A pesar de que las hernias se asocian a la edad adulta —siendo las más conocidas las de abdomen, de columna y la cerebral— la hernia inguinal en niños es bastante común, desarrollándose en cinco de cada cien bebés.
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En la mayoría de los casos, esta incluso es congénita o sea desde el propio nacimiento se manifiesta y es mucho más común en los varones. La hernia inguinal se percibe como un bulto pequeño en el área de la ingle, entre la parte superior de la pierna y el abdomen. Comentaremos sobre los aspectos fundamentales de esta afección y lo que debes hacer ante su sospecha.
¿Qué es una hernia?
Desde el punto de vista médico, una hernia es el desplazamiento (protrusión) de un órgano o tejido de la cavidad corporal en la que normalmente se aloja. Estas pueden ser congénitas, adquiridas o causadas por traumatismos. Las adquiridas pueden estar asociadas a obesidad, estreñimiento o sobresfuerzo.
La hernia inguinal se produce porque sale parte del contenido de la cavidad abdominal en un punto débil del conducto inguinal, relacionado al descenso de los testículos durante al desarrollo fetal, aunque las niñas también tienen ese canal. Este contenido de la cavidad abdominal puede ser una parte de la membrana peritoneal o una porción del intestino. La hernia inguinal puede estar también formada por grasa o tejido conectivo.
Aunque su resolución es siempre quirúrgica, este procedimiento se considera como una intervención muy común en la práctica médica y su pronóstico es muy favorable.
Hernia inguinal en niños
La hernia inguinal se detecta por la aparición de un bulto en el área de la ingle cuando el bebé llora, está de pie o tose. Este puede desaparecer cuando está relajado o durmiendo.
Entre el 3 al 5 % de los bebés nacidos a término desarrollan una hernia inguinal congénita, siendo esta prevalencia del 30% en los bebés prematuros. Casi todos los casos se detectan a los pocos días o semanas del nacimiento. En niños más grandes, el 99% de los casos que se reportan se debieron a que la hernia era muy pequeña, nunca se llegaron a manifestar síntomas o porque no se examinó el área de la ingle.
Como el conducto inguinal está relacionado al descenso de los testículos, suele ser más frecuente en niños, aunque puede aparecer también en bebés del sexo femenino. En las niñas puede extenderse a los labios mayores o externos, que rodean la vagina. En los varones puede llegar al escroto, y por causas que se desconocen es más frecuente en el lado derecho.
Su tamaño es variable y a menos que sean muy grandes no causan síntomas perceptibles ni complicaciones. Entre estas últimas se encuentran la incarceración y el estrangulamiento, que requieren ser corregidas con una intervención quirúrgica de urgencia por poner en riesgo la vida del menor.
Como factores de riesgo de la aparición de la hernia inguinal en niños, están:
- Antecedentes familiares de hernias inguinales
- Bebés a los que aún no les han descendido los testículos al nacer
- Fibrosis quística
- Nacimiento prematuro
Diagnóstico de la hernia inguinal
El examen clínico es suficiente para que el pediatra dictamine que el niño tiene una hernia inguinal, por palpación de la protuberancia y observando cómo desaparece cuando el menor se relaja.
En algunos casos, ante la sospecha de un tumor o un hidrocele, el facultativo puede ordenar una ecografía para confirmar el diagnóstico, pero por lo general no es necesario si los signos de hernia inguinal son claros.
Tratamiento regular de una hernia inguinal en niños
Cuando la hernia no presenta aún complicaciones, pero se diagnostica por pediatría, se programará para corregirse quirúrgicamente y así evitar problemas futuros.
Esta intervención se realiza por cirugía abierta o laparoscopía (intervención de mínimo acceso), en dependencia de la condición del paciente. Es realizada por un cirujano o urólogo pediátrico, con anestesia general o local. En esta operación se colocan los tejidos en su lugar y se cierra el canal inguinal para evitar que la hernia vuelva a formarse.
Mientras se realiza esta hernioplastia, con frecuencia el cirujano explora el lado contrario, aunque la hernia solo sea palpable unilateralmente. Esto se realiza para descartar la posibilidad de una hernia bilateral, aunque no se hayan presentado síntomas. Esta exploración no requiere una nueva incisión, sino que se realiza en forma endoscópica.
En total, la hernioplastia inguinal es un procedimiento que se completa en poco menos de una hora y se considera una cirugía ambulatoria, salvo que exista otra complicación que deba ser observada o cuando el bebé es prematuro o el niño requiere de cuidados especiales.
Si todo transcurre sin problemas, el niño puede volver a casa en el mismo día tras unas horas en observación, con un período de convalecencia de 48 horas. Luego puede retomar su vida normal, cuidando que no realice esfuerzos físicos en las dos semanas posteriores a la operación.
Tras esta cirugía y siempre siguiendo los consejos del médico, se puede alimentar al niño de forma normal. En caso de que desarrolle fiebre, inflamación abdominal, enrojecimiento del área operada, dolor o sangrado, es aconsejable llevarle otra vez a consulta para verificar que todo esté bien.
Luego de operada, la hernia inguinal desaparece y el niño puede realizar una vida completamente normal.
Complicaciones de la hernia inguinal en niños
Las hernias inguinales tienen dos complicaciones fundamentales, ambas con solución quirúrgica.
Incarceración: una parte del intestino delgado o la grasa abdominal se atora en la ingle o el escroto, sin poder regresar al abdomen tras una manipulación médica externa.
Estrangulación: una sección del intestino delgado está incarcerado y sin flujo sanguíneo, lo que provoca la muerte o necrosis del tejido y puede conducir a una perforación intestinal.
Ambas complicaciones se acompañan de los siguientes síntomas:
- Dolor
- Fiebre
- Incapacidad para defecar
- Inflamación abdominal
- Irritabilidad
- Náuseas
- Obstrucción intestinal
- Vómitos
Si esta hernia inguinal en niños no se soluciona con urgencia puede poner en riesgo la vida del menor, por lo que es de vital importancia acudir a un servicio de urgencias para realizar una cirugía de emergencia.
Ante la duda siempre la mejor alternativa es no ignorar ninguna manifestacion, si notas signos de dolor o malestar acompañados a una protuberancia en la zona inguinal de un bebé o niño debes de acudir a su pediatra. Siempre es preferible precaver que lamentar, por lo que la madre o cuidadores deben pedir una opinión médica en cuanto sospechen que su hijo puede tener una hernia inguinal.
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