¿Cuáles son los principales cambios maternos durante el embarazo?

Los cambios maternos durante el embarazo son numerosos, y se manifiestan en todos los sistemas del organismo. Tu cuerpo, tu fisiología, tus hormonas, tu pelo, tu piel, tus pechos, se modifican con un solo objetivo: brindarle a tu hijo las mejores condiciones para su desarrollo, crecimiento y para su alimentación después del nacimiento. Todo está asociado en primer lugar a los patrones hormonales únicos que se establecen en estas etapas de la vida. Ninguno de los cambios que experimentará tu organismo y tu hijo sería posible sin la acción hormonal.

Los cambios maternos durante el embarazo están asociados con todos los sistemas del organismo y lo preparan para que le garantice a su bebé el mayor bienestar

Cambios maternos en la dinámica hormonal durante el embarazo, parto  y lactancia

Las hormonas son sustancias que se producen en lugares específicos y tiene la propiedad de ejercer sus acciones en órganos que puedes estar a distancia de su lugar de origen. Pero a fin de cuentas todos los cambios maternos tanto físicos como psíquicos que se producen durante el embarazo están determinados por las hormonas.

Si tenemos en cuenta que el tiempo de embarazo se calcula desde el primer día de la última menstruación, pues entonces los primeros 15 días de tu embarazo se corresponderán con la fase folicular del ciclo estral y el desarrollo del folículo. Para que esto suceda las hormonas estrógenos, folículo estimulante y luteinizante son las primordiales. Una vez que se produce la ovulación el óvulo es captado por la Trompa de Falopio donde se produce la fecundación o concepción en caso de que llegue el espermatozoide al lugar y momento preciso. Al mismo tiempo los estrógenos actúan sobre el endometrio o capa interna del útero, para que crezca y se prepare para recibir al óvulo fertilizado.

Los cambios maternos comienzan desde que se produce la fecundación, durante la embriogénesis y durante el desarrollo fetal

Durante la fecundación y la implantación la progesterona y los estrógenos son esenciales. Una vez que se produce la nidación del embrión comienzan en diferentes momentos la producción de las  hormonas típicas del embarazo inglés, entre ellas: la gonadotropina coriónica humana, el lactógeno placentario, la oxitocina, prolactina y la relaxina. También desempeñan importantes papeles durante el embarazo las hormonas tiroideas, la insulina, la adrenalina y las endorfinas. Un breve comentario sobre la función de cada una de ellas.

Estrógenos

Los estrógenos son hormonas esteroideas producidas por los ovarios y posteriormente por la placenta. Se derivan del colesterol. Sin ellas no es posible el desarrollo de los folículos y la ovulación. Y si no existe el óvulo y el espermatozoide no se puede hablar de embarazo.

Uno de los tipos de hormonas estrogénicas llamada estriol aumenta sus niveles en más de 1000 veces durante el embarazo, es transformado en el hígado del feto. Estas hormonas estrogénicas tienen como función fundamental estimular el crecimiento embrionario y adaptar el metabolismo de la madre a las necesidades del feto.

Los estrógenos cumplen  numerosas funciones, tanto en la madre como en el desarrollo fetal: regula la progesterona, facilita el desarrollo y crecimiento de la placenta, interviene en el proceso de maduración de varios órganos fetales y en la definición de sus características sexuales.

Es responsable de numerosas molestias y cambios en la coloración de la piel, del desarrollo mamario, de la retención de líquidos y la ganancia de peso. Pero también provoca la sensación de plenitud en la embarazada y del aumento del deseo sexual.

El neurodesarrollo fetal está asociado a la influencia de los estrógenos y la progesterona.  Especialmente el estradiol y la progesterona influyen en la preparación de los circuitos neuronales que permitirán el comportamiento maternal tras el parto. Un metabolito de la progesterona actúa impidiendo la liberación de oxitocina antes del parto.

Progesterona

Posterior a la ovulación el cuerpo lúteo del ovario comienza  la producción de progesterona para preparar al útero para anidar al óvulo fertilizado o concepto. Esto ocurre desde el mismo momento en que se efectúa la unión del óvulo con el espermatozoide. Posteriormente se produce en la placenta a partir del colesterol materno.

Entre la semana 10 de embarazo y la 32 es que hay mayores concentraciones de progesterona. Si el endometrio no recibe la acción de la progesterona no es capaz de albergar al concepto y por tanto no se produce la implantación. También es la hormona responsable de mantener el embarazo.

La progesterona además de desarrollar el endometrio, contribuye al funcionamiento de la placenta, ayuda a que la madre no rechace al embrión, relaja la musculatura lisa y limita la actividad muscular uterina. Ocasiona algunos de las molestias como estreñimiento, varices dolor de cabeza, hemorroides, acidez estomacal y aumento de la temperatura corporal.

El surgimiento de la placenta garantiza que los alimentos que el feto necesita sean suministrados por la madre y llegan a él mediante el cordón umbilical

Gonadotropina Coriónica Humana (HCG)

Desde los primeros momentos posteriores a la fecundación comienza la secreción de la gonadotropina coriónica humana. En la detección de esta hormona es que se basan la mayor parte de las pruebas caseras de embarazo y es posible su medición en sangre desde una semana después de la concepción, pero lo más común es que se haga con la orina cuando falta la menstruación que serían 15 días posteriores a la concepción y al mes de la edad calculada de embarazo.

La gonadotropina coriónica humana es secretada por el sincitiotrofoblasto después de 5 o 6 días de la concepción, continua incrementando sus niveles en las primeras semanas  y alcanza su máxima concentración en el segundo mes de embarazo. A partir de ese momento sus concentraciones disminuyen.

La HCG al inicio del embarazo, mantiene al cuerpo lúteo, estimula la producción de los esteroides sexuales en los ovarios y se establece una interacción muy compleja. Es la responsable de que los ovarios frenen el desarrollo folicular y no se presenten nuevos ciclos menstruales. Está asociada a las molestas náuseas del primer trimestre.

Lactógeno placentario

El lactógeno placentario es otra de las hormonas que solo se encuentran durante el embarazo. Comienza su producción en el sincitiotrofoblasto en la primera semana después de la concepción y posteriormente en la placenta. Continúa elevando su concentración hasta 4 semanas antes de parto con cifras entre 5 y 7 mg/L.

Esta hormona modifica la forma en que la madre utiliza los nutrientes que obtiene de los alimentos, por tanto influye en el metabolismo materno. Ayuda a que la energía y la proteína se dirijan hacia el feto y la placenta y así estimular su crecimiento  y desarrollo. Al mismo tiempo provoca una degradación de la grasa materna y modifica la sensibilidad materna a la insulina por lo que se asocia con la aparición de la diabetes gestacional. Junto con los estrógenos prepara a la glándula mamaria para la lactancia.

Insulina

En general, el embarazo es un período de resistencia creciente de las células ß del páncreas a la acción de la insulina.  Esta resistencia se produce junto con una secreción más alta de HCG, progesterona, cortisol y prolactina, y sirve para permitir que la glucosa, las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y los amino ácidos (a-a) vayan hacia el feto en lugar de depositarse en los tejidos maternos.

Todo esto es debido a los cambios metabólicos y hormonales que se producen en el embarazo, comenzando por las concentraciones elevadas HCG que influyen en la secreción de estrógenos y progesterona al comienzo de la gestación.

Prolactina

La concentración de prolactina durante el embarazo se eleva en alrededor de 15 veces, también interviene en la preparación de la glándula mamaria para la producción de leche.

Contribuye a los cambios maternos ocasionando un aumento de apetito y que haya mayor disponibilidad de nutrientes para el feto. Contribuye a la disponibilidad energética de la madre y a crear una reserva.

Estimula la neurogénesis, impide la ovulación y favorece la conducta maternal. Otro de los efectos muy favorable de esta hormona es que disminuye la respuesta del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal ante el estrés.

La oxitocina es una de las hormonas que experimenta un cambio muy importante y ayuda a la relación madre hijo que se establece desde el propio nacimiento

Oxitocina

La oxitocina producida en el hipotálamo y almacenada en la región posterior de la hipófisis o neurohipofisis tradicionalmente ha estado vinculada a las contracciones uterinas, es utilizada para inducir el parto y es liberada en respuesta a múltiples estímulos uno de los más conocidos es la eyección de la leche. Es producida durante todo el embarazo y mediante la acción de la progesterona se mantiene estable hasta que comienza el parto.

Las investigaciones adicionan a estas acciones  muy bien establecidas un efecto muy marcado en la expresión de genes a nivel maternal que determina el comportamiento maternal y el vínculo afectivo que se crea entre la madre e hijo. Se conoce que hay receptores de oxitocina en todo el tronco cerebral y que juega un papel determinante en las conductas sociales, adaptativas y reproductivas.

Es conocido que el número de receptores a la oxitocina aumenta en la misma medida que avanza el embarazo y que las hormonas esteroideas influyen en su distribución y densidad. Esta hormona reduce la ansiedad y la reacción ante el estrés.

Relaxina

La relaxina es una hormona producida en el cuerpo lúteo del ovario y la placenta durante el embarazo. También en las glándulas mamarias, en los riñones, cerebro y arterias. Actúa preparando a la mujer para el parto. Relaja los ligamentos de la sínfisis de la pelvis y de otras articulaciones, también hace más suave el cuello uterino.

Todo lo anterior favorece la flexibilidad y la adaptación de la columna a las nuevas condiciones que impone en el embarazo. La relaxina es la responsable de numerosas molestias  en el sistema osteomuscular de la embarazada.

Otra de sus funciones es inhibir las contracciones uterinas y algunos estudios la relacionan con el desarrollo de las glándulas mamarias.

Endorfinas

Son consideradas esenciales en la salud materno-infantil, están asociadas con el buen humor, con el estado de satisfacción, de bienestar, con sensaciones de euforias son uno de los pilares durante el parto natural por su acción como anestésico natural.

Activan el sistema inmunitario y a la prolactina, son hormonas para proporcionar placer y para la creación del lazo madre-hijo. El estrés inhibe su liberación. Después del parto las endorfinas junto con la oxitocina son fundamentales para establecer la relación madre hijo.

Las endorfinas son neurotransmisores químicos cuya función fundamental es transmitir señales eléctricas al sistema nervioso. Son conocidos más de 20 tipos de endorfinas. Estas sustancias actúan como si fueran drogas en los receptores opiáceos del cerebro para disminuir la sensación de dolor, actúan como si fuera la morfina o fármacos con codeína con la gran ventaja que no crean adicciones.

Para estimular la producción de endorfinas es fundamental sentirse amada, segura, confiada, evitar el estrés y las tensiones. También es importante que conozcas que el uso de la anestesia epidural o petidina frena la producción materna de endorfinas.

Adrenalina

La adrenalina es una hormona relacionada con la fuerza y con la capacidad de responder ante un estado de alerta y enfrentarse a los peligros. Los efectos de una elevación sostenida de esta hormona durante el embarazo son perjudiciales. Puede ocasionar una disminución del flujo sanguíneo al útero, contribuye a aumentar los niveles de glucosa en sangre, altera los niveles de estrógenos y progesterona.

Durante el parto la adrenalina aumenta las contracciones y facilita la salida del feto por el canal del parto. Aumenta su concentración en cada contracción de la madre y será de enorme importancia para lograr el ansiado encuentro entre la madre y el hijo.

Hormonas tiroideas

Son variadas las modificaciones que determina el embarazo en la función tiroidea. La glándula tiroidea aumenta de tamaño entre un 10 y un 40% durante el embarazo y junto con este incremento, se produce un aumento hasta de un 50% en la secreción de T3 y T4  y de los requerimientos de yodo.

En mujeres embarazas que tienen reservas tiroideas adecuadas son capaces de compensar estas modificaciones y mantener la funcionalidad tiroidea. No es la misma situación para las que no tienen las reservas adecuadas o están expuestas a un déficit en el aporte de iodo. En estas últimas el embarazo las conduce a un hipotiroidismo.

El feto comienza el desarrollo de su glándula tiroidea entre las semanas 10 y 12 de embarazo y no se completará hasta el final del mismo. Comienza su funcionamiento entre las semanas 18 y 20 del embarazo, desarrollando de esta manera su propio eje hipotálamo-hipófisis-tiroideo. La placenta interviene en la yodación, transporte y metabolismo de la tiroxina.

Durante todo el disponer de los niveles adecuados de hormonas tiroideas es básico para prevenir trastornos del desarrollo neurológico fetal. Cuando los valores de TSH es mayor o igual a 2.50 UI/L la embarazada debe recibir tratamiento con Tiroxina.

Además de estas sustancias previamente relacionadas hay diversas proteínas y glucoproteínas sintetizadas por el sincitiotrofoblasto cuya función aun no es bien conocida pero que solo aparecen durante la gestación y se postula que cumplen funciones específicas en el mantenimiento y desarrollo del embarazo.

Modificaciones de la fisiología materna durante el embarazo

Todos los cambios hormonales de la madre que acompañan el  embarazo, el parto y la lactancia materna, tienen como objetivo central: nutrir para permitir el desarrollo y el crecimiento fetal, proteger al pequeño creando el máximo bienestar intrauterino y el cuidado en su vida fuera del útero.

Los cambios maternos se corresponden con cada una de las etapas del desarrollo fetal y respaldan las necesidades que el mismo reclama

Para que una embarazada pueda llevar a cabo estas funciones se establece un diálogo hormonal constante entre la madre y el feto, que repercuten en su fisiologismo.

Cambios cardiovasculares y sanguíneos

Uno de los cambios maternos es el incremento del volumen sanguíneo . El volumen plasmático aumenta alrededor del 50% (1,5 L) hacia el final del embarazo.  La masa de glóbulos rojos sólo aumenta del 15 al 20%. En el segundo trimestre se produce el mayor aumento del volumen plasmático.   El agua extracelular en los dos meses finales de embarazo aumenta, se estima en unos 1 200 gramos, que añadidos al incremento del volumen sanguíneo materno, alcanzan un total de 2 450 g al final de la gestación.

Durante el embarazo, es necesario aumentar la transportación de oxígeno y de nutrientes porque existe un consumo superior de estos dos componentes. Eso impone un mayor trabajo al corazón porque tiene que transportar un 40% más de sangre y el corazón late más rápidamente, como promedio 10-15 latidos más por minuto que cuando no hay embarazo.

Se produce un crecimiento del ventrículo izquierdo del corazón, que desaparece semanas después del parto y se ponen en juego todos los mecanismos de control de la presión arterial para mantenerla dentro de los límites normales. La presión arterial alta y la presencia de edemas son signos de alarma en el embarazo.

Modificaciones en la respiración

Durante el embarazo hay presencia de sustancias que causan bronco dilatación llamadas prostaglandinas y se produce un aumento de la frecuencia respiratoria para satisfacer el aumento del consumo de oxígeno.

Por otra parte en la medida que crece el útero va ejerciendo una comprensión del diafragma que puede ocasionar sensación de falta de aire porque los pulmones no se pueden expandir totalmente.

Todo lo anterior puede conducir a que al realizar actividades físicas la madre note sensación de falta de aire y de menor resistencia física.

Modificaciones en el sistema urinario

El flujo plasmático en los riñones aumenta en un 75% y la velocidad del filtrado glomerular en más de un 50%, ello es consecuencia del aumento del gasto cardíaco y de la vasodilatación renal.

Se produce una mayor eliminación de glucosa por la orina, bicarbonato, amino-ácidos y vitaminas y por otra parte se retiene sal y agua. Disminuye la depuración de creatinina, nitrógeno ureico y de otros metabolitos.

Cambios en la hemoquimica sanguínea durante el embarazo

Durante el embarazo el plasma se incrementa algo más que los glóbulos rojos, por lo que es normal que la concentración de hemoglobina caiga ligeramente al final del embarazo.  Esto significa que las concentraciones de hemoglobina  y el hematocrito disminuyen.

La concentración en sangre de albúmina y de la mayoría de los nutrientes también es baja en el embarazo debido a la hemodilución y a las alteraciones del recambio.  De forma contraria, las concentraciones de las mayoría de las globulinas, grasas (sobre todo triglicéridos) y de vitamina E son más altas.

Cambios maternos en el aspecto físico

Una de las transformaciones más evidentes se manifiesta en la figura femenina. Tu cuerpo irá cambiando poco a poco para dejar de ser un cuerpo con cintura marcada y crecerá hacia adelante, perdiendo la figura anteriormente conocida.

Uno de los cambios maternos más evidentes es el aspecto físico donde se van produciendo transformaciones que repercuten en su fisiologismo y emociones

Los cambios en el aspecto físico se hacen visibles en la medida que crece el embrión o posteriormente el feto que se encuentra dentro del útero. Aquí nos referiremos a los cambios maternos en las mamas, al crecimiento abdominal, la ganancia de peso y en la piel y sus anexos.

Cambios en las mamas durante la etapa gestacional

Desde el propio inicio del embarazo la glándula mamaria se comienza a preparar para cumplir una de sus funciones primordiales: la producción y eyección de la leche que alimentará al pequeño desde su propio nacimiento. El crecimiento de tus pechos, es uno de los primeros cambios maternos que se hace evidente desde el primer mes de embarazo.

Bajo la acción de los estrógenos  se produce una gran proliferación de los elementos epiteliales y de los conductos del tejido mamario. Los acinis comienzan su desarrollo glandular. Durante las semanas posteriores se pueden observar a simple vista cambios en las mamas porque aumentan de tamaño, la pigmentación del pezón y de  la aréola se intensifica. Se sienten más llenas, más pesadas y las venas superficiales se dilatan.

Alrededor de las 20 semanas la intensa actividad proliferativa cesa y comienza la actividad secretora, con la producción de lo que se convertirá en calostro, el primer alimento que le puedes ofrecer a tu hijo. A partir de ahí la actividad secretora irá en aumento.

Se estima que al terminar el embarazo cada mama ha aumentado su volumen en alrededor de 225 ml debido al intenso desarrollo del tejido glandular, al aumento del flujo sanguíneo a más del doble, al depósito de grasa y a la secreciones acumuladas.

La lactogénesis o inicio de la producción láctea no se produce hasta después de la expulsión de la placenta. Mientras que la placenta se encuentra en interior de la mujer embarazada los esteroides placentarios fundamentalmente la progesterona inhibe el inicio de este proceso.

¿Por qué se producen los cambios en el pezón y la aréola?

La coloración más oscura de la aréola facilita que el recién nacido pueda visualizar mejor esta área y a ello se suma que esta zona tiene una mayor temperatura comparada con el pezón y el resto del pecho. La mayor irrigación y temperatura de esta área ayuda a la evaporación de los olores y por lo tanto la eficacia del estímulo aumenta. El llanto del bebé estimula la característica térmica de esta zona.

Uno de los cambios físicos más evidentes ocurre en la piel, con la aparición, de la linea nigra, el oscurecimiento de las aréolas y de otras áreas con mayor pigmentación

La aréola crece en tamaño y su coloración aumenta y las glándulas de Montgomery que lo rodea adquieren mayor relevancia y tienen una secreción sebácea con propiedades antibacterianas, odoríferas y  lubricantes.

Hay cambios notables en el tamaño, forma y textura de los pezones. Uno de los términos empleados para conocer cómo se preparan las mamas es la  protractibilidad en los pezones. Y si no has escuchado este término anteriormente es definido como capacidad de extensión que tienen los pezones y la aréola para que al ser succionadas por el bebé se puedan estirar y así llevarlos hasta el fondo de su boca y deglutir la leche materna.

Crecimiento del útero y el abdomen

En el embarazo el útero materno va aumentando paulatinamente de tamaño según el tiempo de gestación y su peso inicial que es de alrededor de los 70 gramos llegará a 1000 gramos al final de la misma.

Este aumento de volumen causa el desplazamiento de otros órganos, la espalda se curva hacia atrás, el estómago y los pulmones ascienden; pero es el crecimiento del abdomen la prueba más patente de  tu gestación. Puede dar origen a sensación de falta de aire, acidez y estreñimiento.

El útero sube hasta el ombligo entre la semana 20 y la 22.  La semana 28 o séptimo mes el útero mide 11 centímetros (cm) por encima del ombligo. En el octavo mes la altura uterina llega a 34 cm, pero el útero ha crecido tanto que ha rechazado los pulmones hacia arriba lo que hace difícil realizar pequeños esfuerzos debido a la disminución de la capacidad pulmonar.

En el noveno mes el útero llega en su altura a las costillas y el fondo uterino se encuentra más o menos a 40 centímetros del pubis.  El embarazo está llegando a su final y debe producirse el borramiento del cuello uterino y la dilatación del mismo para permitir que el bebé nazca.

Después del parto, el útero se retrae paulatinamente y la mujer comienza a recuperar su figura, lo que puede durar hasta 12 meses.

Uno de los cambios maternos presente en la gran mayoría de las embarazadas es lo relacionado con la ganancia de peso durante la gestación

Ganancia de peso

El aumento de peso está influenciado y modulado por los cambios fisiológicos y metabólicos de la madre y aquellos inducidos por la placenta. Hay consenso en la opinión de expertos de que las ganancias de peso durante el embarazo estén relacionadas con el Índice de Masa Corporal al momento de la gestación.

GANANCIA DE PESO RECOMENDADA DURANTE EL EMBARAZO

 (PROMEDIO SEGUNDO Y TERCER TRIMESTRE)

Peso antes del embarazo Índice de Masa Corporal Aumento total
(lb)
Tasa de ganancia de peso
libras Kg libras/semana
Bajo peso Menos de 18.5 28–40 12,5-18 1 (1–1.3)
Normal 18.5–24.9 25–35 11-16 1 (0.8–1)
Sobrepeso 25–29.9 15–25 6-11 0.6 (0.5–0.7)
Obesas Mayor de 30 11–20 5-9 0.5 (0.4–0.6)

 

Esta ganancia de peso no se distribuye de forma uniforme durante todos los trimestres. Como promedio se estima que la ganancia en las primeras 13 semanas sea de alrededor de 160 g por semana. Entre la semana 14 a la 26 de 560 gramos y en el último trimestre será de 520 g/semana.

En las primeras semanas los síntomas como vómitos y nauseas impiden que la mujer aumente de peso, y esta pérdida puede ser ligera (1 o 2 kg), hasta muy intensa.

El aumento de peso de la gestante se produce por el crecimiento del feto (3 – 3.5 kg), placenta (± 0.9 kg), aumento del útero (0.9 kg), aumento de las mamas (0.7 kg), líquido amniótico (0.7 kg), aumento del volumen sanguíneo (1.8 kg) y el tejido adiposo materno (±3.5 Kg).

En el embarazo lo mejor es seguir una dieta saludable que contenga las cantidades necesarias de vitaminas, ácido fólico, hierro y proteínas que necesita la embarazada para garantizar el desarrollo adecuado de tu hijo.

Cambios maternos en la piel, uñas y cabello

Entre los cambios maternos que se hacen muy evidentes durante el embarazo están las manifestaciones cutáneas. Los cambios en la pigmentación de las aréolas que previamente describimos son también válidos para la aparición de la linea nigra, el aumento de coloración en la región axilar y la aparición de manchas oscuras en la cara, llamado cloasma o máscara del embarazo. Su aparición por lo general ocurre entre las semanas 20 y 22.

Las manifestaciones en el crecimiento del pelo y las uñas pueden ser variadas, en ocasiones se evidencian cambios en la velocidad de crecimiento y en la textura. Algunas embarazadas consideran que aumenta y se hacen más fuertes. Después del parto es frecuente la pérdida de cabello.

Es muy frecuente la sensación de molestias o picazón en el abdomen, la mayoría en el tercer trimestre después de la semana 34, también de erupciones cutáneas. Puede afectar los brazos, nalgas y muslos.

El estiramiento de la piel o estrías son muy frecuentes en el abdomen y en los senos. En ocasiones adquieren un color rojo o rosado oscuro y después del parto se va atenuando su coloración. Lo mejor para evitar su aparición es controlar el aumento excesivo de peso.

Estos cambios cutáneos en la mayor parte de las embarazadas desaparecen unos meses después del parto. Las estrías y las manchas pigmentadas de la cara en ocasiones son rebeldes a su desaparición espontánea.

Cambios maternos en el sistema musculo-esquelético

Durante el embarazo la producción de la relaxina ejerce un efecto directo sobre los ligamentos aumentando su laxitud. Esto hace que las articulaciones sean más vulnerables y se puedan desplazar más fácilmente lo que de origen a inestabilidad.

Por otra parte debido al aumento del peso y tamaño de la barriga y al incremento de la laxitud de los músculos de la espalda se produce un desplazamiento del centro de gravedad. La embarazada se ve obligada a cambiar la postura produciéndose una curvatura lumbar más acentuada conocida como hiperlordosis.

Todo lo descrito anteriormente favorece las lesiones y caídas de ahí que la embarazada debe ser muy cuidadosa en los movimientos bruscos, en la forma de agacharse, en el calzado a emplear y en la intensidad de los estiramientos.

Cambios durante el embarazo en el cerebro y las emociones

Estos cambios se hacen más notorios en el plano emocional, pues en la primera etapa de la gestación las mujeres se encuentran más sensibles y más vulnerables debido a los cambios hormonales que está sufriendo y están relacionados con los reajustes que realiza el organismo en el embarazo.

En el segundo trimestre las embarazadas tienen sentimientos positivos y sensación de fortaleza  tanto física como emocional, pero en esta etapa la gestante suele estar ansiosa por la proximidad del parto y por el estado que puede tener su bebé al nacimiento.

Las emociones es uno de los cambios maternos no tan bien conocidos y comprendidos como los físicos

Los cambios maternos hormonales, la falta de descanso y la ansiedad provocarán cambios en la capacidad de respuesta y adaptación ante determinadas situaciones, pudiendo pasar de la risa al llanto muy fácilmente.

El eje hipotálamo-hipófisis-adrenal está estrechamente relacionado con el estrés y hay numerosas evidencias que demuestran que una exposición del feto durante el embarazo puede influir muy negativamente en el futuro del pequeño. Así se ha observado que una exposición a niveles elevados de glucocorticoides durante el embarazo predispone en la edad adulta a padecer de enfermedades afectivas, cardiovasculares y metabólicas. También con  trastornos de conducta, emocionales o de hiperactividad. .

Se ha comprobado que la ansiedad persistente de la madre durante el embarazo está asociada a aborto y parto prematuro. La misma requiere de atención especializada para que no repercuta negativamente ni en la madre, ni en el pequeño.

Los cambios maternos hormonales fundamentalmente la liberación de oxitocina está relacionada con la creación del vínculo afectivo entre la madre y el hijo y son determinantes en el apego.

Aunque menos comprendidos los cambios maternos psíquicos y los cambios maternos emocionales  preparan tu cerebro para asumir tu responsabilidad como madre: proteger y cuidar a tu pequeño.