La estenosis pilórica es una enfermedad que afecta a niños pequeños, con edades entre los 15 días y los dos meses de nacido. Dicha afección se produce por la obstrucción del píloro, este se encuentra entre el duodeno y el estómago.En el caso de los bebés prematuros generalmente presentan los primeros síntomas, mucho más tarde que los niños que nacieron a término.
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Si bien aún se considera que la lesión obstructiva del píloro no tiene una causa determinada. Es la enfermedad que con mayor frecuencia requiere intervención quirúrgica antes que el bebé cumpla el año de vida. Remite sin mayores complicaciones y tiene una excelente evolución.
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Factores predisponentes de estenosis pilórica
Esta enfermedad tiene mayor incidencia en niños con antecedentes familiares de estenosis de píloro, en aquellos de raza blanca, en los recién nacidos que tiene un grupo sanguíneo O y B, y en el caso de los primogénitos.
Se estudian las posibilidades de que sirvan como predisponentes de esta enfermedad el tabaquismo durante el embarazo, la leche materna, los estados de ansiedad de la embarazada y las infecciones, entre otros factores de riesgo.
Síntomas y signos de la estenosis pilorica
El síntoma que caracteriza a esta enfermedad son los vómitos ácidos, súbitos y explosivos, luego de ingerir alimentos. Esto se presenta en niños alrededor de las 3 semanas de nacidos, y aunque poco usual tampoco se descarta su aparición a partir de las 24 horas de nacido hasta los 5 meses de edad.
Es probable que la madre piense que el niño está simplemente regurgitando, y esto podría retardar ostensiblemente la visita a consulta médica. Pero lo cierto es que esta afección impide que el niño sea alimentado correctamente, motivo por el que adelgaza, tiene estreñimiento, llora sin lágrimas y siente avidez por tomar leche.
Los síntomas antes mencionados son provocados por la deshidratación progresiva y la desnutrición a la que se ve expuesto el bebé. En cuanto a los vómitos, pueden tener rastros pequeños de sangre por desgarramientos de pequeños vasos capilares en el esófago, que es por lo que los padres acuden con mayor premura al médico. Pero lo que determina el diagnóstico posterior es que, en el vómito del bebé no aparezca bilis.
Diagnóstico de la estenosis pilórica
El pediatra puede sospechar que se encuentra ante un cuadro de estenosis pilórica cuando los padres acuden a consulta con un bebé con los ojos muy despiertos, medio ictérico y con signos de desnutrición, deshidratación y que además presenta vómitos. Con la debida observación clínica y métodos de palpación se puede percibir engrosamiento del píloro.
Luego, para confirmar las sospechas de la enfermedad y tener un diagnóstico definitivo, se indicará un ultrasonido abdominal. Mediante la ecografía se puede medir el tamaño del píloro, y una vez observado los signos de engrosamiento y de aumento se confirmará la presencia de la estenosis. El estrechamiento se presenta como una imagen o signo de doble riel.
Se indicarán entonces exámenes complementarios para medir los niveles de creatinina, densidad urinaria, bilirrubina y la actividad glucoroniltransferasa. En esta etapa preoperatoria, se realizarán estudios completos, que incluyen el tiempo de coagulación sanguínea del pequeño.
Con estas evaluaciones y exámenes complementarios se podrá establecer el diagnóstico de estenosis pilórica con seguridad y de forma inequívoca. Se procederá a determinar el tratamiento y lo más probable es que se recomiende la opción quirúrgica porque se considera la más eficaz.
La estenosis pilórica y su diagnóstico diferencial
El tránsito gastroduodenal con contraste es indicado únicamente si existen dudas o sospechas de otras dolencias, siempre con especial cautela y precaución a los niños bajos de peso o prematuros. En este diagnóstico diferencial, deben descartarse
Otros procesos como los infecciosos, que también pueden producir vómitos.
Se insiste en los riesgos que el diagnóstico diferencial puede traer consigo para los bebés de bajo peso, este puede poner en riesgo la vida del bebé que presente otro tipo de alteraciones, asociadas o no al cuadro clínico por el que se asiste a consulta.
Las alteraciones más frecuentes son: vólvulo intestinal asociado a una rotación anómala, que se presenta con vómitos biliosos y visible deterioro del estado de salud general, invaginación, enterocolitis necrotizante, sepsis neonatal o trastornos metabólicos que se presentan generalmente con todos estos síntomas: vómitos, aletargamiento e hipoglucemia.
También existen trastornos obstructivos congénitos que afectan el tubo digestivo, como es el caso de la atresia intestinal, el páncreas anular y la atresia duodenal.
En cambio, trastornos más frecuentes como el reflujo gastroesofágico, infecciones respiratorias, gastrointestinales y urinarias, igualmente se pueden presentar en estas edades con un cuadro semejante.
Por este motivo, el médico debe ser muy cuidadoso al realizar el diagnóstico y es normal que se recurran a otras exploraciones y exámenes complementarios.
Tratamiento de la estenosis pilórica
El tratamiento de la estenosis pilórica en niños menores de un año es quirúrgico. Consiste en seccionar el píloro en su cara antral. Antes de que el pequeño entre en el quirófano se deben tener determinados sus niveles hidroelectrolíticos, por lo que mantener estos niveles estables puede demorar de 24 a 48 horas. No es considerada una cirugía de urgencias.
Se utiliza entonces la pilorotomía extramucosa, por laparoscopía umbilical o suprambilical, empleando anestesia espinal. Remite positivamente y el paciente puede reiniciar su alimentación como lactante, con leche materna o artificial.
El tratamiento médico con antiespasmódicos ya desde a mediados del año 1960 se había dejado de usar, no obstante actualmente se encuentra siendo reconsiderado. También hay estudios que se inclinan por el uso del tratamiento farmacológico con sulfato de atropina intravenoso, mientras no se eliminen los vómitos, luego de lo cual se administra vía oral a pequeñas dosis cada 4 horas antes de las tomas de leche.
Este proceder ha tenido muy buenos resultados y casi ningún efecto secundario indeseado. Pero, hasta el momento el tratamiento quirúrgico sigue siendo el más recomendado, por la facilidad con que se realiza y la mínima o nula aparición de complicaciones.
Posibles complicaciones de la cirugía
El riesgo de que existan problemas es mínimo, a menos que existan enfermedades preexistentes no tratadas. Por lo tanto, es altamente improbable que aparezca algún tipo de complicación.
Se han reportado casos aislados de recurrencias durante las semanas siguientes a la primera cirugía, que, normalmente, precisan de un nuevo tratamiento quirúrgico. Pero son casos muy aislados y poco frecuentes, ya que este procedimiento es excelente para revertir la condición pilórica, y además tiene muy buen pronóstico su evolución.