El eritema infeccioso o quinta enfermedad en niños ha sido llamada de esta forma porque ocupa el 5to lugar de las enfermedades con erupción cutánea más comunes en menores. Tiene mayor incidencia durante el verano y la primavera, aunque esto no excluye su aparición en cualquier otra época del año.
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Es causada por el parvovirus humano B19, y afecta con frecuencia a los niños preescolares y en edad escolar. Esta enfermedad es contagiosa aunque benigna. Hasta el momento no existe ningún tipo de vacuna que inmunice a los pequeños, o sirva de protección para evitar el contagio.
¿Qué es el eritema infeccioso?
El eritema infeccioso es una enfermedad viral leve que afecta a los niños. Es causada por un parvovirus humano B19. Aproximadamente el 75% de los adultos son positivos a los anticuerpos de este virus, lo que evidencia que en algún momento de sus vidas han sido expuestos a él. Luego de la exposición, se adquiere inmunidad de por vida.
Su forma de transmisión es por vía respiratoria, parenteral y de la madre al feto. Por lo general, la enfermedad desaparece al cabo de pocos días y solo requiere tratamiento sintomático. En menores con enfermedades de base, pueden aparecer complicaciones por el contagio con el parvovirus humano B19.
Se le ha llamado también megaloeritema y enfermedad de la bofetada, por el típico enrojecimiento de ambas mejillas del menor, que se asemeja a este tipo de golpe.
El parvovirus B19 ha sido vinculado a otras enfermedades. Entre ellas están la artritis y otras enfermedades de las articulaciones, la hidropesía fetal y crisis anémicas. No obstante, su impacto más frecuente en la salud humana se reduce al eritema infeccioso.
Síntomas del eritema infeccioso
El eritema infeccioso o quinta enfermedad en niños se presenta con síntomas muy variables. Un niño que esté infectado puede presentar síntomas semejantes a un catarro leve o resfriado: fiebre baja, dolor de cabeza, goteo nasal, malestar estomacal, cansancio y malestar general.
A continuación, aparece un salpullido en las mejillas, tórax y extremidades. En algunos casos los niños con eritema infeccioso presentan dolor e inflamación en las articulaciones. De ocurrir, estos síntomas inflamatorios no duran mucho tiempo.
La erupción cutánea se presenta casi al final de la enfermedad y es el síntoma más característico. Aparece en los brazos, las piernas, la cara y en la mitad del cuerpo, normalmente con escozor. Es muy común que se confunda con otras enfermedades eruptivas producidas por virus o con reacciones cutáneas ocasionadas por la reacción a algunos medicamentos.
Esta erupción en la piel de los niños puede aparecer y desaparecer durante tres semanas. Luego se vuelve más visible cuando el niño pasa mucho tiempo al sol o se expone a altas temperaturas.
Algunos niños presentan síntomas muy leves, e incluso pueden no presentar ningún síntoma. Ante la aparición de una erupción acompañada de fiebre o cansancio que se expande a todo el cuerpo, lo recomendable es acudir a consulta. Esto descarta cualquier otra enfermedad con síntomas similares.
De forma general, los niños tienen una recuperación rápida y exenta de complicaciones. Existen ciertos estímulos externos como la luz solar, el calor, el ejercicio y el estrés que pueden reactivar la aparición de la erupción. Pero esto no significa que la enfermedad haya regresado.
La quinta enfermedad tiende a ir desapareciendo por completo en un período comprendido entre una a dos semanas.
¿Cómo se establece el diagnóstico?
El diagnóstico del eritema infeccioso o quinta enfermedad en niños, se establece por sus síntomas característicos. En caso de duda se pueden indicar exámenes de sangre para confirmar la enfermedad. Estos no se consideran necesarios en niños sanos.
Solo bajo sospecha se podría recurrir al estudio de anticuerpos sanguíneos. Un diagnóstico serológico específico es viable sólo por un periodo de tiempo breve: el número de los anticuerpos de la infección aparecen elevados sólo durante dos meses posteriores al contagio.
Tratamiento del eritema infeccioso o quinta enfermedad en niños
El facultativo puede decidir tratar al niño o permitir que la enfermedad siga su curso natural.
En realidad, no existe ningún tratamiento para el eritema infeccioso o la quinta enfermedad en niños. Si el niño tiene mucho dolor, fiebre alta o una erupción pruriginosa articular, el médico puede recomendar algunos fármacos para aliviar los síntomas. El paracetamol infantil puede resultar de gran ayuda.
Si el niño enfermo con eritema infeccioso padece de alguna otra enfermedad de base que pueda representar algún tipo de riesgo de complicaciones, se hace necesaria una consulta adicional al médico.
Entre estas enfermedades de fondo que pueden presentar los pequeños están la anemia de células falciformes o un sistema inmunitario debilitado. La mayoría de los niños infectados requieren de poco o ningún tratamiento. La enfermedad transcurre de una manera bastante leve y el menor suele recuperarse por completo sin complicaciones.
¿Es posible prevenir el contagio con el virus de la quinta enfermedad ?
El eritema infeccioso es una enfermedad contagiosa. Si los niños asisten a guarderías o escuelas es muy usual que puedan contagiarse. Esto ocurre por múltiples vías, al entrar en contacto con secreciones nasales, tos, estornudos, la boca o la garganta, compartir juguetes, lápices, libretas, toallitas y demás artículos personales.
Una vez infectados por el eritema infeccioso se hacen inmunes al mismo. Así que, por lo general, no vuelven a tener esta enfermedad durante el resto de su vida.
Evitar el contagio con el virus del eritema infeccioso suele ser harto difícil, pues se reconoce en el período en que ya no es contagioso. Por ello, no es necesario tomar ninguna medida de aislamiento. En el caso de ocurrir brotes en las escuelas o las guarderías, aislar al niño y mantenerlo en casa no tiene sentido.
No hay ninguna vacuna que sirva de prevención contra el eritema infeccioso. Tampoco forma de prevenir la propagación del virus. El niño puede continuar con su vida normal, incluida la asistencia a clases y el intercambio con sus amigos de juegos.
De cualquier manera, es recomendable educar a los menores en buenos hábitos higiénicos. Estos incluyen lavarse frecuentemente las manos antes de ingerir alimentos o al salir del baño. Estas medidas sencillas pueden evitar el contagio de esta y cualquier otro tipo de infección.