Por mucho que nos gustaría estar siempre al cuidado de nuestros hijos, aquellos padres que trabajan deben recurrir a las guarderías para poder mantener la dinámica familiar. Pero, ¿son estos centros de cuidado una mejor o peor opción que el cuidado familiar o con niñera?
El cuidado en guarderías tiene sus defensores pero también sus detractores. ¿Enferman más los niños que acuden a estos centros? ¿Aprenden más rápido que los que se quedan en casa? ¿Se desarrollan mejor socialmente? A estas y otras interrogantes trataremos de responder según la opinión de los expertos en la materia.
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¿Son las guarderías una buena opción? Pregunta complicada…
Poner a tu hijo o no en una guardería no es una decisión colegiada, sino muy personal y depende las circunstancias particulares de cada familia. Es muy difícil estimar el balance correcto de riesgo contra los beneficios de la guardería, así que al final la decisión es solo de los padres y depende de factores como tu situación personal, tus recursos, las posibilidades que ofrece tu entorno y otros numerosos aspectaos.
Los profesionales de la salud y la experiencia de los padres coinciden en que una escolarización temprana aumenta la frecuencia de aparición de algunas enfermedades.
Es cierto que se ha demostrado que los niños que habían asistido a guarderías antes de los dos años y medio tuvieron más infecciones respiratorias y otitis que la mayoría en ese período. Pero también se demostró que esa exposición aumentó la resistencia inmunológica de los pequeños, y después sufrieron de menos enfermedades infecciosas en la etapa entre cinco y ocho años, correspondiente a la educación primaria.
Como regla general, las enfermedades más peligrosas a las que se puede enfrentar tu hijo durante los años de guardería son el sarampión, la varicela, la parotiditis y la rubéola, que se contraen a partir de los tres años de edad. No obstante, a esas edades ya tu niño y sus compañeritos de guardería deben estar inmunizados, gracias al esquema de vacunación actual.
Es muy probable que durante el proceso de inscripción se te solicite un certificado de vacunación.
¿Cuándo está listo tu hijo para ir a la guardería?
Durante el primer semestre de vida, madre e hijo establecen una simbiosis difícil de separar: el bebé depende completamente de ti y tú difícilmente puedas separarte de él. De hecho, el niño no puede diferenciar hasta dónde llega su cuerpo y comienza el tuyo: te necesita por completo.
Ya a partir de los seis meses el bebé comienza a entender que su madre es una persona y él otra, y que cabe la posibilidad de que te separes de él y todo esté bien. Parece algo sencillo, pero supone un paso gigantesco en su desarrollo afectivo e intelectual, con consecuencias tanto positivas como negativas: se despiertan en él las ganas de explorar el mundo, pero aparece el miedo al abandono.
Hasta los ocho meses, el bebé llorará si su madre se aleja por demasiado tiempo u otro adulto entra en su espacio personal. Este comportamiento es denominado “angustia de la separación” y es completamente normal y hasta deseable, pues demuestra que el niño está evolucionando bien desde el punto de vista intelectual. También es normal que te entristezca dejarlo solito, pero es necesario que de a poco se acostumbre a que no puedes estar todo el tiempo a su lado.
Cuando puedas dejarlo con otras personas durante algún tiempo, puedes comenzar a considerar la idea de inscribirle en una guardería. Aunque cada niño tiene sus ritmos y temperamento, se recomienda que comience a asistir a las guarderías entre los 18 y los 24 meses de edad.
Asistiendo a las guarderías
A la vez de los posibles beneficios que puede suponer el exponer el sistema inmune del niño a patógenos en el entorno controlado de las guarderías, existen muchas otras razones por las cuales este tipo de institución no debe ser descartada en el cuidado de tus hijos.
Es innegable que las guarderías proporcionan un espacio adecuado para la socialización de los pequeños, lo cual trae beneficios desde el punto de vista psicosocial. Una escolarización precoz permite que tu hijo tenga mejores oportunidades de adaptación a la enseñanza primaria, además de aportar elementos didácticos que les serán útiles en un futuro a mediano y corto plazo.
Así, en las guarderías los niños aprenden a diferenciar los colores, a reconocer las formas y también sus primeros números. Pero esta instrucción también pueden recibirla en casa con los materiales adecuados, por lo que tampoco es motivo de retraso cognitivo si recibe estos elementos en casa.
En cuanto a la adaptación escolar, no debe malinterpretarse el papel de las guarderías: que tu hijo no asista a ellas no implica que tendrá problemas de socialización. También socializa en el hogar con los integrantes de la familia, solo que con la barrera que representa las diferencias de edades. Esta dificultad se elimina rápidamente durante la adaptación escolar, pero puede modularse desde la guardería.
Beneficios de la asistencia a guarderías
- A diferencia de las niñeras, que pueden retrasarse o enfermar, la guardería te permite ajustar mejor tu horario.
- Además, en ellas tu niño se relaciona con otros pertenecientes a distintas culturas, razas, clases sociales y tradiciones. Todo ello fomenta su aprecio por la diversidad, que puede no encontrar en su entorno familiar.
- En comparación con las niñeras, las educadoras de las guarderías están mucho mejor capacitadas y cualificadas.
- Las guarderías proporcionan una estructura que involucra al pequeño en varios juegos, ejercicios y actividades que estimulan su completo desarrollo.
Desventajas de las guarderías
- La matrícula en las guarderías es costosa y las plazas son limitadas.
- Los horarios de las guarderías son estrictos, por lo que hay que adaptar las horas de trabajo a las de guardería.
- En el caso que tu hijo enferme, es probable que te pidan que no lo lleves a la guardería para proteger a los otros niños.
En conclusión, no es mejor ni peor que nuestros hijos vayan a la guardería. Solo constituye una opción para los padres, condicionada por la situación familiar, por el propio desarrollo físico e intelectual de tu pequeño y la propia valoración de los padres. Tampoco es necesario que vaya todos los días: pueden alternarse días de guardería con días en casa, en especial si el niño es muy hiperactivo y le conviene aprender las reglas de convivencia en grupo.
Si tienes dudas sobre ¿Cuándo tu hijo debe dejar de ir a la guardería o la escuela?