Un nacimiento prematuro se produce cuando una gestante entra en labor de parto luego de la semana 20 y antes de la 37. El parte se presenta así con antelación a la fecha ideal que es entre las 37 y 40 semanas de embarazo. El trabajo de parto se presenta espontáneamente, con contracciones regulares, apertura y dilatación del cuello uterino y se completa el alumbramiento.
Te recomiendo que no dejes de leer: ¿Cómo proceder ante la amenaza de parto prematuro?
Mientras antes se produzca este nacimiento prematuro, mayores son las posibilidades de complicaciones para el bebé, porque aún sus sistemas de órganos —en especial los pulmones— no han madurado lo suficiente para ser compatibles con la vida fuera del útero.
Cuando esto sucede numerosos bebés prematuros requieren atenciones especiales en una unidad de cuidados intensivos neonatales, sus repercusiones son a corto y largo plazo y repercuten en numerosas esferas de su vida.
¿Por qué ocurre el nacimiento prematuro?
La causa exacta por la que una gestante entra en labor de parto prematuro no está completamente determinada. Aunque existe un grupo de factores de riesgo asociado a la mayor frecuencia de partos prematuros. En otras ocasiones se presenta sin estar presente ninguno de estos.
Una gestante tiene mayores posibilidades de entrar en trabajo de parto prematuro si:
- El feto tiene un defecto congénito
- Fuma, o ha consumido drogas durante o antes del embarazo
- Tiene antecedentes de entrar en trabajo de parto prematuro en un embarazo anterior
- Ha tenido sangrado vaginal durante el embarazo
- Cuando han transcurrido menos de 12 meses o más de 59 entre sus embarazos
- Si existen anomalías estructurales en su útero o placenta
- Si la embarazada está en edades extremas o sea muy joven o mayor
- Padece de hipertensión, diabetes, alguna enfermedad autoinmune o está deprimida
- Si es de raza negra no hispana
- Cuando su cuello uterino es muy corto
- Tiene polihidramnios (demasiado líquido amniótico)
- Cuando desarrolla un embarazo múltiple
- Tiene una infección del tracto genital
Señales y riesgos de un nacimiento prematuro
Para reconocer que se acerca un nacimiento prematuro, deben observarse los siguientes síntomas a partir de la semana 20 de embarazo:
- Endurecimiento del abdomen de forma regular y frecuente (contracciones de parto)
- Sensación de dolor constante de baja intensidad en la espalda
- Presión sobre la pelvis y la parte baja del abdomen
- Cólicos de poca intensidad
- Sangrado leve por la vagina
- Pérdida de líquido amniótico en chorro o goteo con desgarre de membranas (ruptura de la fuente)
- Flujo vaginal acuoso, sanguinolento o de aspecto mucoso
En ocasiones estos síntomas no implican que se está entrando en trabajo de parto prematuro, pero ante las dudas es necesario acudir al obstetra para que este examine a la gestante. Si es una falsa alarma es bueno, dada la complejidad que implica un parto de este tipo.
El nacimiento prematuro puede tener una serie de complicaciones para el bebé, que puede tener bajo peso al nacer, dificultades respiratorias, problemas de visión y órganos no completamente desarrollados y funcionales. Como su cerebro aún no está completamente formado, tienen mayor riesgo de desarrollar parálisis cerebral, y más tarde presentar problemas en el aprendizaje y comportamiento.
¿Cómo se detecta si la gestante está en trabajo de parto prematuro?
Luego de acudir al médico, el obstetra revisa la historia clínica de la paciente en busca de indicios de que existe un riesgo de nacimiento prematuro. Seguidamente, evalúa los síntomas y revisa el cuello del útero. Si este se ha vuelto suave, delgado y abierto y la paciente tiene contracciones regulares, es de sospechar que ha entrado en labor de parto.
Se realiza entonces un examen pélvico, para percibir el tamaño y la posición del bebé. Se verifica que la gestante haya roto aguas, que la placenta no cubra el cuello del útero y que no haya sangrado uterino. Puede realizarse también una ecografía transvaginal para medir con precisión la longitud del cuello del útero, si existen problemas con el bebé o la placenta, y evaluar el volumen de líquido amniótico. Esta prueba también estima el peso del bebé.
A continuación, se controla a la gestante con un monitor uterino que mide la duración y tiempo entre contracciones. Puede tomarse además una muestra de las secreciones vaginales para detectar infecciones y fibronectina fetal, sustancia que actúa como aglutinante entre el revestimiento del útero y el saco fetal y que se expulsa durante el trabajo de parto.
Una vez comenzado este no puede detenerse, pero algunos fármacos lo retrasan lo suficiente para promover la madurez pulmonar del bebé, que es el órgano menos desarrollado cuando se produce un nacimiento prematuro.
En ese sentido, se pueden administrar corticoesteroides si la gestante tiene entre 23 y 34 semanas. Otro fármaco útil es el sulfato de magnesio, que reduce el riesgo de parálisis cerebral en bebés que nacen antes de las 32 semanas de gestación.
Por último, se pueden administrar tocolíticos, que tienen la capacidad de reducir la frecuencia e intensidad de las contracciones. Estos retrasan el parto hasta 48 horas, permitiendo una mejor acción de los corticosteroides o el traslado de la paciente a un hospital que posea una unidad de cuidados neonatales adecuada para tratar al bebé prematuro. No obstante, este tipo de fármacos no se recomienda si la gestante padece de presión arterial alta previa o inducida por el propio embarazo.
¿Cómo prevenir un nacimiento prematuro?
Este fenómeno es impredecible, pero sí se puede fomentar un embarazo sano que llegue a término hasta después de la semana 37.
Para ello, es importante que la gestante reciba los cuidados prenatales de forma oportuna y regular. De estar la embarazada dentro de un grupo de riesgo, el monitoreo de su embarazo debe ser más frecuente, de forma que se puedan tomar las acciones médicas necesarias para evitar que entre en labor de parto de forma prematura.
Otro aspecto para cuidar es la alimentación, pues un embarazo saludable se asocia a una dieta que garantice una correcta nutrición. Una dieta rica en ácidos grasos poliinsaturados presentes en el pescado, las semillas, los aceites de las semillas y los frutos secos disminuye la probabilidad de parto prematuro.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es abstenerse del consumo de sustancias que pueden poner en riesgo a la gestante. Esta debe dejar de fumar, por lo que es conveniente que se integre a algún programa de ayuda en tal sentido. Tampoco debe consumir ninguna droga ni alcohol durante la gestación.
Con relación al tiempo entre embarazos, si estos ocurren con menos de 6 meses de diferencia o más de 59, también hay riesgo de nacimiento prematuro. Los embarazos múltiples, en especial en las mujeres que están sometidas a tecnologías de reproducción asistida, también se caracterizan por aumentar el riesgo de parto prematuro.
El último aspecto para reducir los riesgos está en el correcto manejo y tratamiento de las afecciones crónicas de la gestante: la diabetes, la obesidad y la presión arterial alta pueden desencadenar un nacimiento antes de término.
En ocasiones el parto prematuro se presenta y las causas no pueden ser determinadas, pero manteniendo un estilo de vida saludable y un adecuado control del embarazo algunos factores de riesgo pueden ser evitados. Desde antes salir embarazada comienza el cuidado por la salud de tu hijo y continuan durante todo el embarazo, será una contribución muy importante al bienestar y futuro de tu hijo.
Te interesará leer: 6 indicadores de que tu embarazo se desarrolla normalmente