La aparición de herpes durante el embarazo es bastante frecuente. Una de las infecciones herpéticas más comunes es la producida por el herpes labial, aunque también puede aparecer la localización genital y menos frecuente las lesiones asociadas con el herpes zóster. A continuación, nos vamos a referir a las dos primeras.
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Tipos de herpes y sus características
Se han identificado más de 80 herpes virus, pero de ellos son ocho los que producen lesiones en el ser humano. Los más frecuentes son el herpes simplex de tipo 1 y el herpes simplex de tipo 2. El primero afecta los labios y la cara, por su parte el herpes simplex de tipo 2 son de transmisión sexual y también el contagio puede ser adquirido por el recién nacido durante el parto.
Otro de los herpes que pueden manifestarse en el embarazo es el herpes zóster. Este pertenece a la misma familia de los anteriormente descritos y se manifiesta si la mujer ha contraído previamente la varicela y se reactiva, porque permanece en los ganglios linfáticos de forma latente.
Algunas características de los herpes
El herpes labial es muy frecuente en los seis primeros años de vida, tanto es así que se estima que al llegar a esta edad, el 50% de los niños lo ha padecido. Una vez que se produjo el contagio, el virus queda latente y en aproximadamente el 15% de los casos se manifiesta con lesiones cutáneas nuevamente.
Por su parte el herpes genital se localiza en los genitales femeninos y masculinos y se transmite a través de las relaciones sexuales. También se puede transmitir desde los labios a los genitales por la propia persona, al tocarse sus genitales con las manos infestadas.
Por su parte el herpes zóster se manifiesta en alrededor del 1,1% de la población, es conocido en España como fuego de San Antonio, en otros países como culebrilla y a él nos vamos a referir en otro artículo.
Diferencias entre los síntomas de los diferentes tipos de herpes
Las infecciones por herpes son persistentes y se mantienen latentes con periodos de reactivación. Durante estos periodos de latencia no muestran síntomas y es en los periodos de activación donde se evidencian síntomas.
Los síntomas clínicos están asociados a la puerta de entrada de los virus, a la capacidad de respuesta inmunológica de la persona y si la infección es primaria o secundaria.
El herpes labial se caracteriza por la presencia de pequeñas vesículas agrupadas en forma de racimos en los labios, en la zona ocular e incluso en otras partes del cuerpo. Las vesículas desaparecen entre 10 y 15 días. Es frecuente que antes de la aparición de las vesículas se sienta picazón, hormigueo y sensación de quemadura. Posteriormente las vesículas se rompen, descargan serosidad y da origen a la formación de una costra. No dejan cicatrices.
El herpes genital se manifiesta por lo general en la adolescencia y al comienzo de la actividad sexual. Provoca irritación y enrojecimiento de los genitales. Aparecen ulceras pequeñas dolorosas, con una base blanca y un diámetro entre 3 y 5 mm. Por lo general desaparecen alrededor de las cuatro semanas. Los ganglios linfáticos de las cadenas ganglionares de las ingles pueden aumentar de tamaño y acompañarse de febrícula o fiebre baja.
Después que se produce la primera infección, el virus se instala en las raíces nerviosas alrededor del hueso sacro y cada cierto periodo de tiempo puede reactivarse. En estos nuevos episodios los síntomas no son muy evidentes, ni molestos.
Tratamiento del herpes
Lo más frecuente es que el herpes labial se elimine por si mismo, sin necesidad de tratamientos específicos. En algunas ocasiones se requiere el empleo de aciclovir o de alguna crema antiherpética, siempre por indicación médica.
Para el herpes genital no hay un tratamiento efectivo. En ocasiones es necesario un tratamiento antiviral para aliviar los síntomas, acelerar la curación de las lesiones, reducir el riesgo de transmisión e impedir las complicaciones.
Cómo se puede prevenir el contagio con herpes
Lo que puedes hacer para prevenir el contagio con herpes dependerá de tu situación particular, pero hay varias medidas que puedes tomar antes o durante el embarazo y en el propio parto para evitar el contagio de tu hijo.
Antes de quedar embarazada
Si sospechas de lesiones de tipo herpético, debes de practicarte un control serológico todos los años. Si el resultado es positivo las normas higiénicas deben de ser muy rigurosas.
Durante el embarazo
Entre los exámenes que te indicará el médico a inicios de tu embarazo es la determinación de anticuerpos, para ver si tienes posibilidades de transmitirle la infección a tu hijo.
También podría ser necesario examinar tu cuello del útero para saber si tienes vesículas con capacidad infectiva. El médico determinará la periodicidad de los controles serológicos. A partir de las 32 semanas los controles serán semanales.
Durante el parto
El parto es la principal vía de transmisión de herpes, porque al pasar el niño por el canal del parto si hay vesículas se puede contagiar. No la adquiere ni por la placenta, ni por la bolsa amniótica. El riesgo es mayor si la embarazada ha contraído el virus por primera vez cerca de la fecha del parto. Cuando el herpes genital está activo y hay vesículas las probabilidades de que el bebé se contagie ascienden a un 3% de los casos.
En numerosos casos lo que se recomienda es la realización de una cesárea para evitar el contagio fetal.
Medidas para evitar el contagio del recién nacido
Debes de mantener una higiene excelente, con un lavado de la manos antes de tomar al niño en brazos. No es recomendable que le des el pecho si tienes lesiones herpéticas localizadas en esa zona.
Por muchos deseos que tengas de besar a tu bebé no debes de hacerlo si tienes herpes labial. Durante los 10 primeros días de la infección, es conveniente que use una mascarilla cuando te acerques a tu hijo. Después de las primeras cuatro o seis semanas disminuye el riesgo de infección.
Posibles consecuencias de las infecciones por herpes en el embarazo
Para las mujeres el herpes genital es muy peligroso, entre otras consecuencias puede ocasionar aborto cuando la infección se produce antes de las 20 semanas de embarazo. Cuando se produce la infección después de las 32 semanas de embarazo el principal riesgo se ocasiona durante el parto.
En el bebé el herpes genital puede producir infecciones en la boca, en los ojos y en la piel. Los síntomas se hacen evidentes a partir de las dos semanas de nacido, pero en ocasiones se pueden manifestar hasta seis semanas posteriores al nacimiento.
En los casos más graves el herpes puede afectar el sistema nervioso central y ocasionar convulsiones, irritabilidad, fiebre, letargo o problemas de alimentación.
Y ahora que ya conoces los diferentes tipos de herpes en el embarazo, toma todas las medidas para que no se convierta en un problema para ti o para tu hijo.
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