Se conoce como polución nocturna a la emisión de semen que se produce durante el sueño. Este tipo de eyaculación involuntaria es común que aparezca y ocurra durante la adolescencia. Por lo general, en el periodo de la pubertad más de un 10% de los varones tienen su primera eyaculación en una polución nocturna.
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Este proceso es absolutamente normal y fisiológico, y puede acompañarse o no de sueños eróticos. Puede darse el caso que el adolescente no recuerde ningún sueño en específico y continúe durmiendo, hasta que al despertar descubra manchas de semen en su ropa de cama o en su pijama. Puede incluso ni percatarse de haber tenido la eyaculación, y cuando despierte el semen ya se encuentre seco.
Lo que debes conocer acerca de la polución nocturna
La polución nocturna, si bien ocurre durante el periodo de la pubertad, es igualmente experimentada por los hombres adultos. Por lo general se asocia este “sueño húmedo” con fantasías sexuales, aunque en la mayoría de los casos no ocurre por este motivo.
Si nos remitimos a las estadísticas, sólo la mitad de las poluciones nocturnas tienen como causa los sueños eróticos. El otro 50% se debe a un mecanismo orgánico para eliminar el esperma sobrante cuando se pasa mucho tiempo sin eyacular. Por lo general ocurre en las primeras horas de la mañana, que es cuando se acumula una mayor cantidad de testosterona, y se debe al llenado de las vesículas seminales.
Frecuencia de la polución nocturna
Cuando hablamos de con qué frecuencia ocurre la polución nocturna, tenemos que remitirnos a diversos factores que influencian sobre el individuo. Durante la adolescencia es mucho más recurrente, aunque también existen varones que nunca la han experimentado es estas edades. No obstante, no existe una frecuencia específica para este proceso, y varía incluso en el mismo individuo.
El porcentaje de hombres que experimentan la polución nocturna es de un 82%, aproximadamente. La frecuencia promedio se encuentra entre adolescentes a partir de los 12 años, aunque existen niños con 10 años que también la experimentan. Luego, en orden de mayor frecuencia, se encuentra el grupo de los muchachos de 15 años y el menor promedio de frecuencias de poluciones nocturnas se encuentra en el grupo de hombres de edades comprendidas entre los 40 y 50 años. Mientras mayor es la edad en el varón, disminuye la frecuencia de sus poluciones.
La polución nocturna no es sinónimo de fertilidad
La polución nocturna es involuntaria, influenciada por el ambiente sexual que rodea al varón y las imágenes que recrea en su subconsciente. Los jóvenes por lo general no recuerdan cuando fue la primera vez que les ocurrió el sueño húmedo o la primera polución.
La polución nocturna no está directamente relacionada a la fertilidad, pues en esas primeras etapas aún no existe un desarrollo testicular adecuado y por lo tanto el conteo de espermatozoides es insuficiente para la fertilización[2].
Señales físicas
La adolescencia es una edad donde ocurren múltiples cambios. El adolescente experimenta crecimiento de sus genitales, preocupación excesiva por su aspecto físico y se despierta el interés por todo lo sexual. Aumenta la masa muscular y el vello en el cuerpo, incluyendo el púbico. También la voz comienza a engrosarse, y el adolescente experimenta sus primeras erecciones.
Sobre las señales físicas de la primera polución nocturna, salvo las manchas en las sábanas, no suelen quedar más rastros. Estas, por supuesto, también podrían ser fruto de la masturbación: otro proceso perfectamente natural de los jóvenes descubriendo su sexualidad, pero que por siglos ha sido blanco de tabúes y falsos conceptos.
Estos y otros criterios negativos pueden causar trastornos y sentimientos de inferioridad o culpa en los adolescentes, de ahí la importancia de que los padres se comuniquen con sus hijos y no asuman la postura del avestruz. Conversar sobre estos temas no es tabú, sino una manera de ayudar a los hijos a conocer qué les sucede.
Polución nocturna: mitos y realidades
La polución nocturna ha arrastrado consigo numerosos mitos desde la antigüedad. Quizás el más conocido es el de la reina de la noche, Lilith, la cual según la leyenda se une a los hombres engendrando hijos con el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están durmiendo.
Aún en pleno siglo XXI para muchos padres resulta un tema escabroso y casi tabú conversar con sus hijos sobre este y otros aspectos de la sexualidad. Por supuesto resulta mucho mejor que sean ellos los que lo hagan, en lugar de que sus hijos tengan que acudir a sus amigos o a la internet.
Otro mito sobre las poluciones nocturnas es que estas sólo se producen cuando se tienen sueños eróticos, aunque no siempre es así.
Puede que existan adolescentes que no presentan nunca poluciones nocturnas, y esto no constituye ningún problema. La realidad es que es tan natural que las tengan, como que no las tengan nunca. Todo depende del llenado de las vesículas seminales: si el joven mantiene relaciones sexuales frecuentes o se masturba, este proceso no aparece.
Lo que sí constituye un problema real es la falta de comunicación entre padres e hijos, pues sobre la base de la confianza y el respeto pueden ambos padres conversar sobre la sexualidad con sus hijos y mientras más pronto lo hagan mucho mejor. Así, cuando al adolescente le ocurra su primera polución nocturna, no debe sentir temor ni vergüenza ante este evento: este se seguirá repitiendo durante toda su vida.
Para romper con mitos y esclarecer dudas y realidades, lo mejor es una buena comunicación con los hijos para su futuro bienestar sicológico, físico y sexual.
Resulta muy común que los padres comenten y festejen la primera menstruación en las niñas, al pasar estas a ser mujeres fértiles. Pero los varones en esas edades desconocen que dejan de ser niños y se convierten en hombres, cuando comienzan a producir espermatozoides y emitir eyaculaciones durante el sueño. Esto sucede porque los padres no se los informan, como tampoco les dicen que es normal tener poluciones nocturnas y que es un proceso natural de su organismo.
Conversar con ellos sobre el tema los ayudará a conocer su sexualidad y no sentirse extraños o pensar que este es un tema tabú con el que sólo pueden conversar con jóvenes de su misma edad, los que por lo general se encuentran tan desinformados como ellos mismos. La comunicación de los padres con sus hijos sobre temas de la sexualidad es vital en la etapa de la adolescencia.
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