Las vacunas son productos que generan una respuesta inmune contra una enfermedad. Estas pueden administrarse mediante la aplicación, las más de las veces, de inyecciones. También se pueden administrar por vía oral o en forma de aerosoles.
Contenido
- 1 ¿En qué consiste una vacunación?
- 2 Y ¿cómo es que surgieron las vacunas?
- 3 ¿Cómo se aplican las vacunas?
- 4 En este escenario debemos conocer cómo funciona el sistema inmunológico de tu hijo…
- 5 Y en particular ¿cómo funcionan las vacunas?
- 6 ¿Qué beneficios reporta el uso de las vacunas?
- 7 ¿Qué vacunas debes poner a tu niño?
- 8 Muchos padres se preguntan ¿Todavía necesitamos ponerles las vacunas a los niños?
- 9 ¿Existen aún niños que padecen enfermedades para las que existen vacunas?
- 10 ¿Se puede lograr eliminar algunas de estas enfermedades?
- 11 Riesgos y posibles efectos secundarios que puede acarrear el uso de vacunas en los niños
- 12 ¿Pueden las vacunas afectar a tu niño con la enfermedad que se supone deben prevenir?
- 13 ¿Son peligrosos los cuadros de alergias a determinados productos?
- 14 Una preocupación de muchos padres está relacionada con el autismo ¿Causan autismo las vacunas?
- 15 ¿El sistema inmunológico de los niños se verá abrumado por múltiples aplicaciones de vacunas?
- 16 ¿Por qué ciertas vacunas contienen ingredientes como el aluminio y el formaldehído?
- 17 Vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH)
- 18 Y en el futuro ¿Cómo serán las vacunas?
¿En qué consiste una vacunación?
La vacunación consiste, habitualmente, en la inyección de un organismo muerto o debilitado que produce inmunidad en el cuerpo contra ese microrganismo. En otras ocasiones se refiere al uso de productos, como son los alérgenos, que ya abordamos en el tema de las alergias. Todos estos son los que se consideran como vacunas.
En todos los casos nos referimos a sustancias, microorganismos o productos que resultan ajenos a los seres humanos. La respuesta ante esta agresión es la defensa del ser humano, dado por la producción de lo que conocemos como anticuerpos.
Y ¿cómo es que surgieron las vacunas?
El 6 de julio de 1885, Louis Pasteur y sus colegas inyectaron la primera de las 14 dosis diarias de suspensiones de médula espinal de conejo que contenían virus de la rabia inactivados. Se aplicó en un niño de 9 años, que había sido mordido severamente por un perro rabioso 2 días antes. Este fue el comienzo de la era moderna de la inmunización. Este camino había sido presagiado por Edward Jenner casi 100 años antes.
La decisión de Pasteur de tratar al niño siguió 4 años de investigación intensiva. Esta etapa culminó en el desarrollo de una vacuna capaz de proteger conejos y perros. Estos animales eran inoculados con los virus para reproducir la enfermedad de forma experimental.
La decisión de Pasteur fue difícil: “La muerte del niño parecía inevitable, y decidí no sin ansiedad aguda y angustiosa, como se puede imaginar, aplicar a Joseph Meister el método que había encontrado consistentemente exitoso con los perros”. La inmunización fue exitosa: el procedimiento de inmunización contra la rabia de Pasteur se adoptó rápidamente en todo el mundo. En 1890 había centros de tratamiento de la rabia en Budapest, Madrás, Argel, Bandung, Florencia, Sao Paulo, Varsovia, Shanghai, Túnez, Chicago, Nueva York y muchos otros lugares del mundo.
¿Se continúa utilizando este tipo de vacunas?
El “Tratamiento Pasteur” básico, basado en la vacuna del tejido cerebral con la adición de formaldehído, se sigue utilizando en muchos países del mundo donde prevalece la rabia. Este tratamiento todavía implica inmunizaciones dadas diariamente durante 14-21 días, y todavía lleva el mismo riesgo de secuelas neurológicas como en el día de Pasteur.
En los Estados Unidos y otros países desarrollados, las vacunas antirrábicas basadas en el cultivo celular más potentes, seguras pero muy caras, se combinan con globulina hiperinmune para el tratamiento posterior a la exposición. La eficacia de tales sistemas ha sido bien probada y corroborada en la práctica médica.
¿Cómo se aplican las vacunas?
Las vacunas se aplican mediante el procedimiento que conocemos como inmunización. Este consiste en el proceso mediante el cual una persona o animal adquiere protección contra una enfermedad. También existe la posibilidad de adquirir esta respuesta de forma natural.
De hecho, existen determinadas enfermedades que hacen a la persona inmune después de que se recuperan de la enfermedad.
En este escenario debemos conocer cómo funciona el sistema inmunológico de tu hijo…
El sistema inmunológico de tu hijo está diseñado para evitar la entrada de los microorganismos. Estos pueden ser virus y bacterias, que al ingresar al cuerpo del niño generen determinadas enfermedades. De ahí que la defensa consista en la producción de anticuerpos en respuesta a esta agresión, es decir, a la entrada de los microorganismos.
El mecanismo de defensa consiste en la destrucción de los microorganismos. Y para lograrlo resulta imprescindible la participación de estos anticuerpos.
Y en particular ¿cómo funcionan las vacunas?
Las vacunas son hechas utilizando microorganismos (virus, bacterias, entre otros) muertos o debilitados.
Estos virus o bacterias se introducen al cuerpo de tu niño como una vacuna. De esta forma son reconocidas por el sistema inmunológico de tu hijo. Así crea una memoria, como si fuera el aprendizaje de una letra. Y el niño aprende, en este caso, cómo crear anticuerpos para defenderlo contra la infección futura de ese virus o bacteria.
¿Qué beneficios reporta el uso de las vacunas?
Lograr que tu hijo coma bien, se mantenga activo y duerma lo suficiente son aspiraciones lógicas y necesarias para que tu hijo sea saludable. Eso no admite discusión. A esto debes incorporar, en ese esquema de aspectos imprescindibles para garantizar la salud de tu hijo, la aplicación de las vacunas. Estas son parte de un estilo de vida saludable.
Como se logra…
De igual manera que mantienes una disciplina en el horario de alimentación de tu niño, así debes proceder con la aplicación de las vacunas. Y de esta forma mantenerse al día con las vacunas recomendadas para ayudar a protegerlo contra enfermedades graves. Algunas de estas enfermedades son todavía bastante comunes. De no tener a tus niños vacunados con las vacunas recomendadas puede poner a los niños en riesgo de infectarse.
¿Qué vacunas debes poner a tu niño?
El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP)[1] está integrado por pediatras expertos en vacunas. Cada año publica el calendario recomendado de vacunaciones que debe aplicarse a los niños y adolescentes que residen en España.
Y, de hecho, para su confección revisan los últimos resultados de las ciencias médicas acerca del uso de las vacunas y la incorporación de nuevas formulaciones. Para esto tienen en cuenta los cambios en la forma en que se presentan y manifiestan las enfermedades evitables con las vacunas.
En España “las vacunaciones incluidas en el calendario oficial de cada comunidad autónoma son gratuitas. Es decir, el calendario está financiado con fondos públicos que provienen de los impuestos y se ofrece y recomienda a toda la población”.
Sin embargo, aún quedan pendientes algunas decisiones y entre ellas se encuentran las vacunas antimeningocócica B, antirrotavirus en lactantes y tosferina y antimeningocócica tetravalente en adolescentes. De esta manera los niños españoles recibirán un calendario que mejore sus expectativas de salud.
El calendario de vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría pretende la unificación de los esquemas de vacunación en España.
Las vacunas del calendario de la AEP se separan en dos grupos
- Vacunas sistemáticas financiadas, “las que todos los niños en España reciben de forma universal, que incluye las vacunas oficiales ofertadas gratuitamente por cada una de las CC. AA. Se incluyen las siguientes: hepatitis B, difteria, tétanos, tosferina, polio, Haemophilus influenzae tipo b, meningococo C, neumococo, sarampión, rubeola y paperas (parotiditis epidémica), varicela y el virus del papiloma humano (esta solo para niñas). Además de estas, en Cataluña, Ceuta y Melilla vacunan también a todos los niños frente a la hepatitis A”.
- Vacunas sistemáticas no financiadas, que son aquellas que el CAV-AEP considera deseable que todos los niños reciban. Al efecto las autoridades sanitarias españolas, alegando razones de coste-efectividad, no las incluyen por el momento en la financiación pública. Tienen esta calificación las vacunas frente al rotavirus y la del meningococo B en lactantes y la tetravalente antimeningocócica en adolescentes.
Muchos padres se preguntan ¿Todavía necesitamos ponerles las vacunas a los niños?
La respuesta categórica es “Sí”. Si bien los avances en higiene y saneamiento han ayudado a reducir la tasa de muchas enfermedades infecciosas, aún persisten los peligros de que nuestros niños se afecten por algunas de estas enfermedades.
Vale la pena resaltar que el número de niños afectados por estas enfermedades se redujo cuando se introdujeron vacunas específicas. Más aun cuando se aplican masivamente y de esta forma la vacunación puede ayudar a proteger a los otros niños. E incluso, en determinadas circunstancias, a los adultos que conviven con los niños.
¿Existen aún niños que padecen enfermedades para las que existen vacunas?
Aunque poco frecuentes continúan ocurriendo brotes de ciertas enfermedades para las cuales hay vacunas. Y esto se puede explicar cuando disminuye el número de niños vacunados. Esto es lo que se conoce como la disminución de las tasas de vacunación y justifica la aparición de epidemias. Frecuentemente encontramos este tipo de situaciones relacionadas con las condiciones socio-económicas del país. Si no existen los recursos necesarios para emprender las campañas de vacunación pueden crearse las condiciones favorables para el desarrollo de estas terribles epidemias.
Con el fin de ayudar a prevenir la propagación de enfermedades es, más que importante, imprescindible, que los niños que están a su alrededor sean vacunados.
¿Se puede lograr eliminar algunas de estas enfermedades?
Con el tiempo, las campañas de vacunación han contribuido de forma determinante en la eliminación, o casi la eliminación, de algunas enfermedades.
Un magnífico ejemplo es el de la viruela que fue objeto de atención desde tiempos remotos. Y es que la viruela era una enfermedad devastadora. En promedio, el destino de 3 de cada 10 personas que la padecieran era la muerte. Los que sobrevivieron se quedaron generalmente con cicatrices, que a veces eran severas.
Uno de los primeros métodos para controlar la propagación de la viruela fue el uso de la variolación o variolización. Toma este nombre del virus que causa la viruela y consiste en el proceso mediante el cual el material de las pústulas o viruelas se aplicaba en las personas que nunca habían tenido viruela. Esto se hizo rascando el material en el brazo o inhalándolo a través de la nariz. Con los dos tipos de variolación, las personas desarrollaban los síntomas asociados con la viruela, como fiebre y erupción cutánea. Sin embargo, menos personas murieron de variolación comparativamente con las que habían adquirido la viruela de forma natural.
¿Cómo se desarrolló la vacuna contra la viruela?
La base de la vacunación comenzó en 1796. En esa época un médico inglés, llamado Edward Jenner, observó que las mujeres que trabajaban con ganado y que habían contraído viruela vacuna no mostraron ningún síntoma de viruela después de la variolación.
El primer experimento para probar esta teoría involucró a la lechera Sarah Nelmes y James Phipps, el hijo de 9 años del jardinero de Jenner. El doctor Jenner tomó material de una viruela vacuna en la mano de Nelmes y lo inoculó en el brazo de Phipps. Meses más tarde, el niño fue expuesto por Jenner, en varias ocasiones, al virus variólico. Lo dramático consistió en que Phipps nunca desarrolló viruela. Se daba inicio a una nueva era en el control de la viruela para los seres humanos.
En 1801, Jenner publicó su tratado sobre el origen de la vacunación, en el que resumía sus descubrimientos. En este expresaba la esperanza de “la aniquilación de la viruela, el más terrible flagelo de la especie humana”.
La vacunación fue ampliamente aceptada y poco a poco reemplazó la práctica de la variolación. En algún momento de la década de 1800, el virus utilizado para hacer la vacuna contra la viruela cambió de vaca al virus de la vacuna.
Y así surgió el Programa Mundial de Erradicación de la Viruela
En 1959, la Organización Mundial de la Salud (OMS) inició un plan para librar al mundo de la viruela. Desafortunadamente, esta campaña mundial de erradicación sufrió la falta de fondos, personal y compromiso de los países, así como una escasez de donaciones de vacunas. A pesar de sus mejores esfuerzos, la viruela seguía extendiéndose en 1966, causando brotes regulares en varios países de Sudamérica, África y Asia.
El Programa de Erradicación Intensificada comenzó en 1967 con la promesa de renovar los esfuerzos. Esta vez, los laboratorios en muchos países donde la viruela se produjo regularmente (países endémicos) fueron capaces de producir más vacuna liofilizada de alta calidad.
Varios otros factores también desempeñaron un papel importante en el éxito de los esfuerzos intensificados, como el desarrollo de la aguja bifurcada, el establecimiento de un sistema de vigilancia para detectar e investigar casos y las campañas de vacunación masiva, entre otras.
Cuando el Programa de Erradicación Intensificada comenzó en 1967, la viruela ya había sido eliminada en Norteamérica (1952) y Europa (1953), dejando América del Sur, Asia y África (la viruela nunca se había extendido en Australia). El Programa hizo progresos constantes para librar al mundo de esta enfermedad, y en 1971 la viruela fue erradicada de América del Sur, seguida por Asia (1975) y finalmente África (1977).
Riesgos y posibles efectos secundarios que puede acarrear el uso de vacunas en los niños
Los efectos secundarios varían para cada vacuna. Cada vacuna tiene sus propios riesgos.
Entre los efectos secundarios que aparecen comúnmente para muchas de las vacunas encontramos:
- Dolor, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección
- Fiebre
- Dolor de cabeza
- Náusea
- Dolores musculares
- Cansancio
Entre los efectos secundarios que aparecen algunos pueden ser catalogados como graves. Dentro de estas afloran reacciones alérgicas que requieren atención médica inmediata
¿Pueden las vacunas afectar a tu niño con la enfermedad que se supone deben prevenir?
Depende. Algunas vacunas contienen bacterias o virus vivos, que en algunos casos pueden dar lugar a enfermedades.
En contraste, resulta casi imposible que alguien se infecte con la enfermedad como resultado de la vacunación. Este es el caso si hablamos de las vacunas que no contienen bacterias o virus vivos.
¿Son peligrosos los cuadros de alergias a determinados productos?
Si tu hijo presenta cualquier tipo de alergia debes informárselo al médico antes de vacunarlo. Y esto es válido para todas las alergias. Sobre todo, se debe tener en cuenta si estas reacciones de alergia son a determinados alimentos, como pueden ser los huevos, gelatina y levadura. También debe considerarse el látex, incluyendo aquellos que se utilizan en jeringas o viales de vacuna.
También deberías informar al médico si tu hijo ha tenido una reacción alérgica a una vacuna anterior.
Una preocupación de muchos padres está relacionada con el autismo ¿Causan autismo las vacunas?
Algunas condiciones y efectos secundarios se han atribuido erróneamente a la vacunación, como el desarrollo de trastornos autistas. Una investigación considerable y una amplia revisión de los datos disponibles han demostrado que no hay evidencia médica de un vínculo entre las vacunas y el autismo.
¿El sistema inmunológico de los niños se verá abrumado por múltiples aplicaciones de vacunas?
No hay evidencia que sugiera que las vacunas infantiles recomendadas puedan abrumar al sistema inmunológico.
Mientras que los niños reciben hoy más disparos que las generaciones anteriores, el sistema inmunológico del niño puede manejar la respuesta a múltiples vacunas.
¿Por qué ciertas vacunas contienen ingredientes como el aluminio y el formaldehído?
Algunos de estos componentes están relacionados con mantener la esterilidad de la vacuna, es decir, evitar la contaminación. El formaldehido se utiliza frecuentemente para este propósito.
También se utilizan algunos para aumentar la respuesta inmune, y por lo tanto su efectividad. En este caso se encuentra el aluminio.
Vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH)
Nuevos resultados de investigaciones apoyan la reciente recomendación del Centro Médico de la Universidad de Boston[2] de dos dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). De esta forma se logra la protección contra las verrugas genitales en preadolescentes y adolescentes. Eso está de acuerdo con las nuevas recomendaciones del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos.
La Organización Mundial de la Salud y los CDC de los Estados Unidos de América basaron el nuevo programa de dos dosis principalmente en resultados de “inmunogenicidad”. Se entiende por inmunogenicidad la capacidad de la vacuna para inducir una respuesta inmune.
La vacuna contra el VPH se recomienda actualmente para todos los niños y niñas entre las edades de 9 y 14. El VPH es un virus de transmisión sexual que también puede conducir a cáncer cervical, vaginal y anal.
Más allá de la conclusión de que dos dosis eran tan protectoras como tres, el estudio encontró que ambos regímenes de dosis ofrecen mucho más protección contra las verrugas genitales que una sola dosis o ninguna vacuna en absoluto.
Y en el futuro ¿Cómo serán las vacunas?
Ahora comienza otra era en el desarrollo de vacunas. Esta nueva etapa se encuentra basada en la aplicación práctica de la tecnología del ácido desoxirribonucleico recombinante (DNA).
Otras nuevas manipulaciones genéticas de la rabia, así como la de otros virus y microorganismos. Estas nuevas tecnologías prometen vacunas aún más potentes y más seguras. También brindan costos más bajos, estabilidad mejorada y entrega más fácil para todas las personas en riesgo.
De esta forma se controlarán, mediante el uso de las vacunas, muchas de las enfermedades que hoy aquejan a los niños.
[1] Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.
Calendario de Vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría. Razones y bases de las recomendaciones 2017. [Internet]. Madrid: AEP; 2017 [consultado el 20/Mayo/2017].
[2] Centro Médico de la Universidad de Boston, comunicado de prensa, 15 de mayo de 2017