A la infección causada por el parvovirus B19, se le conoce como eritema infeccioso o quinta enfermedad. Este nombre se debe al lugar que ocupa en la frecuencia de enfermedades infantiles que causan sarpullido o erupciones de color rojo.
Esta infección viral es bastante benigna, y su exposición inmuniza de por vida al parvovirus B19. Según las estadísticas, cerca del 75% de los adultos tienen inmunidad contra la quinta enfermedad por haberla padecido. Por ello, su aparición en la edad adulta es infrecuente.
No obstante, una mujer embarazada puede estar expuesta al contagio a través de hijos en edad de guardería o prescolar. También en trabajadoras y profesoras de centros de cuidado colectivo. Si esto ocurre la quinta enfermedad podría amenazar seriamente la salud fetal.
Para conocer más sobre esta afección en niños, no dejes de leer: Eritema infeccioso o quinta enfermedad en niños
Contenido
- 1 Contagio de la quinta enfermedad durante el embarazo
- 2 Síntomas de la quinta enfermedad durante el embarazo
- 3 ¿Cómo conocer si en casa hay eritema infeccioso?
- 4 Complicaciones fetales por la quinta enfermedad
- 5 ¿Cómo se puede diagnosticar la quinta enfermedad?
- 6 ¿Cómo se trata la quinta enfermedad en el embarazo?
- 7 Prevención del contagio con parvovirus B19
Contagio de la quinta enfermedad durante el embarazo
Se estima que la infección aguda por parvovirus B19 se sitúa entre un 3.3 a 3.8%. Cuando la madre es profesora o trabajadora de una guardería las probabilidades se elevan hasta un 20-30%.
La Asociación Española de Pediatría Atención Primaria considera que el 55% de las embarazadas contagiadas han adquirido el parvovirus mediante sus propios hijos y el 6% está asociado al riesgo laboral.
La forma más usual de contagio es por las vías respiratorias o por contacto con secreciones, y se transmite cuando la embarazada se expone a estornudos o tos de personas infectadas. Si la gestante ya padeció eritema infeccioso en su niñez, no existe riesgo de contagio.
El período de incubación de esta enfermedad es de 6 a 15 días posteriores a la exposición al virus. La mayoría de las mujeres embarazadas son inmunes, y si no lo son la enfermedad se manifiesta de forma leve.
El peligro consiste en que puede ser causa de anemia en el bebé y provocar abortos espontáneos. Si bien es poco usual, de suceder es más frecuente en la primera mitad de la etapa gestacional.
Síntomas de la quinta enfermedad durante el embarazo
Las mujeres embarazadas deben prestar especial cuidado cuando se encuentran en un ambiente propicio de contagio. Se presenta con dolores e inflamación articular, acompañados por la sintomatología de un estado gripal. Estos síntomas suelen aparecer en un período que oscila entre los 4 y 21 días después de la infección, que puede ser asintomático en la primera fase. En la etapa final, donde la enfermedad no es contagiosa, es cuando aparecen las clásicas erupciones en la piel de la quinta enfermedad.
En el caso de tener niños pequeños o adolescentes en la familia, la mujer embarazada debe ser aún más cuidadosa.
¿Cómo conocer si en casa hay eritema infeccioso?
- Entre los 3 y 4 días, aparece con rubicundez facial eritematosa “en alas de mariposa”, sin afectar la zona central peribucal.
- Se extiende como un eritema difuso hacia las nalgas y extremidades cercanas
- Luego del primer mes, reaparece el exantema de la cara por la luz solar, calor, ejercicio físico o llanto, provocado por vasodilatación.
El exantema tiende a desaparecer y reaparece en la primera o tercera semana. En el caso de las embarazadas puede presentarse:
- Artropatía: poliartropatía aguda, con o sin la presencia de exantema. Tiene un pronóstico de rápida evolución.
- Crisis de aplasia transitoria, si la embarazada padece de hemolisis crónica.
- Síndrome papulo-purpúrico, que se presenta con fiebre, escozor y edema-eritema doloroso en extremidades distales.
Complicaciones fetales por la quinta enfermedad
El eritema infeccioso o la quinta enfermedad, puede tener implicaciones para el feto, fundamentalmente si la infección se produce en la primera mitad de la gestación. La mayoría de las mujeres padecen la enfermedad y sus fetos no se ven afectados, pero esto no sucede en todos los casos. Las principales complicaciones asociadas con el eritema infeccioso son las siguientes:
Muerte fetal
Como previamente mencionamos el riesgo al que se expone la embarazada al padecer la quinta enfermedad depende de las semanas de gestación que la misma tenga. Un estudio de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología Canadiense (SOGC), estima que la muerte fetal se podría producir en alrededor de un 13% si es antes de las 30 semanas de embarzo y en un 0,5% en tiempos de gestación posteriores. Una vez superada la infección, el riesgo de perder el feto se reduce al 5%.
Hidropesía fetal
Por su parte la hidropesía fetal se presenta en el 3,9% de los casos. La misma es consecuencia de la anemia que produce la infección con el parvovirus B19. La misma es debido a la menor duración de los eritrocitos fetales. La anemia pos us parte causa una disminución del oxígeno y el fallo cardíaco.
Todo lo anterior se puede acompañar de miocarditis viral y fallo hepático fetal. Como en el caso anterior las afecciones son mayor si se presenta antes de las 25 semanas de gestación (4,7% contra 2,3% después de las 25 semanas)
¿Cómo se puede diagnosticar la quinta enfermedad?
Todas aquellas mujeres embarazadas que hayan estado en contacto con personas infectadas con la quinta enfermedad, o tengan síntomas que hagan sospechar la presencia de la enfermedad, deben asistir de forma inmediata a su profesional de la salud.
Este podrá diagnosticar de forma oportuna si padece la enfermedad, con un examen físico. Cuando no existe erupción, se indican análisis de sangre para descartar la infección.
Si se trata de una mujer embarazada y ya se encuentra contagiada, la principal medida es el control y monitoreo del desarrollo de su embarazo. Generalmente se indican ultrasonidos con mayor frecuencia hasta las 8 a 12 semanas posteriores de la exposición al contagio. Si no son detectadas alteraciones fetales no es necesario realizar más pruebas.
¿Cómo se trata la quinta enfermedad en el embarazo?
No existe un tratamiento para el eritema infeccioso. Por ello, deben evitarse los factores desencadenantes de las posibles complicaciones. Tampoco existen vacunas para su prevención. La quinta enfermedad suele desaparecer por si sola y solo es contagiosa en su fase asintomática.
En el caso que el ultrasonido indique que el desarrollo del bebé se encuentra comprometido, el médico recomendará una amniocentesis. Si el bebé tiene la quinta enfermedad, probablemente la infección desaparezca sin mayores complicaciones.
No obstante, no debe descuidarse la evolución del embarazo luego de una infección de esta índole. La quinta enfermedad es la principal causa de anemia grave en los bebés. Puede provocar acumulación de líquido en el cuerpo del feto, y como consecuencia insuficiencia cardíaca y muerte. Si el bebé tiene hidropesía durante el tercer trimestre de gestación, es muy probable que se induzca el parto.
El médico aclarará cualquier duda que tenga la embarazada sobre el parto y las opciones de tratamiento para el bebé. Entre ellas se encuentra la cordocentesis, para verificar el nivel de gravedad de la anemia.
El tratamiento ante la anemia es la trasfusión de sangre. Por lo general, la anemia no resulta ser grave. El médico controlará al bebé, por si aparece algún problema de salud antes del nacimiento.
Prevención del contagio con parvovirus B19
Todas las mujeres embarazadas deben prestar la mayor atención a su estado de salud. Para evitar la quinta enfermedad y otras muchas, se deben adoptar las siguientes medidas preventivas:
- Si trabaja con niños o adolescentes, o tiene niños infectados en casa, debes extremar las medidas higiénicas.
- Elimina los pañuelos desechables usados por los niños infectados en casa.
- No compartas utensilios de uso personal con personas en contacto con infestados por la quinta enfermedad.
Sobre todo, es necesario estar atenta a las señales de alerta. Ante cualquier duda, asiste al médico.
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