El intento de suicidio en niños y adolescentes es un tema que no debe ser tratado a la ligera. A lo largo de un año una cifra cercana al millón de menores pierde la vida por esta causa, siendo las estadísticas de intentos casi veinte veces mayor.
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Además de las secuelas físicas y psicológicas de un intento de suicidio, es necesario hablar sobre las motivaciones tras este acto. En muchas ocasiones son factores que pueden ser evitados y manejados, y es un tema que debe ser abordado de conjunto entre el menor con conducta suicida, el médico, la familia y la sociedad.
Definiendo el suicidio
La palabra suicidio tiene sus raíces en el latín, y proviene de sui (uno mismo) y cidium (matarse). Esta acción es un fenómeno que ha estado presente durante toda la historia humana y en todas las culturas, sin distinción de sexo, edad ni clase social. Es la décima causa de muerte a nivel mundial.
En 1969 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió términos muy concretos para hablar sobre el tema de las conductas suicidas, a saber:
Conducta suicida: Acto que busca intencionadamente causarse daño o la muerte, el que incluye un continuo conformado por:
- Ideación suicida: Pensamientos acerca de la voluntad de quitarse la vida.
- Intento o gesto de suicidio: Conducta o acto que se ejecuta intencionadamente para causarse daño que lleve a la muerte, no logrando su consumación.
- Suicido consumado: Acto que voluntariamente causa la muerte a su ejecutor.
Aunque en la edad infantil los intentos de suicidio no son frecuentes, a partir de la pubertad y en la adolescencia las conductas suicidas aumentan, siendo el suicidio consumado una de las principales causas de muerte entre nuestros jóvenes. En el mundo se estima cerca de 850,000 suicidios en menores anualmente.
De la misma forma, el intento de suicidio es una de las urgencias más comunes. Se producen cerca de 20 intentos de suicidio por cada suicidio consumado.
La ideación suicida
Aunque el intento de suicidio no sea común en las edades preescolares, la ideación suicida sí lo es. En especial cuando el niño es pequeño la continua fantasía intensa relativa a la muerte es un indicador de riesgo suicida, pues su estado de madurez no le permite ver a la muerte como un hecho irreversible.
Ya en la preadolescencia y en la adolescencia el menor ha tenido generalmente contacto con la muerte y comprende que es un hecho definitivo, que no tiene marcha atrás. Por ello, en estas edades, las conductas suicidas son conscientes.
Se sobreentiende que si el menor (en cualquiera de sus etapas) presenta ideas intensas sobre la muerte, es necesario identificar la ideación suicida y tratarla en consecuencia para impedir que transite hacia el intento de suicidio.
Es importante que recordemos que aunque el intento de suicidio en niños y adolescentes tiene como fin terminar con la vida, el menor puede usar este mecanismo como forma de resolución de problemas, evitar situaciones que no le son favorables, cambiar la situación en la familia, como forma de llamar la atención o para castigar y asustar a otras personas.
El conflicto estriba en que la línea entre el intento de suicidio y el suicidio consumado es, por fuerza, muy delgada.
El intento de suicidio en niños y adolescentes
Como regla, las adolescentes realizan 4 veces más intentos de suicidio que los más pequeños y los varones se suicidan efectivamente 6 veces más que las féminas.
Esto se debe a que los varones prefieren métodos más fuertes como el uso de armas de fuego, ahorcamiento o salto al vacío. Las chicas tienden a la intoxicación o el corte de venas, en las que una intervención médica es más efectiva para salvar sus vidas.
En ello influyen mucho las características psicológicas asociadas al intento de suicidio en niños y adolescentes. Las causas más comunes son la desesperanza, la impulsividad y la violencia, una pobre regulación de los afectos y dificultades en la comunicación. Todo lo anterior relacionado con la identificación del suicidio como una vía para solucionar los problemas, porque no disponen de la preparación adecuada para enfrentar los mismos y darle solución a sus dificultades.
Otro factor que influye mucho en los intentos de suicidio es que el menor presente enfermedades crónicas, en especial aquellas en las que hay dolor crónico. También un porciento importante en los niños y adolescentes que intentan suicidarse tienen algún tipo de trastorno de la personalidad, como trastornos del ánimo, drogadicción y consumo de alcohol.
También influye en el intento de suicidio en niños y adolescentes la actividad sexual precoz, tener parejas múltiples, la tenencia de armas de juego y las conductas agresivas.
Los sucesos desencadenantes del intento suicida más usuales son los conflictos y peleas con los padres, con pareja o con amigos. También se reportan intentos por la entrega de notas escolares, tras episodios de violencia o abuso sexual y por conflictos con la justicia.
¿Cómo influye la familia y la sociedad en el intento de suicidio?
En las familias de niños y adolescentes que intentan suicidarse hay, por lo general, falta de empatía hacia la situación emocional del menor. Esto puede manifestarse en un sistema familiar muy rígido, incapaz de adaptarse a las necesidades del crecimiento del niño en su transformación a adolescente.
En cuanto a los hermanos y hermanas del niño o adolescente con tendencias suicidas, estos tienden a rechazarlo, siendo muy individualistas y poco solidarios. No son raros tampoco los casos en que en la familia existe un historial de alcoholismo, drogadicción o problemas psiquiátricos.
Como sociedad, un factor que influye negativamente es la cobertura a los intentos de suicidio de niños y adolescentes. Poner estos incidentes en el centro de atención provoca una ola de repetición del acto, en especial si es exitoso.
¿Cómo podemos prevenir un intento de suicidio en niños y adolescentes?
Lo primero es tener en cuenta que CUALQUIER conversación en torno al tema no debe ser tomada a la ligera en la familia. Que tu hijo pregunte sobre el suicidio no lo impulsará a cometerlo: lo realmente peligroso es tratar el tema como tabú y que este busque en otras fuentes de dudosa credibilidad.
Es necesario observar y de ser necesario buscar ayuda ante elementos que indican un posible comportamiento suicida, como podría ser:
- Que el menor tenga pensamientos repetitivos y persistentes sobre la muerte
- Que haya establecido un plan elaborado
- Cuando tome precauciones para evitar ser ayudado en caso de un intento de suicidio
- Que exista una patología psiquiátrica grave
- Que haya realizado un intento y persista en su idea
- Decepción por seguir vivo sin arrepentimiento tras un intento suicida
- Grave compromiso físico posterior al intento
Es posible que en situaciones de grave riesgo inminente de un intento de suicidio en niños y adolescentes sea necesario un ingreso hospitalario. En este caso es necesario sopesar las ventajas y los inconvenientes de la hospitalización.
En este caso, es importante que tu hijo comprenda que no se trata de una reclusión permanente, sino una solución temporal para ayudarle a comprender y manejar una situación potencialmente peligrosa.
La detección temprana de signos de alerta, el máximo apoyo y ayuda al niño o adolescente puede salvar su vida. No lo abandones, acompáñalo en su andar por la vida.
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