El autismo actualmente llamado trastorno del espectro autista (TEA) incluye una gran variedad de síntomas. Este término fue adoptado porque refleja mejor la amplia variedad y severidad en las formas de presentación de las afecciones agrupadas bajo esta denominación.
Los estudios han determinado que los trastornos del espectro autista afectan a más personas cada año, notándose un incremento en la cantidad de casos diagnosticados. Se estima que esto se debe fundamentalmente a la mayor efectividad en el diagnóstico, y no propiamente a un incremento de los casos. También se ha llegado al consenso médico de que existen mayor cantidad de niños afectados en proporción a las niñas que son diagnosticadas con el trastorno del espectro autista.
Contenido
- 1 ¿A qué se le llama autismo o trastorno del espectro autista?
- 2 ¿Cómo se manifiestan los trastornos del espectro autista?
- 3 Principales signos y síntomas de los trastornos del espectro autista
- 3.1 Afectaciones en sus habilidades de interacción social
- 3.2 Problemas de comunicación
- 3.3 Alteraciones en la capacidad de respuesta a los estímulos sensoriales
- 3.4 Afecciones en el comportamiento
- 3.5 Trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria
- 3.6 Modificaciones en las expresiones posturales y las relacionadas con los movimientos
- 3.7 Problemas en el aprendizaje
- 4 Tipos de trastornos del espectro autista
- 5 ¿A qué edad se manifiestan los síntomas de los trastornos del espectro autista?
- 6 ¿Qué causa los trastornos del espectro autista?
- 7 Algunas señales que le pueden hacer sospechar de la presencia del trastorno del espectro autista
- 8 Niños con riesgo de padecer trastorno del espectro autista
- 9 ¿Cómo saber que un niño presenta trastornos del espectro autista?
- 10 El diagnóstico del trastorno del espectro autista
- 11 ¿Cómo afrontar la educación de un menor con TEA?
- 12 El diagnóstico del TEA en niños mayores y adolescentes
- 13 ¿Cuál es el tratamiento de los trastornos del espectro autista?
- 14 Ayuda de los padres… el mejor tratamiento
¿A qué se le llama autismo o trastorno del espectro autista?
Los desórdenes del espectro autista están relacionados con el desarrollo cerebral y afectan la forma en la cual los niños perciben y socializan con otros. Lo anterior conlleva perdida de las habilidades sociales y de comunicación del niño en la primera etapa de su vida donde estos aspectos resultan esenciales y son un indicador de su maduración y desarrollo psicológico y social. Estos desordenes también conllevan patrones de comportamiento repetitivos o limitados.
Un trastorno de espectro autista agrupa afecciones con características similares. Lo que varía es la forma en que cada niño manifiesta los síntomas en ocasiones de forma leve y en otras más graves. Varía también la edad de aparición de los primeros síntomas y la naturaleza de los mismos.
¿Cómo se manifiestan los trastornos del espectro autista?
La manifestación de los síntomas del trastorno del espectro autista dependerá del grado de compromiso neurológico que presenta cada niño. De ahí su acertado nombre de espectro porque contempla una amplio abanico de síntomas y manifestaciones. El niño podría tener muy pocas manifestaciones y en otras ocasiones puede llegar a ser tan grave que impida las actividades del día a día.
El trastorno del espectro autista tiene como característica común el deterioro de la interacción social tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo. También se afectan las habilidades para la comunicación, tanto en los aspectos verbales como extraverbales.
Dependiendo de la severidad del trastorno del espectro autista, puede estar muy afectada la actividad imaginativa por lo que se acompaña de presencia de comportamientos estereotipados, rutinarios y repetitivos. Hay una acentuada restricción de las diferentes motivaciones, actividades, e intereses.
Principales signos y síntomas de los trastornos del espectro autista
Un rasgo distintivo de los trastornos del espectro autista es el comportamiento individualizado por lo que se presentan variaciones de un niño a otro. Haciendo un resumen de los principales signos y síntomas que se pueden presentar en el trastorno del espectro autista se encuentran:
- Afectaciones en sus habilidades de interacción
- Problemas de comunicación
- Alteraciones en la capacidad de respuesta a los estímulos sensoriales
- Afecciones con el comportamiento
- Alteraciones en los hábitos de comer y beber
- Modificaciones en la expresiones posturales y las relacionadas con los movimientos
- Problemas en el aprendizaje
Por lo general los niños con trastorno del espectro autista prefieren estar solos, aislados y centrados en su propio mundo, rechazan el contacto con otros niños. No se interesan por el entorno, no hacen amigos, es retraído y no participa en juegos colectivos.
El pobre contacto visual es una de sus características más comunes y permanecen con la misma expresión facial, no modificándola fácilmente.
No expresan emociones o sentimientos y parece no preocuparle los sentimientos de los que lo rodean. Tienen dificultades para reconocer las expresiones faciales de otras personas, así como el tono de voz y las modificaciones de las posturas.
Puede tener comportamientos inapropiados en su interacción social, pudiendo ser pasivo, agresivo o indiferente.
Problemas de comunicación
Los niños con TEA desarrollan el lenguaje lentamente o no lo desarrollan en absoluto, todo dependerá de su grado de afectación. En otras ocasiones después de haber desarrollado la capacidad para pronunciar palabras y oraciones pierden esa posibilidad. Los que hablan lo hacen con un tono y un ritmo propio como si fuera pronunciado por un robot.
Otros niños con TEA son capaces de repetir palabras y frases pero no comprenden su significado, ni cómo usarlas apropiadamente. No son capaces de comenzar y mantener una conversación. En ocasiones no son capaces de decir cómo se llaman y no responden a su nombre.
Alteraciones en la capacidad de respuesta a los estímulos sensoriales
Los niños con trastorno del espectro autista presentan alteraciones en la capacidad para identificar y procesar la información sensorial. Son muy sensibles al tacto, al olfato, a los ruidos o al gusto; pero en otras puede tener un umbral de respuesta muy alto.
Por ejemplo pueden algunos no sobresaltarse ante los ruidos fuertes, pero otros ruidos normales le pueden parecer atormentadores y llevarse sus manos a los oídos, tratando de aislarse del entorno.
Su sensibilidad a los estímulos sensoriales puede ser muy elevada o muy baja. Lo mismo sucede con el contacto físico puede aceptarlo o resultarle insoportable o con el dolor que pueden tener umbrales muy bajos o muy altos.
Afecciones en el comportamiento
Pueden disgustarse mucho cuando le cambian las rutinas y reclama que las cosas se mantengan iguales. Es extraordinariamente apegado a sus objetos y se fascina con el detalle de algunos de ellos, aunque no lo relacione con sus propiedades y funciones.
Puede manifestarse muy tranquilo casi pasivo, pero otros por el contrario son hiperactivos, agresivos con otras personas y hasta con él mismo llegando a morderse o a darse golpes en su cabeza. Puede desarrollar conductas caracterizadas por rabietas o ataques de cólera intensos.
Su comportamiento ante el juego tan esencial en esa etapa de la vida es muy peculiar porque no imita las acciones de otras personas. Prefiere jugar en solitario y de la misma manera con el mismo patrón de organización, su juego es poco imaginativo.
En la medida que los niños maduran pueden estar más relacionados con otros, o mostrar menos alteraciones en su comportamiento. Generalmente los que tienen algún trastorno del espectro autista menos severo pueden llegar a tener una vida normal o muy cercana a lo normal. Por su parte otros seguirán teniendo dificultades en el lenguaje y la interacción social y cuando lleguen a la adolescencia pueden presentar problemas emocionales y de conducta más severos.
Trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria
Algunos trabajos señalan que entre el 70 y el 24% de los niños con trastorno del espectro autista tienen problemas gastrointestinales. Pueden padecer de dolor y cólicos abdominales, distensión abdominal, estreñimiento, diarreas. También es común que puedan presentar enfermedades como reflujo gastroesofágico y esofagitis erosiva y diversas alteraciones inflamatorias e infecciosas del estómago, intestino y duodeno.
En los casos de niños con TEA se presentan intolerancias o alergias a algunos alimentos, alteraciones en la permeabilidad intestinal, síndrome de malabsorción y deficiencias alimentarias.
El niño con un trastorno del espectro autista manifiesta algunas conductas ante la alimentación que pueden alertar. El 69% de los niños con TEA tienen rechazo a la incorporación de nuevos alimentos, ellos se enfrentan a un gran reto durante la etapa de la alimentación complementaria. Los cambios en consistencia, sabores, formas y colores le imponen una tarea colosal.
Para los niños con TEA todo cambio es una amenaza y hacen fijación con determinados alimentos y son comedores selectivos. Como previamente mencionamos los niños con esta afección no son capaces de procesar e interpretar las informaciones sensoriales y más aún cuando son tan complejas como la alimentación donde intervienen el sentido gustativo, olfativo, auditivo, táctil, y visual.
Hay niños con TEA que tienen dificultades en la masticación y en la deglución de los alimentos. También se asocia al deseo de consumo de sustancias no alimenticias llamado pica, se han descrito más de 29 tipos de sustancias que pueden ser ingeridas por niños con TEA desde tiza hasta tierra.
Todo lo anterior puede conducir a que el consumo de alimentos y los hábitos alimentarios sean inapropiados.
Modificaciones en las expresiones posturales y las relacionadas con los movimientos
Los niños con TEA tienen dificultades en la coordinación de los movimientos corporales o patrones de movimientos inusuales. Entre ellos caminar en punta de pies, girar, moverse en un sentido repetidamente.
Puede tener patrones de movimientos inusuales y raros, los que repite una y otra vez. Las expresiones del lenguaje corporal son exageradas o torpes.
Problemas en el aprendizaje
Los problemas en el aprendizaje, se manifiestan de diferentes formas, algunos tienen signos que denotan poca inteligencia. Otros por su parte tienen una inteligencia normal e inclusive superior en algunos casos por lo que pueden aprender rápidamente. Sin embargo como tienen problemas de comunicación no pueden aplicar correctamente lo que ellos conocen en su desempeño diario y por tanto tienen problemas en su incorporación social normal.
Tipos de trastornos del espectro autista
En mayo del 2013 fue publicada la versión más actualizada del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), el mismo establece las pautas para el diagnóstico de las enfermedades mentales. Hasta ese momento lo que actualmente abarca el TEA estaba dividido en cuatro afecciones diferentes. El trastorno del espectro autista ahora incluye síndromes que solían considerarse trastornos por separado,como:
- Trastorno autista
- Síndrome de Asperger
- Trastorno desintegrativo infantil
- Trastorno generalizado del desarrollo
Autismo clásico o trastorno autista
Es una de las afecciones más frecuentes y se acompaña de retraso en el lenguaje, comportamientos inusuales y de serias dificultades en la interacción social. Algunos de los afectados tienen menor capacidad intelectual.
Síndrome de Asperger
Las personas que padecen el síndrome de Asperger por lo general tiene una inteligencia normal y algunas pueden tener un gran desarrollo en algunas áreas en particular. Manifiestan dificultades en el uso correcto del lenguaje aunque el lenguaje es normal.
Los síntomas están relacionados con conductas sociales y en general trastornos más leves que el anterior.
Trastorno desintegrativo de la infancia
Un niño con este diagnóstico se desarrollaría normalmente durante varios meses o años y luego perdería habilidades relacionadas con el lenguaje, los movimientos y la coordinación, así como otras funciones cerebrales.
Trastorno generalizado del desarrollo no especificado (PDD-NOS o autismo atípico)
El PDD-NOS por sus siglas en inglés, puede tener algunas manifestaciones del autismo clásico o del síndrome de Asperger, pero no evidencia el cuadro completo como para ubicarla en una categoría especifica.
Actualmente no es utilizada esta terminología y todas las alteraciones son diagnosticadas como trastorno del espectro autista.
¿A qué edad se manifiestan los síntomas de los trastornos del espectro autista?
La sintomatología puede ser detectada en los bebés, pero es a partir de los dos años, cuando pueden percibirse con más claridad. Hay síntomas que se pueden apreciar desde el primer año. En otros casos el niño se desarrolla normalmente y entre los 18 y 24 meses experimentan un regresión del desarrollo evidenciando los síntomas de TEA.
Por esta razón los padres deben observar cuidadosamente la conducta de sus hijos durante estas edades, y si sospechan un posible trastorno del espectro autista, acudir a un pediatra del desarrollo, o un proveedor de atención médica de la primera infancia.
Los primeros síntomas se asocian con el poco contacto visual, no responder al llamarlo por su nombre o indiferencia ante los cuidadores.
¿Qué causa los trastornos del espectro autista?
Como hemos expuesto a lo largo de esta página el trastorno del espectro autista es una afección muy compleja y no se puede afirmar que está motivado por un solo factor. Todo parece indicar que están involucrados múltiples factores, entre ellos los de origen genético y ambientales.
Investigaciones recientes señalan que la incidencia de estos trastornos se debe en gran medida a los factores genéticos e incluso al medio ambiente. Entre las causas de mayor incidencia destacan la edad de los padres, factores demográficos, los factores genéticos, la existencia de traumatismos durante el parto o el embarazo y sus complicaciones más frecuentes.
Ha quedado desmentida la creencia de que la vacuna triple, (sarampión, parotiditis y rubeola) provoque trastornos del espectro autista. Tampoco existe prueba científica alguna que asegure que el uso de otras vacunas infantiles pueda aumentar el riesgo. Igual quedó desmentido que el uso del tiomersal como conservante, fuese causa de TEA.
Concluyendo, los padres no deben sentir temor de vacunar a sus niños, pues ha quedado científicamente demostrado que no existe ningún tipo de relación entre las vacunas y el trastorno del espectro autista.
Algunas señales que le pueden hacer sospechar de la presencia del trastorno del espectro autista
En la página dedicada al desarrollo de los bebés hasta el primer año detallamos los hitos fundamentales en el desarrollo en esta etapa de la vida y otra fue dedicada al desarrollo del primer al 2do año de vida. Generalmente los bebés que sufren de TEA muestran antes de los dos años algunos signos de retraso en el desarrollo. Entre los que más frecuentemente se asocian se encuentran:
- Cuando no responde a una sonrisa o a una expresión de alegría después de los 6 meses.
- Si no imita los sonidos o las expresiones faciales a los 9 meses.
- Si después de los 12 meses no balbucea.
- Cuando no pronuncia ni una palabra después de los 16 meses o frases de dos palabras después de los 24 meses.
- La pérdida de las habilidades para el lenguaje y la interacción social a cualquier edad, puede hacer sospechar de la presencia de TEA.
Niños con riesgo de padecer trastorno del espectro autista
Existen niños con alto riesgo de presentar trastornos del espectro autista y por lo tanto deberán ser evaluados de forma específica. Algunas de las predisposiciones para determinar que un niño tiene riesgo de padecer este tipo de trastorno, son las siguientes:
- Tener algún familiar con trastornos del espectro autista.
- Mostrar en su comportamiento los rasgos característicos de un trastorno del espectro autista.
- Haber nacido de forma prematura con menos de 26 semanas o bajo peso al nacer.
- Complicaciones presentadas por la madre durante el embarazo, como la diabetes gestacional.
- Edades de ambos padres superiores a los 30 años.
- Los niños padecen de TEA en una proporción 4 veces mayor que las hembras.
- El uso de algunos fármacos durante el embarazo.
- Asociación con otras enfermedades o desordenes.
¿Cómo saber que un niño presenta trastornos del espectro autista?
Los comportamientos de los niños con trastornos del espectro autista no son los mismos, pero sí presentan síntomas similares que ayudan a su diagnóstico. Usualmente los bebés que presentan esta afección tienen un comportamiento diferente en su desarrollo. En cambio otros pueden mantener un desarrollo normal, hasta el segundo año de vida, que es cuando comienzan a aparecer síntomas de alarma y el diagnóstico médico es más certero.
El diagnóstico puede establecerse durante los chequeos médicos de rutina con el pediatra. Específicamente, en la consulta periódica que se le realiza al bebé entre los 18 y los 24 meses. Según las estadísticas, uno de cada 160 niños presenta trastornos del espectro autista.
Si los niños son mayores de 2 años o adolescentes, los padres pueden observar un comportamiento extraño o recibir un llamado de atención de algún profesor que observe un modo inusual de comportarse. Algunos de estos comportamientos se corresponden a dificultades en el lenguaje: dejar de hablar, tener un nivel de lenguaje limitado, la repetición de las mismas palabras o lo que acaban de escuchar. Otras veces su conducta es poco empática, parece no estar escuchando lo que se les dice.
Suelen obsesionarse por determinados objetos. Un ejemplo clásico es cuando al niño le gusta traer en la mano varios papeles sin razón aparente, no se interesa en los juguetes, evitan todo contacto físico y no toleran el contacto visual. A veces pueden caminar en puntas de pie o aislarse en el mismo sitio pues es reacio a los cambios.
Al estar tan dentro de su mundo interior no responden cuando son llamados por su nombre. Son extremadamente sensibles a los sonidos, tienen rabietas de forma continuada y sin motivo, se mueven girando sobre si o se mecen, y no pueden mantenerse quietos o tranquilos en un lugar.
El diagnóstico del trastorno del espectro autista
La observación de los padres es vital para determinar si su hijo tiene alto riesgo de padecer este tipo de trastorno, pues puede darle puntos de apoyo al médico. Este le realizará preguntas sobre su embarazo y si hubo complicaciones en el mismo.
También realizará preguntas relacionadas con el niño, por ejemplo cómo es su comportamiento en casa, cómo se relaciona con la familia, cómo es su interacción con sus compañeritos de juego, entre otras interrogantes. Toda esa información básica la utilizará luego, colateralmente a sus propias observaciones.
Los trastornos del espectro autista son variados y complejos, por eso es importante determinar el grado de los mismos para recibir la ayuda apropiada.
Cuando el médico percibe que existen problemas, remite al niño a una nueva evaluación. En este caso la consulta se realizaría en conjunto con otros profesionales de la salud especialistas en el trastorno del espectro autista. Dentro de ellos se encuentran pediatras del desarrollo del niño, psicólogos y psiquiatras especializados en trastornos infantiles.
Lo importante es que los padres estén al tanto del comportamiento de su hijo y en el caso de notar alguna señal de alarma acudir a consulta médica. Los padres no deben sentir temor al solicitar ayuda, información y colaboración para comprender lo que está sucediendo con su hijo y cómo afrontarlo de una manera efectiva. Este primer paso es vital para la futura vida social y emocional del niño.
Especialistas que contribuirán a tratar a tu hijo
Otro especialista al que deben acudir los padres una vez que tengan el diagnóstico, es el logopeda o patólogo del habla-lenguaje, capacitado para tratar los desarreglos o trastornos en la comunicación. Para ello puede realizar diversas pruebas cognitivas y valorativas del aprendizaje, siempre en dependencia de la edad del niño. Se apoyan en evaluaciones del lenguaje y otras tan comunes y cotidianas como alimentarse, ir al baño, usar determinado tipo de ropa y los colores.
Para que una evaluación sea considerada completa debe incluir análisis de sangre, pruebas auditivas y en dependencia de los resultados obtenidos los padres recibirán las recomendaciones correspondientes.
¿Cómo afrontar la educación de un menor con TEA?
Los padres tienen la posibilidad de que sus niños reciban educación diferenciada, pues existen escuelas para niños autistas. Se ha demostrado que los autistas son niños competentes e inteligentes, que pueden ser sobresalientes en matemáticas, tener buena memoria auditiva y una inclinación a las artes, a pesar de sus limitaciones en otros aspectos.
Los niños que presentan trastornos del espectro autista pueden asistir a escuelas regulares, contando con todo el apoyo necesario para desarrollarse y aprender. Ningún niño es igual, esto significa que se debe crear una red que involucre a la familia, la escuela y especialistas. Para su aprendizaje resulta muy importante desarrollar sus fortalezas y habilidades cognitivas.
Son simplemente niños con características diferentes, que deben ser manejadas diferenciadamente para que tengan un mejor desempeño futuro dentro de la sociedad.
El diagnóstico del TEA en niños mayores y adolescentes
Muchas veces ocurre que los primeros síntomas de los trastornos del espectro autista son determinados por el personal de la escuela, profesores y demás equipo de educación. Reconociendo en algún niño las primeras señales de alarma, luego de haber comenzado la escuela, pueden recomendar a los padres remitirse a la consulta de un médico especializado en este tipo de trastorno.
Los padres, los mejores colaboradores
Los padres son los mejores colaboradores del médico en esta etapa, pues pueden ofrecerle todo tipo de información, como por ejemplo, si su hijo comprende el sarcasmo o el sentido del humor, o si presenta problemas con las expresiones faciales que no se corresponde con lo que dice o en la comunicación a través del lenguaje corporal.
También si notan que su hijo presenta dificultades para compenetrarse o interesarse en juegos o tareas que involucran interacción con sus compañeros de aula o niños de su misma edad, también pueden haber notado las inflexiones de su tono de voz y el ritmo de su actividad motora. Otros signos son si su ritmo de actividades es rutinario o por el contrario se exaspera de inmediato, y si se muestra rígido ante cualquier cambio, presentando un alto grado de intolerancia hacia las metas no cumplidas y la frustración.
¿Cuál es el tratamiento de los trastornos del espectro autista?
Un diagnóstico a tiempo de los trastornos del espectro autista ayuda a disminuir los problemas y potenciar aquellas capacidades del niño, de manera que pueda ejercitar y aprender nuevas habilidades.
No existen fármacos específicos para estos trastornos, sólo los tratamientos psicológicos conductuales resultan prometedores. Por lo tanto, el mejor tratamiento es la estrecha comunicación con el médico, para proceder de la manera más conveniente.
Las opciones terapéuticas se agrupan en varia direcciones. Entre ellas se destacan:
- Terapias de comportamiento y comunicación
- Manejo de las dificultades en el aprendizaje
- Terapias familiares
- Tratamiento de dificultades adicionales
- Enfrentando otras enfermedades acompañantes
- Medicamentos…no curan
Los pocos medicamentos que pueden emplearse en el tratamiento del trastorno del espectro autista atenúan o controlan algunos síntomas. Dentro de ellos está la ansiedad, la irritabilidad, la agresividad, la hiperactividad, la dificultad a la hora de mantener la concentración o la atención, los movimientos repetitivos y la depresión.
Ayuda de los padres… el mejor tratamiento
Los niños con TEA tienen unas necesidades de atención, rehabilitación, terapia ocupacional y otros dirigidos a mejorar su futuro desempeño social. Por ello, los padres deben ser muy comprensivos a la hora de atender las necesidades especiales de su hijo y lograr que su vida sea más feliz con la ayuda de ellos.
Existen numerosos artículos, libros y sitios web sobre los trastornos del espectro autista. Los padres tienen el derecho y el deber de documentarse sobre el tema, para adoptar la mejor conducta a seguir, siempre con el propósito de mejorar la funcionabilidad y la calidad de vida del niño.