El llamado contacto piel con piel se denomina a la acción de entregar el neonato a la madre en los primeros minutos después del parto. Esta práctica, reconocida desde la antigüedad, tiene notables efectos beneficiosos para la madre y su recién nacido.
Se plantea incluso que en niños prematuros, donde es necesario estabilizarlos mediante procedimientos médicos, este contacto se debe establecer lo más rápido posible, inmediatamente que la condición del bebé lo permita.
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Con el objetivo de garantizar la seguridad de la madre y el recién nacido, se ha establecido un protocolo de la forma correcta de efectuar de este procedimiento de forma efectiva y segura. Recientemente fueron emitidas directrices por el Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría para que esta práctica tenga la máxima seguridad y minimicen en gran medida los riesgos que de este procedimiento se puedan derivar.
Beneficios del contacto piel con piel
El llamado contacto piel con piel es una práctica muy extendida. En España se estima que alrededor del 80% de los nacidos por parto vaginal o tras haberle realizado a la madre una cesárea sin anestesia general, son colocados en contacto con el pecho de la madre durante los primeros 5 minutos de vida.
Este proceder conlleva numerosos beneficios para la salud, tanto de la madre como del bebé. Entre ellas se incluyen:
- Facilita la adaptación a la vida extrauterina
- Reduce el estrés
- Favorece la regulación térmica del neonato
- Controla la glucemia y la estabilidad cardiorrespiratoria
- Reduce el tiempo de llanto
- Fomenta el vínculo madre-hijo
- Beneficia el agarre al pecho
- Reduce la ansiedad materna
- Aumenta la frecuencia y la duración de la lactancia materna.
Además, se ha demostrado que este contacto provoca en la madre la liberación de la hormona oxitocina, que ayuda a que el útero se contraiga, con la consecuente reducción del sangramiento después del parto.
Aunque se recomienda que el contacto se mantenga durante las primeras 24 horas, se ha establecido que sus máximos beneficios se alcanzan en las 2 horas posteriores al parto.
Por ello, debe estimularse esta práctica, siempre y cuando se realice de forma supervisada y segura.
Complicaciones derivadas del contacto piel con piel
La implantación de este proceder de forma habitual en los centros maternos y los paritorios han provocado casos ocasionales de colapso postnatal súbito. Estos son poco frecuentes, pero cuando se trata de un hijo, un solo caso cuenta porque las consecuencias para la familia que enfrenta la pérdida de un recién nacido siempre son muy graves.
Las dificultades en el diagnóstico preciso de este tipo de mortalidad, hace muy difícil un análisis de incidencia, tendencia, evolución y pronóstico de esta complicación. En general se considera que existe una infraestimación del número de casos con complicaciones derivadas del contacto piel con piel fundamentalmente porque no hay consenso para su diagnóstico.
Urge un protocolo estandarizado
Por citar un ejemplo, en un estudio que participaron 10 hospitales españoles se muestra el efecto del incremento de la incorporación de la madre a 45º en lugar de a 15º durante el primer contacto. Esta variación de ángulo redujo a un tercio la aparición de episodios de saturación de oxígeno inferior a 90 por ciento, en las dos primeras horas de vida del recién nacido.
En palabras simples, solo con incorporar un poco más a la madre durante el piel a piel se favorece la estabilización hemodinámica y respiratoria del recién nacido, lo que reduce la aparición de colapsos neonatales súbitos durante este procedimiento.
Por la importancia de este modo de proceder, se hace necesario establecer un protocolo al menos para las 2 primeras horas de los recién nacidos a término sanos. Este debe ser informado a los padres, y contar con su completa aprobación y colaboración.
Esta información incluye también a los hombres. Aunque no es una práctica tan extendida, algunos pediatras recomiendan que los padres vistan una camisa suelta o de botones, de forma que el recién nacido tenga acceso a otro pecho en caso de que la madre requiera más atención médica intensiva. Especialistas de la Escuela de Medicina de Stanford consideran importante que el bebé disponga de otro vínculo piel con piel, en caso de que la madre no pueda proporcionárselo.
Directrices de seguridad para mejorar la seguridad
La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda para el contacto piel con piel en las primeras dos horas de vida del recién nacido que el secado y estabilización del bebé se realice sobre el vientre materno. Luego se comprueba el llanto, la respiración, el tono y el color del bebé.
Seguidamente, se efectúa el test de Apgar correspondiente a 1 y 5 minutos de vida. Se pinza el cordón umbilical y se coloca a la madre y el recién nacido en contacto en una posición que evite la obstrucción de las vías respiratorias del neonato.
Cómo posiciones de seguridad del recién nacido se recomienda que la cara del bebé quede visible, con la nariz y boca descubiertos. La cabeza del bebé debe estar inclinada y girada hacia un lado, con el cuello recto sin doblarse y los hombros del recién nacido contra la madre. De esta forma, el bebé se encuentra pecho con pecho con la madre y se puede apreciar los movimientos torácicos y la respiración.
Ya en esta posición, se cubre la espalda del bebé con una manta. Se debe comprobar que la piel del recién nacido esté sonrosada y caliente. Cómo indica el estudio anteriormente señalado, la madre debe estar reclinada en ángulo de 45º, no tumbada. Durante las primeras 2 horas de vida del recién nacido se debe mantener una supervisión constante tanto del bebé como de la madre, detectar algún síntoma alarmante durante estas decisivas horas de vida.
Mejor pediatría para una mejor vida
El pediatra debe responsabilizarse con una atención de excelencia dentro de parámetros de seguridad y calidad desde el momento mismo del nacimiento del niño, tal como se remarcó en el 67º Congreso de la Asociación Española de Pediatría, celebrado en este año 2019 en Burgos.
Cómo asegura el Comité Científico de la AEP, la atención al recién nacido es una responsabilidad enorme y no solo clínicamente hablando. También impacta en lo social, pues se está tratando a las futuras generaciones. El pediatra como médico especializado en su cuidado debe velar en que la atención que reciba esté enmarcada en indicadores de excelencia tanto en seguridad como en calidad.
Esto por supuesto incluye no solo en respetar la metodología establecida para este procedimiento, sino además informar debidamente a los padres y la población en general de su procedimiento para maximizar sus beneficios y minimizar sus riesgos.
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