En un artículo anterior abordamos el tema del desarrollo de la audición y el lenguaje y como ellas están interconectadas. Ambas son dos sentidos esenciales para el desarrollo psicomotor, el aprendizaje y la inserción escolar y social del pequeño y tendrá repercusiones en su vida futura. La clave para minimizar las afectaciones de las pérdidas auditivas es la detección temprana y por supuesto las intervenciones adecuadas para cada caso.
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Contenido
¿Cuándo sospechar una pérdida auditiva?
El recién nacido, es capaz de reaccionar ante un ruido fuerte repentino, lo manifiesta abriendo los ojos o moviendo sus extremidades ante un sobresalto. Entre los 4 y 5 meses es capaz de reconocer la voz de los padres y ante la misma deja de llorar, sonríe o mueve la cabeza y los ojos buscando el sonido.
Ya entre los entre los 7 y 8 meses el bebé es capaz de girar la cabeza ante la llamada de sus padres o busca el sonido del timbre del teléfono y apacigua cuando oye una voz conocida. Sobre los 10 y 12 meses es capaz de identificar de dónde proviene el sonido, puede balbucear y comienza a reproducir palabras de una o dos sílabas.
De no ser así, se considera que el recién nacido padece de pérdida auditiva o de hipoacusia y puede estar asociada a muy diferentes causas. La mayoría son de origen genético, adquiridos o malformaciones. En ocasiones no se puede precisar las causas y en otras se asocia a otros síntomas que pueden ayudar a definir su etiología.
Diversos estudios concluyen que cuando se efectúa la detección temprana de la pérdida auditiva antes de los 6 meses de edad, el desarrollo tanto del lenguaje como el habla es similar a la de los niños oyentes. Las asociaciones de profesionales más importantes del mundo recomiendan que el diagnóstico de la hipoacusia se debe efectuar antes de los tres meses y los tratamientos y la rehabilitación auditiva comenzarlos antes de los seis meses.
Repercusiones de la no detección temprana de la pérdida auditiva
Las consecuencias de la hipoacusia repercuten en la esfera funcional, emocional y social. Por supuesto también tienen consecuencias en el ámbito económico.
Afecciones funcionales
En los niños que desde edades tempranas tienen pérdida de audición y no son atendidas adecuadamente el desarrollo del habla y el lenguaje se retrasa. Cuando los problemas de la audición no son atendidos en las etapas tempranas
Cuando la pérdida de la audición no se presenta desde el nacimiento y es consecuencia de infecciones en el oído que no fueron atendidas adecuadamente como la otitis media puede afectar el rendimiento escolar y presentar problemas diversos en el aprendizaje.
Si la pérdida de la audición conlleva además problemas en el desarrollo del habla, el lenguaje y la comunicación podría tener un impacto negativo en su incorporación social y en el desempeño de sus funciones cotidianas.
Lo anterior puede acarrear sensación de aislamiento, frustración y soledad lo que puede conducir a problemas emocionales y problemas psicológicos.
Implicaciones económicas
Tanto en el ámbito familiar como social, así como en el aspecto social y también impacta los sistemas de educación y sanitarios. La situación es diferente entre los países desarrollados y en vías de desarrollo. En estos últimos los niños con pérdida de audición raras veces son escolarizados y la tasa de desempleo al llegar a la edad laboral es más alta y cuando acceden a puestos laborales son empleos no calificados y con salarios inferiores.
¿Las pérdidas auditivas se pueden prevenir?
Como previamente expusimos las causas de la hipoacusia son múltiples entre ellas hay factores genéticos, adquiridos y malformaciones. La Organización Mundial de la Salud considera que el 60% de los casos de pérdida auditiva en menores de 15 años, pueden ser prevenidas y en los países de ingresos bajos y medios esta cifra puede llegar hasta un 75%.
Se estima que hasta un 31% de sus causas están relacionadas con infecciones durante el embarazo o en los primeros años de vida. Entre ellas destacan el sarampión, la rubéola, la meningitis, la parotiditis, la otitis media crónica y el citomegalovirus.
Las causas adquiridas como la asfixia en el parto, la prematuridad, el bajo peso al nacer y la ictericia son responsables de otro 17%, también el uso de medicamentos con efectos ototóxicos en embarazadas y lactantes son responsables de otro 4% y por otras causas un 8%.
¿Qué se podría hacer para prevenir la pérdida auditiva?
Hay una serie de consejos que puedes aplicar para no tener que enfrentarte a las consecuencias de la pérdida auditiva. Entre las cosas que pueden hacer las embarazadas y mamás para prevenir que su hijo tenga pérdida de la audición se encuentran:
- Desde que decides salir embarazada es conveniente que asistas a una consulta para que te recomienden todo lo que debes tener en cuenta al enfrentar esta decisión tan transcendente.
- Si en la familia tuya o de tu pareja hay antecedentes de hipoacusia es conveniente acudir a una asesoría genética.
- El esquema de vacunación tanto de la embarazada como del recién nacido deben mantenerse al día. Los niños deben recibir las vacunas contra el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis.
- Se debe de administrar la vacuna contra la rubéola a las adolescentes y las mujeres en edad fértil.
- Prevenir las infecciones por citomegalovirus en mujeres embarazadas mediante las medidas higiénicas adecuadas, así como la detección de la sífilis y otras infecciones en las embarazadas.
- Evitar los embarazos de alto riesgo y en particular los problemas asociados a los partos prematuros.
- Asistir a las consultas de control prenatal programadas.
- Pedir la evaluación acústica del recién nacido y estar vigilante ante la aparición de alguna manifestación de dificultades en la audición.
- Si se detecta la las enfermedades de la infancia, en particular pérdida auditiva en el recién nacido se debe de inmediato acudir al otorrino pediátrico para que establezca el diagnóstico y sugiera la conducta a seguir.
- Los bebés que presentan alto riesgo de sordera por nacer con bajo peso, haber sufrido asfixia fetal, meningitis o ictericia deben ser evaluados y tratados antes de los 6 meses.
- La atención otológica frecuente es necesaria cuando los niños sufren de infecciones en el oído y aplicar los tratamientos que correspondan.
- Aplicar en la práctica las regulaciones establecidas para evitar la exposición a ruidos fuertes y cuando sea necesario emplear los medios de protección adecuados.
- Impedir el uso de medicamentos con efectos nocivos sobre el oído tanto en embarazadas, como en bebés y niños pequeños.
- Instaurar el tratamiento de rehabilitación adecuado, así como el programa de integración escolar.
- La familia debe acompañar y apoyar al pequeño en toda su trayectoria para mejorar su audición.
La clave y sin lugar a duda el factor de mayor éxito es la detección temprana de la pérdida auditiva porque los dos primeros años son decisivos para el desarrollo del habla, el lenguaje y la comunicación. De esta forma se puede intervenir ya que los dos primeros años de vida son los más importantes para la adquisición del habla y del lenguaje.
La identificación lo más temprana posible es lo que hará posible minimizar o evitar los efectos adversos de la pérdida auditiva, los padres deben esta muy atentos en todas las etapas del desarrollo de sus hijos.