Es normal que tu hijo en un momento de su vida te diga que no quiere estudiar. Esto puede poner tu mundo de cabeza, pero no serás el único: muchos padres se preguntan por qué sucede y cómo puedes ayudar al menor a recobrar la motivación por el estudio.
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Por lo general, los padres culpan de todo al carácter de sus hijos, pero esto es un error. Ellos desarrollan su vida en un contexto social, escolar y familiar que influyen en su conducta. En este artículo analizaremos algunas de las causas por las cuales tu hijo puede no querer estudiar y te sugerimos algunos consejos para saber qué hacer al respecto.
¿Por qué mi hijo no quiere estudiar?
Si tu hijo manifiesta pocos deseos de estudiar puede deberse a varios motivos, entre los que se encuentran:
- Falta de motivación: muchas veces los padres recriminan las malas notas en lugar de apoyar y comprender a su hijo. También, cuando obtienen logros es necesario reconocerlo y estimularlo.
- Problemas familiares: si en el hogar hay problemas de violencia, mala comunicación o problemas económicos, todos afectan directamente a tu hijo. Estas situaciones provocan ansiedad y desconcentración, que deviene en desmotivación y que tu hijo no quiere estudiar.
- No entienden bien las asignaturas: ante el temor a la burla, el rechazo o la comparación con otros compañeros de aula, los niños tienden a rechazar lo que no comprenden.
- Acoso escolar: es más común de lo que los padres suponen, siendo una de las causas principales no solo del pobre aprendizaje sino del rechazo a asistir a la escuela. Es provocado por la burla, acoso y amenaza de otros compañeros en la escuela.
¿Qué puedes hacer si tu hijo no quiere estudiar?
Si tu hijo se comporta diferente ante la escuela y el estudio, debes mantenerte alerta sobre lo que le puede estar pasando y seguir estos pasos:
Hablar y escuchar: la comunicación es fundamental para otorgar seguridad en los hijos y tratar de resolver los problemas juntos.
Averiguar qué es lo que pasa: pregúntale e investiga qué le está sucediendo. Puedes apoyarte en otros compañeros de aula, o un profesor.
Interesarse por los gustos y aficiones de los hijos: estimularlos mediante la atención que le prestas puede cambiar la vida y la motivación de tu hijo, así que lo mejor es que tengas tiempo para compartir con él y sus aficiones.
Más flexibilidad y menos autoridad: mientras más comprensivo y abierto al diálogo te encuentres, mayor la confianza que tu hijo deposite en ti.
Hablar sobre su “plan de vida”: compartir planes futuros y apoyarlos en sus metas.
Algunos consejos si tu hijo no quiere estudiar
Si tu hijo no quiere estudiar, y no sabes cómo cambiar esta situación, puedes seguir estos consejos para ayudarle a ordenar su estilo de vida:
- Establecer zonas específicas de la casa para estudiar.
- Entre los deberes escolares y el esparcimiento debe existir un equilibrio acorde con la edad del pequeño.
- Es conveniente que respetes horarios para la merienda y la cena porque el niño comienza desde edades tempranas a identificar horarios para la comida, el estudio y el descanso.
- Ayúdalo a organizar el estudio y el tiempo libre.
- Organiza en un calendario con tu hijo cada uno de los meses escolares, y colócalo en un lugar visible.
- Hacer anotaciones mientras lee textos.
- Aprender a hacer resúmenes a partir de lecturas.
- Durante el tiempo de estudio, trata de observar si tiene señales de frustración
Si observas frustración o molestia en nuestro hijo, es mejor detenerse en lugar de insistir en que termine el ejercicio, así evitas que asocie el estudio con algo desagradable.
¿Deben los padres ayudar a los hijos a estudiar?
En sentido general, sí. Resulta positivo que los padres ayuden a sus hijos, siempre sin sobreprotegerlos.
Es conveniente hacerlo cuando los padres refuerzan y proporcionan seguridad a su hijo, pero no cuando el niño puede realizarlo por sí solo. Algo que puede motivarlos al mismo tiempo que aprenden es buscar actividades que les permita ampliar el conocimiento.
Comúnmente los padres invierten dinero, energía y tiempo en la educación de los hijos, por lo que muchas veces descargan sobre los niños su frustración, y eso va en contra del incentivo hacia el aprendizaje. Por eso es recomendable que recompenses a tu hijo y demuestres tu orgullo hacia lo que hace.
Errores que se deben evitar cuando tu hijo no quiere estudiar
Estos son algunos errores que no tienen que ver específicamente con los estudios, sino con el estilo educativo de la familia y malos comportamientos muy comunes a la hora de educar, que afectan negativamente en el desarrollo escolar de los niños:
La sobreprotección: no debes hacerlo sentir inútil sino invitarlo a lograr cosas por sí solo.
La falta de límites: todo tiene medida, es algo que debes mostrarle con ejemplos sencillos y cotidianos.
La negatividad y las continuas amenazas: el temor nunca será la mejor opción, pues le provoca más inseguridad.
Educa a tu hijo con el ejemplo: la mejor manera de educar a tu hijo es con tu propio ejemplo y siempre teniendo una actitud recta, no asumir la actitud de exigirle al niño que haga lo que tú dices y que en contraste te compartes de otra manera diferente.
El error de convertirnos en los maestros de los hijos: no quieras hacer todas las tareas por ellos, en ese caso se desentienden de sus estudios.
Querer hijos genios: Como padre, debes comprender que tu hijo es diferente del resto y también diferente a ti. Crear expectativas altas en los hijos provoca frustración cuando no pueden conseguirlas.
Aceptar sus límites: tu hijo es único, por lo tanto debes aceptarlo con sus diferencias y limitaciones.
Saber afrontar las frustraciones de la vida cotidiana: muchos niños que en su infancia fueron considerados como magníficos estudiantes, cuando llegan a la adolescencia comienzan a mostrar poco o ningún interés en el estudio. Esto se traduce en bajo rendimiento académico, poca motivación y baja autoestima. El cambio en el entorno escolar le frustra y no quiere estudiar, no le encuentra al sentido. Comunícate con él y enséñale que todo tiene solución, que existen metas realizables y otras que no, o que requieren de más tiempo.
Lo importante es apoyarlos en esta etapa en que no quiere estudiar, que en definitiva será sólo una recaída temporal. Conviértete en su mejor amigo, y verás los buenos resultados.
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