La bolsa amniótica es un saco de membranas lleno de líquido que contiene al feto, durante todo el embarazo donde el pequeñito flota. Cuando esta se rompe, en la mayoría de los casos, es señal de que el trabajo de parto ha comenzado o está próximo a empezar.
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El saco de líquido amniótico es también llamado bolsa de aguas, el líquido y la bolsa amniótica, protegen al feto durante toda la gestación, nutriéndolo, manteniéndolo cómodo y a temperatura constante. A la hora de nacer este saco se rompe y el líquido amniótico drena por la vagina, lo que se ha denominado en el argot popular como “romper la fuente” o “hacer aguas”.
Contenido
- 1 Líquido amniótico y su importancia en el embarazo
- 2 La ruptura de la bolsa amniótica y el trabajo de parto
- 3 Las formas de ruptura de la bolsa amniótica
- 4 ¿Cómo puedes estar segura de que se ha producido una rotura de la bolsa amniótica?
- 5 Cuando se rompe la bolsa amniótica…
- 6 Y, ¿qué pasa cuando la bolsa amniótica no se rompe?
Líquido amniótico y su importancia en el embarazo
Tan temprano como desde los primeros 12 días después de la concepción. En esta etapa inicial el líquido amniótico está compuesto fundamentalmente por agua, posteriormente el feto comienza a tragar este líquido y a excretar orina. Alrededor de las 20 semanas de embarazo está constituido por la orina fetal, además de importantes nutrientes, hormonas y anticuerpos.
El líquido amniótico va modificando su volumen durante el embarazo, llegando a su máximo volumen a las 36 semanas. A las 12 semanas su volumen es de 60 mL, a las 16 ya es de 175 mL y entre las 34 y 38 semanas de embarazo oscila entre 400 y 1 200 mL. En las últimas semanas de gestación se produce una disminución del volumen.
El líquido amniótico tiene numerosas funciones, entre ellas: sirve para evitar la presión física sobre el feto, así como evitar la comprensión sobre el cordón umbilical. También ayuda a mantener la temperatura del feto y evitar las infecciones. Ayuda a que se desarrolle el sistema digestivo, los pulmones, los músculos, los huesos y a conformar la disposición anatómica normal de los dedos de manos y pies.
La ruptura de la bolsa amniótica y el trabajo de parto
Generalmente la rotura de la bolsa amniótica se corresponde con la primera etapa del parto. Casi siempre es una expresión de que el feto está listo para nacer. La ruptura de aguas, otro nombre con que se conoce, puede darse también durante el trabajo de parto, cuando ya aparecen las contracciones y el cuello del útero empieza a dilatarse para dar paso al bebé.
La ruptura de fuente antes de comenzar las contracciones se denomina ruptura de membranas antes del parto. Aunque muy popularizada por la televisión, solo un caso de embarazo a término de cada diez comienza con una gran ruptura de la bolsa amniótica, que en realidad es más un goteo que una descarga aparatosa.
Las formas de ruptura de la bolsa amniótica
La forma en que se rompe aguas es diferente en cada embarazada. La ruptura de la bolsa amniótica puede sentirse como un chorro rápido similar a haberse orinado, una fuga lenta pero constante, un goteo que solo humedece el panty o una fuga de líquido que viene en pulsaciones.
Lo más característico es que el líquido amniótico no huela a orina y que sea incoloro, transparente, tener manchas blancas o contener pequeñas cantidades de sangre o moco. Si el color es verdoso es un signo de sufrimiento fetal.
¿Cómo puedes estar segura de que se ha producido una rotura de la bolsa amniótica?
Determinar si realmente se ha producido una ruptura de la bolsa amniótica puede ser complicado, porque puede confundirse con otras manifestaciones que pueden provocar humedad especialmente cuando es un goteo y no una pérdida manifiesta de líquido amniótico.
Los signos y síntomas de la ruptura de la bolsa amniótica pueden ser muy variados porque dependerán de la extensión desde un pequeño orificio a una rotura mayor. Hay tres líquidos que pueden salir por la vagina de la embarazada, la orina, fluidos vaginales y el líquido amniótico.
Cada una tiene características propias las que ayudarán a diferenciarlas. Lo más recomendable es que vacíes la vejiga y después emplees una toalla sanitaria por 30 minutos, no emplees tampón y te será más fácil así reconocer sus propiedades.
Cuando se trata de orina es amarilla y tiene el olor típico. Por lo general la embarazada es capaz de controlar la micción y pueden controlar su eliminación, aunque algunas veces tenga que correr al inodoro, pero cuando se trata de fluidos vaginales y liquido amniótico no se puede controlar. Por su parte el líquido vaginal por lo general es amarillento o blanco y es muy poco probable que empape la ropa interior, solo la humedece.
Si no estás segura si has roto aguas, llama a tu proveedor de atención médica o dirígete a tu centro de parto de inmediato. Tu médico te realizará un examen físico para determinar si estás perdiendo líquido amniótico. Podría también ser necesario efectuar un ultrasonido para evaluar el volumen de líquido amniótico y determinar la conducta a seguir.
Cuando se rompe la bolsa amniótica…
Lo principal es conservar la calma. La ruptura de la bolsa amniótica no implica que el bebé se quedará de inmediato sin líquidos, pues este se está renovando de forma continua a pesar de que la bolsa esté rota.
Lo más común es que después de la rotura de bolsa amniótica a término se presente el trabajo de parto, si es que no ha comenzado ya. En ocasiones no se acompaña de trabajo de parto no ha comenzado a pesar de la embarazada estar entre las 37 y 40 semanas. En estos casos el médico puede emplear varias alternativas para estimular el trabajo de parto.
Después de que rompas bolsa, el riesgo de que tú o tu bebé contraigan una infección aumenta en la misma medida que se demore el inicio del trabajo de parto, la inducción de este o hasta una cesárea acuerdo con la presentación fetal.
Una embarazada que tiene la sospecha de haber roto aguas debe y contactar a su obstetra u otro personal sanitario conque haya concertado previamente que la atenderá durante el parto. Lo más probable es que este le indique que se dirija al hospital o centro de maternidad acordado de antemano.
Ya en la instalación de salud puede analizarse la naturaleza del líquido para corroborar que se trata de una ruptura de la bolsa amniótica, o realizar una ecografía para determinar el volumen de líquido amniótico.
Por lo general, luego de romperse la bolsa amniótica comienzan las contracciones y la dilatación del cuello del útero en las 12 a 24 horas posteriores. Pasado este tiempo y si la gestante no entra por sí misma en labor de parto, el obstetra puede decidir inducirlo utilizando fármacos adecuados para este fin.
Luego de saberse a ciencia cierta y si la embarazada está dentro de las tres semanas anteriores a la fecha de parto, se esperarán unas horas para ver si la gestante entra espontáneamente en trabajo de parto.
Y, ¿qué pasa cuando la bolsa amniótica no se rompe?
Puede darse el caso que la gestante a término entre en labor de parto sin haber roto la fuente. En esta situación, el obstetra procede a romperla de forma manual utilizando un gancho plástico estéril, que se introduce por la vagina y engancha el saco amniótico hasta que este se abra.
Este procedimiento se conoce como amniotomía, y aunque no acelera necesariamente el trabajo de parto, si resulta necesario si el bebé ya se encuentra bajo en la pelvis y cubriendo el cuello uterino.
Es lógico que hacia el final del período de gestación la embarazada comience a preocuparse por la llegada del trabajo de parto y la ruptura de la bolsa amniótica. Pero se debe entender que este proceso es perfectamente natural y llega en el momento adecuado para anunciar que el bebé está en camino.