Entre los productos para bebé uno de los más cuestionados son los andadores, caminadores o tacatá como algunos también lo llaman. Y es que ellos encierran una paradoja porque por una parte pueden entretener al bebé pero por otra hay un reclamo mayoritario de los pediatras y las asociaciones de profesionales de recomendar que no sea empleado. Estos criterios se sustentan en dos razones fundamentales: el incremento de los accidentes mediante su uso y no favorecer el desarrollo de las habilidades motrices de los pequeños.
Esta información te será de gran interés: Accidentes, ni tan inevitables, ni tan accidentales
A primera vista las caminadoras son, esencialmente una armazón con ruedas con asiento en el que el bebé queda asegurado y con los pies tocando el suelo, no tiene nada de malo. Nos queda la tranquilidad que en él nuestro hijo está más protegido de las caídas que si intentase desplazarse por su propia cuenta. Pero, ¿es eso realmente cierto, sí o no?, pasaremos a revisar las respuestas a estas opiniones contradictorias.
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Desarrollo de la marcha en el bebé
El desarrollo de la marcha es una de las capacidades evolutivas de mayor importancia en las primeras etapas de la vida. No solo es la propia habilidad para su desplazamiento es que está asociada a su desempeño porque le permite ampliar su horizonte y lo va preparando para una mayor independencia.
Una frase muy apropiada para describir el desarrollo de la locomoción en el bebé es: cada cosa a su tiempo. Y es que el pequeñín desarrolla sus habilidades para la marcha de la siguiente manera:
- Primero comienza su desplazamiento arrastrándose o reptando como algunos lo denominan.
- Posteriormente inicia el gateo, un proceso básico en el desarrollo psicomotor del bebé. Cuando el bebé alterna la pierna izquierda con la derecha y el brazo derecho con el izquierdo, está fomentando el desarrollo integrado y coordinado de su cerebro.
- Una vez que tiene tonificados los músculos, comienza a incorporarse apoyado en lo que encuentra en su entorno en muebles si está en el piso o en su corralito.
- Cuando se encuentre maduro para estar de pie y mantener la columna recta inicia sus primeros pasos mirándose los pies, esto también le permite el enfoque de los ojos en la corta distancia.
- Durante esta etapa alcanza y manipula objetos a su alcance para experimentar y reconocer el entorno que lo rodean.
- Desarrolla sus habilidades táctiles, olfativas y visuales.
- Utiliza sus brazos para conseguir el equilibrio tan necesario para caminar y desplazarse.
- Aprende a caminar por sí solo, siendo capaz de explorar y reconocer su entorno.
Lo mayoría de los bebés desde los 7 a 10 meses hacen el esfuerzo por permanecer parados, llegando incluso a hacer fuerza para ponerse de pie si se les sostienen por las axilas. Lo intentan, sí, pero eso no quiere decir que ya estén capacitados para hacer movimientos en posición vertical. Sencillamente son demasiado pequeños y no han aprendido a controlar la posición de su centro de gravedad. Alrededor de los 12 a 14 meses comienzan a andar: unos más temprano, otros se demoran un poquitín más.
Respetar cada una de estas fases en el desarrollo de los niños le permite desarrollar una buena musculatura, aprender a equilibrarse y ser más curiosos para explorar su entorno.
¿Qué sucede cuando los niños emplean andadores?
Los procesos antes descritos no pueden ser efectuados de forma armónica y paulatina, porque no permite ejercitar los músculos de las piernas, ni de las caderas, no puede ver sus pies, no puede alcanzar los objetos del piso.
Los andadores ni ayudan, ni enseñan a caminar…
Cuando se emplean andadores se fuerza al pequeño a desplazarse en posición semisentado mediante el impulso de sus pies y por tanto su desarrollo no es simétrico. De esta manera no aprende a utilizar los músculos adecuadamente por lo que retrasan la adquisición de una motricidad adecuada.
Ha sido demostrado científicamente que más que desarrollar la locomoción los niños acostumbrados a usar los andadores tienen más problemas para andar normalmente y desarrollar otras habilidades motoras.
Esto se debe en gran medida a que con el uso del andador los bebés aprenden a caminar utilizando algunos músculos relacionados a la marcha, pero no fortaleciendo aquellos que les permite mantener la posición bípeda. De igual forma, tampoco se les desarrolla el sistema vestibular con suficiente rapidez, pues no tienen que emplearse a fondo para mantener el equilibrio.
Aunque parezca contraproducente, el tiempo que el niño está en el andador es tiempo en que no está en el suelo. Saltarse la fase de reptar, gatear, girarse y muchos más que permiten el desarrollo paulatino del sistema motor de forma equilibrada y armoniosa redunda en contra del desarrollo del infante.
Al estar erguidos de forma artificial en el andador, el bebé pierde la oportunidad de ejercitar posturas que despiertan la conciencia de su propio cuerpo. Un niño que no aprende a gatear bien es más propenso a hacerse daño si se cae, pues no tiene las herramientas necesarias para detener su caída y reincorporarse.
Los andadores no ofrecen seguridad, ni estabilidad
Sabías que un andador puede avanzar hasta un metro por segundo lo que sería lo mismo que 3.6 km/hora. En un abrir y cerrar de ojos tu hijo puede estar en una situación de peligro aunque esté muy cerca de ti. Por otra parte la mayoría son inestables.
El andador cuando se usa de forma regular le da al niño una sensación de seguridad y estabilidad que realmente no posee, por lo que cuando se enfrentan a la realidad y tratan de caminar solitos suelen caerse con mayor facilidad y de forma más peligrosa.
¿Los andadores son más higiénicos?
Otra falsa creencia es que es más higiénico colocar al niño en un andador que en el piso, pues este está sucio y pueden adquirir enfermedades, cuando en realidad el niño estará mucho más seguro en una manta en el suelo que desplazándose expuesto a un accidente.
¿Qué tan popular es el uso de andadores?
A pesar de todos los elementos anteriormente expuestos los andadores siguen siendo utilizados en todo el mundo. Las tasas de uso varían marcadamente entre países por ejemplo en Canadá está prohibida su comercialización desde el 2004.
Algunos datos disponibles muestran los siguientes porcientos de uso: Estados Unidos de América entre un 70 y 90%; Reino Unido, 50%; 55% en Dublín, Irlanda; 54,5% en Irán; 90% en Singapur y en Turquía un 75,4%.
Los papás sustentan esta preferencia planteando que los andadores aceleran el aprendizaje de caminar, y al mismo tiempo los pequeñines se divierten. También se afirma que los andadores proveen mayor movilidad a los niños, los cuidan y entretienen mientras los papás hacen las tareas del hogar. Otros consideran que el andador es seguro ya que lo confina a un espacio reducido.
Accidentes relacionados con el uso de andadores
Las estadísticas nos enseñan cuan peligroso pueden ser los andadores. Los problemas con el andador están calificados en España como la segunda causa de accidentes en el segundo semestre de vida, además de una causa frecuente de traumatismo de cráneo.
Diferentes datos estadísticos consideran que el uso de andadores está asociado a una mayor frecuencia de lesiones no intencionales con índices que oscilan entre 12% y 50%. Se cataloga como una fuente potencial de accidentes entre los 6 meses y 12 meses de vida. Tal es su impacto negativo en la salud infantil, que algunos países como Canadá desde el año 2004 prohibió la publicidad, venta e importación de andadores, convirtiéndose en el primer país del mundo en tomar esta decisión.
Entre los accidentes más frecuentes relacionados con el uso de los andadores se encuentran los traumatismos y luxaciones por caídas, intoxicaciones y quemaduras.
Los pediatras consideran que los mejores andadores son los que no se usan…
Esta frase encabeza un Documento elaborado por el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Infantiles de la Asociación Española de Pediatría (AEP), refleja el consenso de los profesiones sobre este controvertido tema. Este criterio lo sustentan en los criterios previamente reflejados en este post y enfatizan en los siguientes elementos:
- Los niños que utilizan andador suelen aumenta hasta cuatro veces el número de accidentes graves llamadas lesiones no intencionales, las cuales se agravan si el niño cae en lugares con agua como piscinas o bañeras grandes, o en zonas que contengan sustancias peligrosas.
- El uso de los andadores multiplica hasta por cuatro veces las posibilidades de caída por alguna escalera, y por tanto el riesgo de fractura por caída aumenta hasta el doble. Además adelantan la edad de caída por una escalera de los doce a los ocho meses.
- Aumenta el riesgo de exposición de los pequeños a intoxicaciones y quemaduras.
- No se ha demostrado ningún efecto beneficioso para el desarrollo de las habilidades para la marcha y los priva del proceso normal de etapas evolutivas de la marcha.
En una encuesta realizada a 247 pediatras asistentes a un Congreso de esa especialidad solo el 4% apoyaba el uso de andadores, el 63,7% no lo recomendaban y un 32,3% lo dejaban a criterio de los padres. De los encuestados el 5% habían tratado a niños con lesiones relacionadas con el uso de andadores.
La Sociedad Americana de Pediatría considera que entre el 12 y el 50 por ciento de los accidentes en niños están relacionados con el uso de andadores y recomienda no usarlos.
En general los profesionales consideran que se debe desaconsejar el uso de los andadores porque no se han comprobado beneficios en el desarrollo de la marcha y hay un riesgo muy elevado de lesiones no intencionales en niños menores de un año.
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