante este periodo de la vida. Pero lo cierto es que cada mujer tiene un umbral para el dolor diferente y lo que para unas es soportable para otras es insoportable y requiere el uso de analgésicos durante el embarazo.
Ahora bien, siempre el uso de medicamentos durante el embarazo genera temores y preocupaciones por la influencia que algunos pueden tener sobre el desarrollo del feto. En la actualidad, para aliviar el dolor durante el embarazo, se utiliza una combinación de estrategias entre el llamado “techo analgésico” y el “ascensor analgésico”.
De esta forma, lo primero es iniciar el tratamiento con la menor dosis posible, e ir incrementándola en función de la respuesta ante el dolor. Esto evita indicar dosis mayores que no tienen beneficio para la madre y suponen un riesgo para el feto.
Es necesario entender que tanto el tratamiento como la dosis afectarán por igual a la madre y al feto. Este tiene menos capacidad para metabolizar los fármacos y está recibiendo una dosis de adultos a través del torrente sanguíneo de la embarazada. También su metabolismo es más lento, por lo que estará mayor tiempo expuesto al fármaco, lo que se combina con la reexposición por eliminación-deglución de líquido amniótico.
Ni las altas dosis ni la combinación de analgésicos son beneficiosos para el feto, por lo que las embarazadas deben evitar automedicarse y respetar las orientaciones de su médico.
Las opciones mas empleadas en embarazadas para mitigar dolores Fuertes son: los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los opioides y el paracetamol.
Diferentes opciones de analgésicos durante el embarazo
Los distintos analgésicos que se pueden emplear durante la gestación, siempre bajo supervisión médica, se clasifican en las siguientes categorías:
Antiinflamatorios no esteroideos
Los antiinflamatorios no esteroideos son empleados para bajar la fiebre y aliviar el dolor relacionado con los resfriados, la influenza y la artritis, así como los dolores de cabeza. En los Estados Unidos de América indican se estima que entre el 18 y el 25% de los embarazos se ven expuestos a ibuprofeno de venta sin receta, y un 4% a naproxeno, también de venta sin receta.
Su capacidad para el alivio del dolor es limitada, por lo que una vez que alcanzan su techo analgésico no mejoran su eficacia ante un aumento de la dosis, ni la administración de varios AINES al mismo tiempo. El más empleado y seguro durante todo el embarazo es el paracetamol (acetaminofen).
Otros solo deben administrarse durante los dos primeros trimestres del embarazo y están contraindicados a partir de las 28 semanas, pues pueden ocasionar el cierre prematuro del conducto arterioso, hipertensión pulmonar y muerte fetal. También reducen el volumen del líquido amniótico, lo cual hace más difícil el trabajo de parto.
Analgésicos opioides
Se unen a los receptores opioides del Sistema Nervioso Central y periférico. Se subdividen en agonistas puros, agonistas-antagonistas mixtos, agonistas parciales, y antagonistas puros.Según su capacidad analgésica, se diferencian dos tipos:
Opioides menores: se emplean frente a dolores moderados y pueden combinarse de forma efectiva con analgésicos no opioides. Evaluando la relación riesgo-beneficio, el médico puede indicar fármacos como el tramadol, la codeína, la oxicodona, la hidrocodona y la ketamina para aliviar a la embarazada, siempre utilizando las dosis mínimas terapéuticas y en ciclos cortos.
Opioides mayores: se indican para dolores de moderados a intensos, ya sean agudos o crónicos. Dentro de ellos están el fentanilo, la morfina, la metadona y la naloxona.
Fármacos adyuvantes
Aunque no son analgésicos, estos fármacos potencian la acción de los analgésicos. Pueden emplearse para mejorar la respuesta al tratamiento con AINES y así evitar los fármacos opioides.
Los fármacos adyuvantes son indicados en el tratamiento del dolor crónico, pero se han mostrado efectivos en los dolores agudos de tipo neuropático. Este grupo incluye los antidepresivos (amitriptilina, clorimipramida), los anticonvulsivantes (carbamazepina, lamotrigina) y los cannabinoides.
No obstante, de ser empleados al final del embarazo pueden provocar síndrome de abstinencia en el recién nacido.
El peligro de los opioides analgésicos durante el embarazo
Aunque los opioides son seguros durante tratamientos de corta duración, en algunas afecciones crónicas o como producto del abuso de estupefacientes, la persona que los consume se vuelve dependiente de estos.
Consumir opioides analgésicos durante el embarazo puede causar serios problemas tanto a la gestante como al feto. Dentro de estos riesgos está la aparición de:
- Aborto espontáneo: antes de las 20 semanas de embarazo
- Bajo peso al nacer
- Defectos cardíacos congénitos
- Defectos del tubo neural: Debido a la acción de los opioides en el desarrollo del sistema nervioso del niño, este puede presentar defectos congénitos en el cerebro, la columna vertebral o la médula espinal.
- Gastrosquisis: es un defecto congénito en el cual los intestinos salen al exterior por un orificio al lado del ombligo
- Parto con muerte fetal: después de 20 o más semanas
- Parto prematuro: antes de las 37 semanas
- Síndrome de abstinencia neonatal: el recién nacido que ha estado recibiendo opioides durante su desarrollo puede presentar irritabilidad, vómitos, diarrea, fiebre, convulsiones y alimentarse mal.
No obstante, si la condición médica de la gestante necesita que consuma opioides durante el embarazo, se deben tomar medidas para minimizar los riesgos. Estas incluyen reducir las dosis y los tiempos de tratamiento, atender a los posibles efectos secundarios, seguir al pie de la letra las indicaciones médicas y acudir a todas las consultas que el obstetra programe.
En todo caso, los opioides deben tratar de evitarse en las últimas semanas de gestación, para que no se desarrolle el síndrome de intoxicación o de abstinencia en el recién nacido. Es necesario además vigilar los movimientos fetales (esenciales para el desarrollo), pues los efectos sedantes de estos fármacos pueden reducir la movilidad del feto.
Si una mujer embarazada ha estado tomando opioides previamente, no debe interrumpirlos de golpe. El síndrome de abstinencia resultante puede traer graves consecuencias para ella y para el feto, más serios que si continúa consumiéndolos. En su lugar, debe orientarse con el médico para irlos eliminando de forma escalonada con un tratamiento para la adicción de opioides. Este incluye terapia asistida por medicamentos para reducir los síntomas de abstinencia.
En resumen, el consumo de analgésicos durante el embarazo siempre debe pasar por la aprobación y prescripción de un facultativo. Incluso si son analgésicos que se vendan sin receta médica, es necesario ajustar el consumo a las dosis mínimas necesarias y vigilar los efectos adversos.
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