Nuestro intestino es el hábitat de numerosas bacterias que conviven en una relación de simbiosis mutuamente beneficiosa con los seres humano. De ahí que el empleo de probióticos en niños es capaz de modular y controlar numerosas enfermedades del tracto gastrointestinal.
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Más aún, hay claras evidencias de que la interacción entre estas bacterias de la mucosa intestinal y su huésped desarrollan y regulan el sistema inmunitario, tan importante para la salud del niño. Así, la regulación de esta flora intestinal utilizando alimentos funcionales ha venido ganando importancia en los últimos años.
Contenido
- 1 Alimentos funcionales y salud nutritiva
- 2 Los probióticos en niños y adolescentes
- 3 Uso de probióticos en niños para el tratamiento de
enfermedades
- 3.1 Diarrea aguda infecciosa
- 3.2 Diarrea asociada a antibióticos
- 3.3 Diarrea por Clostridium difficile
- 3.4 Colitis ulcerosa pediátrica
- 3.5 Síndrome del intestino irritable
- 3.6 Sobredesarrollo bacteriano
- 3.7 Dolor abdominal funcional
- 3.8 Estreñimiento
- 3.9 Cólico infantil
- 3.10 Infecciones provocadas por Helicobacter pylori
- 3.11 Intolerancia a la lactosa
- 3.12 Enfermedad celíaca
- 3.13 Obesidad
- 3.14 Desnutrición grave
- 3.15 Fibrosis quística
- 3.16 Alteraciones extraintestinales
Alimentos funcionales y salud nutritiva
Los alimentos funcionales son aquellos que además de su aporte nutricional ayudan a mejorar la salud y reducen el riesgo de desarrollar enfermedades. Aquellos que tienen un efecto beneficioso sobre la flora intestinal son los que contienen:
Probióticos: microorganismos vivos, que en cantidades adecuadas generan un efecto beneficioso en la salud del huésped.
Prebióticos: son carbohidratos no digeribles por el tracto digestivo humano, pero que inducen el crecimiento de los microorganismos beneficiosos de la flora intestinal.
Simbióticos: una combinación de los dos anteriores.
Dentro de los alimentos funcionales probióticos se encuentran el chucrut, el jocoque, el kéfir, el kimchi, los yogures frescos y otros productos lacto-fermentados. Los probióticos en niños son considerados seguros, salvo en unos pocos casos en que causan interacciones bacteria-huésped con efectos secundarios adversos.
Es importante señalar que, aunque se trabaja en establecer protocolos específicos para la administración de cepas de probióticos, los alimentos funcionales que las contienen han sido empleados desde la antigüedad en beneficio de la salud infantil.
Los probióticos en niños y adolescentes
Los alimentos probióticos han sido ensayados con éxito en el control de numerosas patologías pediátricas, en especial en lo referido a problemas gastrointestinales causados por alteraciones de la flora intestinal.
Dentro de estas afecciones en las cuales se ha demostrado el efecto beneficioso de los probióticos en niños se encuentran la diarrea infecciosa, el sobre desarrollo bacteriano, la enfermedad inflamatoria intestinal, el cólico y el estreñimiento del lactante. También se ha comprobado su utilidad en el control y tratamiento de la dermatitis atópica, las alergias alimentarias y la infección por H. pylori.
Uso de probióticos en niños para el tratamiento de enfermedades
Aunque hay muy pocos protocolos específicos para el uso de probióticos en pediatría aprobados por organismos internacionales, numerosos estudios los señalan como útiles para el tratamiento y prevención de distintas dolencias.
Diarrea aguda infecciosa
Existen evidencias de que los probióticos estimulan el sistema inmunitario y hacen competencia con los microorganismos patógenos causantes de la diarrea por los sitios de adherencia en el intestino. Además, elaboran sustancias que neutralizan estos patógenos.
Luego del tercer día de su administración, disminuye el riesgo de diarrea en cuanto a duración y número de deposiciones. Se ha identificado que las cepas más efectivas son Lactobacillus rhamnosus GG, Lactobacillus reuteri y Saccharomyces boulardii.
Diarrea asociada a antibióticos
Combinar antibióticos orales con probióticos disminuye el riesgo de la diarrea debido a reacciones adversas de estos medicamentos. Las cepas más efectivas son la Saccharomyces boulardii y la Lactobacillus GG. Esta combinación no tiene efectos adversos, salvo en pacientes pediátricos con catéteres centrales o inmunocomprometidos.
Diarrea por Clostridium difficile
El C. difficile es la causa fundamental de colitis seudomembranosa, casi siempre asociada a tratamiento con antibióticos. Como contraparte, los probióticos que contienen Saccharomyces boulardii sirven como prevención y tratamiento de esta dolencia, disminuyendo la hospitalización, reingresos y morbimortalidad asociada a este tipo de colitis.
Colitis ulcerosa pediátrica
Los probióticos generan una respuesta terapéutica frente a esta dolencia a nivel microbiológico, activando la respuesta inmunitaria. Las cepas más efectivas son la Escherichia coli Nissle 1917 y Lactobacillus GG
Síndrome del intestino irritable
Los probióticos disminuyen sus síntomas, en especial aquellos que contienen Lactobacillus y Escherichia coli DSM 17252.
Sobredesarrollo bacteriano
Los probióticos son eficaces para el tratamiento de niños que presentan sobrecrecimiento bacteriano intestinal en patologías como el síndrome post-enteritis y el intestino corto. Las cepas más efectivas son el Lactobacillus GG y Lactobacillus plantarum 299V, que impiden la atrofia e inflamación intestinal.
Dolor abdominal funcional
Los probióticos mejoran la permeabilidad intestinal, la respuesta inflamatoria, la motilidad intestinal y la regulación inmunitaria en el dolor abdominal funcional. Se recomienda en especial la cepa Lactobacillus GG.
Estreñimiento
Los prebióticos incrementan la retención de agua en las heces y estimulan a las bifidobacterias, lo que aumenta la media de las deposiciones y disminuye la consistencia de estas. Además, con el aumento de la biomasa microbiana se incrementa la segregación de inulina y fructooligosacáridos, con efectos laxantes.
Cólico infantil
En los lactantes, los cólicos se deben a una flora microbiana anormal en el colon. Los probióticos la restablecen, mejorando la motilidad intestinal y aliviando el dolor visceral. La cepa Lactobacillus reuteri DSM 17938 es la más efectiva, sin efectos adversos.
Infecciones provocadas por Helicobacter pylori
Los probióticos inhiben el crecimiento del Helicobacter pylori, en especial la combinación de la cepa Saccharomyces boulardii con antibióticos.
Intolerancia a la lactosa
Los probióticos mejoran la tolerancia a la lactosa, pues al consumir leches fermentadas las enzimas bacterianas disminuyen el contenido de lactosa, mejorando la digestión y el vaciamiento gástrico. Aunque no eliminan la intolerancia a la lactosa, las cepas de Lactobacillus acidophilus y Lactobacilus bulgaricus pueden mejorar sus síntomas.
Enfermedad celíaca
La flora intestinal de los celíacos posee más bacterias proinflamatorias que simbióticas, por lo que un aumento del consumo de probióticos disminuye la toxicidad del gluten y su consecuente respuesta inflamatoria asociada. Aunque los probióticos no permiten que el paciente celíaco consuma productos con gluten, pueden ayudarlo a manejar trazas de este en algunos alimentos.
Obesidad
La flora intestinal juega un papel determinante en el equilibrio lipídico, de la glucosa en sangre y en otras funciones metabólicas. Aunque aún en estudio, la Bifidobacterium spp parece modular la microbiota intestinal como tratamiento preventivo de la obesidad.
Desnutrición grave
En los niños, la desnutrición grave trae aparejada un sobrecrecimiento bacteriano unido a una inmunodeficiencia secundaria. Los probióticos ayudan a controlar estos síntomas, por la actividad antimicrobiana de los ácidos acético y láctico productos de su metabolismo.
Fibrosis quística
Aquellos pacientes pediátricos con fibrosis quística se benefician de las propiedades inmunomoduladoras y antiinflamatorias de los probióticos. Estos también tienen un efecto potencial en contra de la translocación bacteriana y la consecuente reducción de la permeabilidad intestinal.
Alteraciones extraintestinales
Los probióticos en niños parecen tener un efecto positivo en la disminución de las alergias y las enfermedades atópicas. También previenen enfermedades infecciosas y tienen un efecto beneficioso sobre las mucosas respiratorias y urogenitales. Además, se han mostrado útiles en la prevención de la patología del recién nacido pretérmino.
Hasta el momento hay varias investigaciones activas relacionadas a los efectos beneficiosos de la suplementación alimentaria con alimentos funcionales, en los que cada cepa de probiótico se estudia de forma individual para establecer su eficiencia, especificidad y seguridad frente a una vasta gama de enfermedades.
No obstante, es innegable los efectos beneficiosos de la administración de probióticos en niños y su empleo por culturas milenarias para la preservación y mejora de la salud infantil. Pero en cualquier etapa del desarrollo infantil estos deben ser indicados por el pediatra nunca debes tomar decisiones por tu propia cuenta por la recomendación de una amiga o por la experiencia de otras personas, cada niño es único y requiere de una evaluación especializada.
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