La hiperactividad es una manifestación de los niños, que hace que no estén tranquilos y constantemente estén en movimiento y hablando. En ocasiones este comportamiento está asociado a que no durmió bien, o se siente mal. También podría ser expresión de algunas alteraciones en la conducta, pero siempre hay que buscar detrás de esta manifestación el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Según los datos de la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH) se estima que esta enfermedad afecta entre el 2 y el 5% de los niños. Se considera que el TDAH es el trastorno de mayor importancia dentro de la psiquiatría infantil, ocupando el 50% de la población atendida en estas consultas.
Contenido
- 1 Qué es el trastorno de déficit de atención con hiperactividad
- 2 ¿Cuándo sospechamos la presencia de un TDAH?
- 3 Niños con TDAH, actividad, actividad y más actividad…
- 4 La hiperactividad de tu hijo puede ser una enfermedad y no un síntoma de mala educación
- 5 ¿El TDAH desaparece o se mantiene en la vida adulta?
- 6 ¿Cómo se diagnóstica el déficit de atención con hiperactividad?
- 7 ¿Por qué se produce el TDAH?
- 8 ¿Cuáles pudieran ser los orígenes del TDAH?
- 9 ¿Se puede asociar el TDAH con otros trastornos?
- 10 ¿Qué debo hacer si noto que mi niño tiene síntomas de TDAH?
- 11 Posibles consecuencias del retraso en el diagnóstico de TDAH
Qué es el trastorno de déficit de atención con hiperactividad
El TDAH es un trastorno del comportamiento, caracterizado por distractibilidad, hiperactividad e impulsividad. Es uno de las afecciones del desarrollo neurológico más frecuente.
Los afectados tienen una marcada incapacidad para prestar atención durante periodos prolongados de tiempo, aunque, puede también manifestarse por hiperactividad y la impulsividad. Quienes la padecen suelen ser muy activos y no se detienen a pensar en las consecuencias de sus actos.
Aunque puede haber indicios de su presencia desde etapas tempranas de la vida del niño, es más evidente a partir de los 7 años. En ocasiones no es diagnosticada hasta la vida adulta.
Una vez diagnosticada en etapas tempranas se considera que continuará en la etapa de la adolescencia hasta en el 80% de los casos, y en la edad adulta será entre un 30-65%.
En Espanna se considera que los varones son más propensos que las niñas a sufrir TDAH, en una proporción de 4 a 1. En los Estados Unidos de América, cerca de 1 en 5 niños en la educación media padecen de TDAH, mientras que en las hembras, la proporción es de 1 en 11.
¿Cuándo sospechamos la presencia de un TDAH?
Generalmente es la falta de atención la característica que determina con mayor frecuencia la asistencia a la consulta especializada. Cuando se trata de niños en edad escolar, se relaciona con un bajo rendimiento escolar. Es en esta etapa escolar donde se comienza a detectar al posible TDAH.
Pero si observas detenidamente a tu hijo desde edades muy tempranas, la hiperactividad, puede estar presente desde sus etapas más tempranas de vida. Son, de hecho, niños que no logran quedarse quietos en el lugar y pasan casi sin pausa de una actividad a otra.
Esto ocurre de manera muy marcada cuando se trata de situaciones que demandan del niño una atención a la hora de realizar algún tipo de tarea que carece de atractivo.
El TDAH suele estar presente desde edades muy tempranas, pero en la mayoría de las ocasiones no es diagnosticado hasta que el niño inicia la etapa escolar. Es entonces cuando los síntomas causan un verdadero trastorno. Estos pacientes prácticamente son incapaces de regirse por la disciplina mucho más firme de la escuela en comparación con la de la casa. Su comportamiento es considerado inadecuado o problemático.
Niños con TDAH, actividad, actividad y más actividad…
Los niños con TDAH tienen más problemas para desarrollar sus actividades cotidianas, que aquellos que no presentan este tipo de trastorno. Incluso muchas veces se habla simplemente de “mala conducta” o indisciplina pues para ellos resulta objetivamente imposible permanecer sentados por largos periodos de tiempo.
El niño con TDAH es un niño que corre, salta, escala, brinca y que en general es incapaz de mantenerse estático. Esto llega a ocurrir inclusive en la adolescencia o la adultez. La característica más común es la inquietud que se manifiesta de las maneras más diversas.
Los niños que padecen de TDAH tienen dificultades para realizar juegos rutinarios o disfrutar tranquilamente de las actividades de recreación pues necesitan todo el tiempo desarrollar actividad física intensa.
La hiperactividad de tu hijo puede ser una enfermedad y no un síntoma de mala educación
Por todo ello, uno de los calificativos que recibe usualmente el paciente con TDAH, es de ser impulsivo, pues como ya hemos dicho su necesidad de acción es muy fuerte. No calculan el alcance de sus acciones de sus actos y se desesperan ante cualquier actividad que requiera alguna dosis de paciencia.
Todo esto trae como consecuencia que un niño con TDAH se puede ver envuelto constantemente en situaciones como estas:
- ser incapaz de esperar en una fila
- responder sin haber escuchado completamente la pregunta
- no poder esperar su turno
- entrometerse en conversaciones o actividades en las que no se les ha dado expresa participación.
En resumen, podemos sospechar que nuestro hijo tiene TDAH cuando observamos que no presta la debida atención a los detalles, ya sea por descuido o por absoluta falta de interés. Lo anterior lo lleva a cometer errores en las tareas de la escuela y en las actividades de la vida cotidiana.
También, tienen problemas para concentrarse en las tareas y en los juegos que requieren de atención, parece que no escuchan cuando se le habla directamente, no siguen instrucciones, no terminan las tareas que se les asignan, y son incapaces de responsabilizarse con tareas que resulten monótonas.
Si tu hijo tiene TDAH le costará trabajo organizar actividades, también evitará, o se negará a hacer cosas que requieran mucho esfuerzo mental por mucho tiempo. No encuentran las cosas que necesitan para hacer ciertas tareas o actividades. Todo lo anterior conlleva que se distraigan con frecuencia y tiendan a ser olvidadizos en la vida diaria.
¿El TDAH desaparece o se mantiene en la vida adulta?
Como expresamos anteriormente esta afección se diagnostica fundamentalmente en niños, pero esto no excluye que se haga un diagnóstico tardío en la etapa de adolescencia o la adultez.
De hecho, se reporta que casi en las ¾ partes de los casos, los síntomas persistirán en su vida adulta, aunque podría ser que la hiperactividad ya no sea su síntoma más evidente. Esto no debe de asociarse a una remisión de la enfermedad.
Lo anterior está determinado porque los niños durante el aprendizaje que lleva aparejada la socialización adquieren el poder de desarrollar una conducta más normal y a ser capaz de controlar más sus expresiones.
En la edad adulta el TDAH se presenta bajo nuevas formas, cuando es posible observar un marcado deterioro en las funciones ejecutivas, algo que si puede llegar a afectar el desempeño social del paciente.
¿Cómo se diagnóstica el déficit de atención con hiperactividad?
Desde el punto de vista clínico, los rasgos principales del TDAH radican en la dificultad para sostener la concentración, sobre todo en circunstancias que ofrecen baja estimulación y en la falta de inhibición o control cognitivo sobre los impulsos, frecuentemente asociadas con inquietud motora o hiperactividad.
Estos dos conjuntos de signos pueden aparecer por separado o combinados, lo que ha dado lugar a que se identifiquen tres subtipos de TDAH:
- Con predominio de déficit de atención
- Con predominio de conducta impulsiva e hiperactividad.
- Tipo combinado, donde los dos trastornos anteriores se dan a la vez
El subtipo más común es aquel que combina los trastornos de la atención con hiperactividad e impulsividad (60 %), es decir, en el están presente tanto la falta de atención como la necesidad de movimiento corporal.
Las pruebas psicométricas para evaluar cociente intelectual, no miden de ningún modo la presencia de TDAH, aunque han de ser tenidas en cuenta. Lo anterior es debido a que las mismas exigen un mantenimiento sostenido de la atención que en muchos casos no se logra en niños con TDAH. La incidencia de estas conductas sobre las mediciones obtenidas no es necesariamente determinante, pero imponen márgenes de error más amplios para estos niños.
En contraposición existen evidencias de que uno de las principales dificultades para la detección temprana de esta afección es como consecuencia de que son niños dotados con una inteligencia superior a la media. Gracias a esta característica logran compensar los síntomas del trastorno, superando airosos la etapa escolar. Sin embargo, en estos casos el TDAH a menudo se vuelve apreciable al final de la adolescencia, en la medida en que aumenta la complejidad de las interacciones con el medio.
¿Se puede confundir el diagnóstico de TDAH con otros trastornos?
Por lo general se tiende a confundir al TDAH con un trastorno del aprendizaje, situación errónea, pues, aunque en una gran parte de los niños que padecen TDAH ambas situaciones pueden cursar simultáneamente, esto no siempre ocurre así.
En realidad, un niño con TDAH puede tener una capacidad e inteligencia superior, razón por la cual puede tener un buen rendimiento escolar aun padeciendo de TDAH. Por tanto, el bajo rendimiento escolar no es una condición necesaria, ni suficiente para establecer el diagnóstico.
Hay que destacar respecto a los síntomas de hiperactividad motora, que estos pueden o no estar presentes, pero en caso de estarlo, son fácilmente detectables por el entorno del niño y favorecen la exploración clínica del problema.
¿Por qué se produce el TDAH?
Se han observado cambios significativos en el lóbulo frontal de los pacientes con TDAH, una parte del cerebro que interviene en el control de la conducta y en la solución de problemas, así como en la capacidad para mantener la atención.
Dada la relación entre este órgano y los déficits que tienen los pacientes con TDAH, estos cambios podrían explicar las dificultades que tienen estos enfermos para controlar su conducta.
La otra región del cerebro que se relaciona con esta enfermedad son los ganglios basales, agrupaciones de neuronas que se encuentran en la profundidad del cerebro y que trabajan de manera coordinada con el lóbulo frontal.
Algunos estudios neuroquímicos y neuroanatómicos sugieren que el cerebro de los individuos afectados presenta una actividad atípica. En estudios realizados utilizando resonancia magnética se ha observado que, en los sujetos sin TDAH, se activan zonas diferentes de la corteza cerebral.
La aparición de esta enfermedad se vincula a una producción insuficiente de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina. Estas sustancias químicas tienen como objetivo la correcta comunicación entre las neuronas. Para que esto se lleve a cabo, debe existir una cantidad adecuada de dopamina y noradrenalina.
En los niños con TDAH la producción de estos dos neurotransmisores es irregular generando problemas en los circuitos reguladores de varias zonas del cerebro, pero el origen de estos cambios se desconoce.
Nuevos estudios sobre las causas
Estudios publicados en el 2017 establecen diferencias apreciables entre las características del cerebro de personas afectadas con TDAH y los que no la padecen. Este estudio internacional (el mayor de su tipo) incluyó a más de 1,700 personas con TDAH y más de 1,500 sin el trastorno con edades entre los 4 y 63 años de edad.
Los hallazgos identificaron una lentitud en el crecimiento neuronal en las personas con TDAH, en comparación con las que no la padecen. El volumen total del cerebro es menor, así como el tamaño de la amígdala y el hipocampo son inferiores, esta última es la región del cerebro que regula las emociones. Los ganglios basales también se modifican.
Nuevamente se ratifica el criterio que esta es una afección basada en el cerebro, aunque puede ser agravada o modificada por numerosos factores. Los expertos consideran que el estudio es una importante contribución al conocimiento de esta afección.
Otros estudios actuales relacionan el papel de la nutrición y de la lactancia materna en las manifestaciones del TDAH.
¿Cuáles pudieran ser los orígenes del TDAH?
A pesar de los múltiples estudios que se han llevado a cabo para determinar las causas del TDAH, no se conocen exactamente las causas que lo motiva. Un estudio que tuvo en cuenta más de 20 trabajos genéticos concluyó que la herencia tiene un papel muy importante, pero no único. Se estima que cuando los niños proceden de madres o padres que han sufrido de TDAH, tienen un 75% de probabilidades de padecer este trastorno.
El TDAH es una enfermedad muy compleja y que tiene numerosas relaciones con otros factores no genéticos. Entre los mismos se destacan:
- Exposición a pesticidas a edades tempranas
- Parto prematuro
- Bajo peso al nacer
- Lesiones cerebrales
- Estrés maternal
- Fumar durante el embarazo
- Consumo excesivo de alcohol
Hay otra serie de factores, aunque no son considerados como causales, pueden agravar las manifestaciones de la afección. Entre los mismos:
- Consumir azúcar en exceso
- Estar demasiado tiempo viendo televisión
- Conflictos familiar
- Violencia familiar
- Exclusión social
- Haber vivido situaciones traumáticas
Las investigaciones continúan, y seguirán revelando nuevos secretos sobre esta afección cada día más frecuente en la vida de muchos niños y familias del mundo entero.
¿Se puede asociar el TDAH con otros trastornos?
Es muy frecuente (más del 66%) encontrar que los niños que padecen TDAH, tengan al menos otros desórdenes. Esos trastornos incluyen:
- Más del 50% se asocia con trastorno oposicional desafiante.
- Trastorno de conducta están presentes entre un 30 a un 50%.
- Los desórdenes afectivos están presente en el 20 y el 30% de casos.
- El 25% presenta trastornos de ansiedad.
- Las depresiones se presentan entre un 20 y un 30% de los casos.
- Los tics nerviosos pueden evidenciarse en un 18% de los niños.
- Dificultades para el aprendizaje, se estima que más de un 20% presentan problemas en lectura, escritura y matemáticas.
- Los desórdenes de la personalidad se evidencian entre un 18 y un 25%.
A la hora de realizar un buen diagnóstico es fundamental distinguir entre aquellos trastornos que se parecen al TDAH, pero que no lo son, y los que surgen como consecuencia, o asociados a esta afección.
¿Qué debo hacer si noto que mi niño tiene síntomas de TDAH?
Lo primero que debes hacer es acudir a una consulta especializada en atención infantil, allí le harán las pruebas y las evaluaciones requeridas para llegar al diagnóstico adecuado e indicarte la conducta a seguir.
Un estudio publicado a principios de este año por el CDC en los Estados Unidos de América, revela que entre 2012–2013, se estimaron que asistieron a consulta con un diagnóstico primario de TDAH más de 6 millones de niños entre 4–17 años. El 48% fue atendido en consultas de pediatría, un 36% por psiquiatría y un 12% en consultas de medicina general o de médicos de la familia.
Hasta ahora no hay cura para el TDAH, no obstante, se pueden disminuir los síntomas y convivir con el sin que este afecte la funcionalidad del paciente. Lo anterior es posible si se indica el tratamiento idóneo para cada caso particular. El mismo se debe adecuar a las necesidades específicas de cada niño y su familia.
Frecuentemente, los niños con TDAH requieren una combinación de métodos/tácticas. Esta forma de tratar el TDAH se llama “multimodal” e incluye:
- Instruir a los padres y a los niños sobre el diagnóstico y el tratamiento
- Adopción de técnicas específicas de autocontrol del comportamiento
- Psicoestimulantes
- Programas académicos y de apoyo apropiados a cada caso
Medicamentos más empleados para tratar el TDAH
Los fármacos utilizados en este trastorno no controlan el comportamiento, sin embargo, su uso permite incrementar la duración de la atención, así como mejorar la habilidad para permanecer atentos. Los medicamentos son igualmente capaces de reducir la conducta impulsiva y hay que destacar que, paradójicamente, son los psicoestimulantes los que más se usan para el TDAH, pues estos tienen un efecto contrario al que pudiéramos suponer, ya que permiten que el paciente logre una mayor atención.
El medicamento cuyo uso está más extendido es el Metilfenidato o MFD. En el reporte del CDC anteriormente citado, se encontró que este medicamento y la anfetamina/dextroanfetamina fue empleada en el 80% de los casos que asistieron a las consultas especializadas.
Cabe destacar que también está aceptado y es incluso deseable que junto con la medicación se siga un tratamiento psicológico para resolver los problemas conductuales asociados al TDAH.
Debe existir una complementariedad entre terapias conductuales y el apoyo psicofarmacológico, pues estos últimos pueden ayudar a focalizar la atención del paciente. Por tanto, hasta el día de hoy, el mejor tratamiento para el TDAH es la educación y el apoyo que se le brinde al paciente.
Posibles consecuencias del retraso en el diagnóstico de TDAH
Algunos de los problemas que se pueden presentar si el TDAH no se trata son: el fracaso escolar, depresión, problemas en las relaciones sociales, problemas de conducta, baja autoestima y abuso de alcohol o drogas.
Según los datos de la FEAADAH los niños que padecen de hiperactividad, tienen 4 veces más probabilidades de sufrir lesiones graves y accidentes.
Se considera que la personalidad antisocial o la conducta delictiva se manifiesta entre un 25-40% de los adolescentes y adultos que de niños tenían TDAH. En la etapa de la adolescencia entre el 10 y el 25% evidencian abuso de estupefacientes. Son a su vez más propensos a padecer enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y accidentes en coche.
Quienes han tenido que convivir con el TDAH sin que este haya sido diagnosticado y tratado desde la infancia pueden llegar a tener dificultades en ciertos desempeños laborales, precisamente aquellos donde la concentración resulta un factor clave pero las personas con TDAH.
El diagnóstico y el tratamiento adecuado para cada caso, es la clave para lograr que los niños afectados por hiperactividad, puedan tener una mejor calidad de vida y un mejor futuro.