Para algunos padres resulta difícil controlar a sus hijos y a su complejo o difícil temperamento. Sobre todo cómo controlar una rabieta. Algunos se preguntan cómo hacer para entenderlos. Hay niños que son “fáciles” de manejar ya que son tranquilos y experimentan las nuevas experiencias de manera positiva.
Pero hay niños un poco más difíciles. Son los que no pueden ni dejan que controlen sus emociones. Estos son un desafío para los padres. Por eso, aquí te enseñaremos algunas técnicas para controlar las rabietas que te ayudarán.
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¿Qué se considera una rabieta?
Para comenzar, imagina lo siguiente: te encuentras en el pasillo de un supermercado haciendo las compras de la semana en compañía de tu hijo pequeño. Uno de los estantes está repleto de dulces y él quiere uno de ellos, pero acabas de informarle que no puedes dárselo.
Al escuchar esto, su rostro enrojece y su expresión facial se deforma, al mismo tiempo que sus manos se hacen puños y se cruzan en su pecho a modo de negación.
Seguidamente, suelta un chillido que es escuchado por el señor que se encuentra en la salida. La atención de todas la personas están sobre ustedes y no sabes que hacer.
La mayoría de los padres han pasado por una situación similar, en donde sus hijos hacen berrinche, gritan, lloran, patalean, avientan cosas, e incluso dicen groserías. Todas son formas de rabietas comunes en niños. Principalmente en los pequeños entre 1 y 5 años de edad, ya que en este tiempo aún están aprendiendo a comunicarse correctamente.
¿Por qué los niños hacen berrinche?
Las rabietas se consideran normales durante la etapa infantil. Por lo general suelen ser preocupantes y angustiosas para los padres cuando se presentan con frecuencia.
Para algunos niños es mucho más sencillo enojarse y hacer rabietas, ya que son especialmente intensos, malhumorados e hiperactivos. Con frecuencia, a ellos les cuesta relacionarse o adaptarse en nuevos entornos.
Las rabietas son una forma de mostrar su inconformidad o frustración con respecto a algunas situaciones. Como la adquisición de un nuevo juguete que le es negado. Puede que piense: “si me molesto y grito, seguramente mamá lo comprará”. Por eso es necesario aprender cómo controlar una rabieta.
Otras razones comunes por las que muestran su mal temperamento tienden a ser la falta de sueño, cuando tienen hambre o se sienten incómodos con su entorno. Estos motivos molestan más a los niños a los dos años de edad, debido a que no pueden expresarse bien.
¿Qué hacer para detener una rabieta?
Aunque suene como algo obvio, la manera más efectiva para controlar las rabietas en los niños es dándole lo que piden.
Sin embargo, esta es una actitud y costumbre que no genera buenos resultados a largo plazo.Esto puede acostumbrarlo a que con un berrinche obtendrá lo que desea y lo repetirá con más frecuencia.
En ese sentido, lo primero que debes tener en cuenta para eliminar los episodios de berrinche en tu hijo es controlar su temperamento. Gritarle de vuelta no es una opción viable. Reprenderlo con nalgadas tampoco. Solo alterarás su estado de ánimo y el tuyo.
Cómo controlar una rabieta
Lo recomendable es que te calmes, lo ignores y que luego controles sus emociones. Háblale con tranquilidad, pero firmeza. Esa es la mejor forma de hacerle entender que su berrinche no es una conducta apropiada.
Debes enfocarte en reducir su estrés y de sintonizarte con sus sentimientos. Ayúdalo a manejar sus emociones y a que las comprenda. Distráelo para que encuentre la calma.
Identifica lo que produce su rabieta. Si son causadas por hambre o sueño, prueba salir con él después de que haya tomado su siesta o un refrigerio. Descubrir cómo controlar una rabieta requiere paciencia.
No le des lo que pide. Toma el control como el adulto que eres. Evita complacerlo, ya que el día que no lo hagas la rabieta puede ser mucho peor que la anterior.
Estimula su buen comportamiento. A medida de que controle y mejore su temperamento, elógialo y entusiásmalo a seguir así.
Aplica estas técnicas para controlar y prevenir las rabietas
Se prevenido
Una buena forma de regularlas es, primero que todo, prevenirlas. Sigue las siguientes recomendaciones para mantener bajo control el temperamento de tu hijo.
Aléjate de las situaciones que causarán una rabieta en tu hijo. Prevenlo antes de cambiar de actividad, al menos cinco minutos antes. De esta forma no estarás sorprendiéndolo.
Comunícate
Mantén la comunicación con tu hijo. Cuéntale tus planes, no lo subestimes pensando que no te entiende. Déjalo llevar algo con lo que pueda mantenerse ocupado, como un juguete o comida.
Procura que haya reposado antes de realizar salidas que puedan estresarlo o cansarlo mucho.
Evita las tentaciones
Mantenlo fuera del alcance de las tentaciones. Es probable que si ve un dulce quiera comerlo, pero no podrá hacerlo si no ha comido su cena. Lo mejor es evitar que lo mire antes de cenar, así se evitan discusiones innecesarias.
Aprovecha el sentido del humor
Usa el humor para distraerlo. La mente de los más pequeños se distrae muy fácil. Intenta hacer caras divertidas cuando lo veas enrojecerse o fruncir el ceño. Es una forma rápida de controlar la rabieta.
Demuéstrale tu amor
Luego de sus episodios de rabia habla con él. Explícale qué hizo mal, pero hazle entender que lo amas con un abrazo. Lego de esto tu hijo querrá hablar más sobre sus emociones contigo.
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¿Cuándo buscar ayuda de un profesional?
Aprender cómo controlar una rabieta no es sencillo. Cuando este tipo de conductas son muy repetitivas y no consigues resolver su problema de mal temperamento a pesar de haber hecho lo sugerido, es mejor acudir a un especialista.
Busca asistencia de un profesional en estos casos:
- Tu hijo se muestra enojado cuando intentas responder o controlar sus rabietas.
- Cuando hay peleas frecuentes entre tu hijo y tú.
- Las pataletas y las rabietas se vuelven constantes.
- Cuando tu hijo se muestra agresivo contra ti u otras personas en sus episodios de rabia.
- Si tu hijo muestra conductas desagradables, no hace caso y discute contigo cuando le das órdenes.
Un profesional podrá determinar si existe algún problema en especial que pueda ser causante de este tipo de actitudes.
Hay algunos problemas de salud como de audición, visión o enfermedades crónicas que generan este tipo de reacciones en los niños. Aunque no son muy frecuentes.
Puede existir también algún tipo de retraso en el lenguaje o algún tipo de dificultad para aprender que genere que el niño tenga rabietas o berrinches.
Por lo general, aprender cómo controlar una rabieta no requiere de asistencia médica, salvo por este tipo de condiciones. Lo que hace falta es mantener una buena comunicación y paciencia para ayudar al niño en esta difícil etapa.