Los niños, en especial durante el primer año de vida, tienden a llevarse todo a la boca. Como su coordinación y su vista aún no están completamente desarrolladas, esta es la manera que tienen en sus primeros días para conocer el mundo. No obstante, esta costumbre puede provocar atragantamiento en bebés, un accidente tan frecuente como alarmante.
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El 90% de las muertes por aspiración a nivel mundial ocurren en menores de 5 años, y que el 65% de ellas son en lactantes. Teniendo en cuenta estos datos, monedas, juguetes u objetos pequeños representan un peligro potencial para ellos. Por tanto, tener claras las acciones que debemos realizar ante un atragantamiento en bebés puede ser la diferencia entre una familia feliz o una tragedia.
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¿Por qué ocurre el atragantamiento en bebés?
Además de todo lo que nuestro niño se puede llevar a la boca en su afán de relacionarse con su entorno, puede atragantarse también con los alimentos. Cuando comienza su alimentación con sólidos, puede llevarse a la boca fragmentos de frutas, tubérculos o verduras que no se han desmenuzado convenientemente en sus papillas.
El atragantamiento en bebés o niños ocurre cuando estos objetos bloquean sus vías respiratorias, impidiéndoles el paso libre del aire de forma parcial o total. Como mecanismo reflejo, ante el atragantamiento el niño empieza a toser. Para percatarnos ante cualquier tipo de atragantamiento, debemos prestar atención a las características de la tos, ella nos puede indicar si se trata de una:
Obstrucción leve
Es cuando se acompaña de tos efectiva, o sea, junto con la tos el pequeño puede respirar y emitir sonidos normalmente. Muchas veces el reflejo de la tos es suficiente para eliminar el cuerpo extraño, por lo que debemos dejar que tosa sin darle golpes en la espalda. Observarlo sin que permanezca solo bajo ninguna circunstancia.
Obstrucción grave
En este caso, la tos será inefectiva, con lo que no podrá tomar aire después de cada tos. Toserá entonces con muy poca fuerza, no podrá producir sonidos normales. Su rostro y labios pueden empezar a cambiar adquiriendo un tono rojizo a azulado.
Cuando se producen estas manifestaciones indican que se está instaurando un cuadro de asfixia. Debemos actuar entonces de forma inmediata. Pídele a alguien que llame a urgencias, mientras comienza a darle los primeros auxilios.
Sabemos que esta es una situación muy difícil de manejar con sangre fría, pues se disponen de muy pocos minutos para actuar y hacer lo correcto. Pero obrar de forma rápida y efectiva es esencial para salvar la vida del niño, por lo que es necesario ante todo mantener la calma.
Primeros auxilios en el atragantamiento
En menores de un año
Se realiza una variante de la maniobra de Heimlich. Para ello, coloca al bebé en tu antebrazo o en tu muslo, boca abajo. Sujeta su boca con los dedos de forma que quede abierta. Dale 5 golpes secos y firmes, en forma de palmadas, entre las escápulas. Durante esta operación verifica que el objeto salga por la boca del niño, o al menos que puedas atraparlo con los dedos. Regula la fuerza de los golpes a la edad y tamaño del niño.
Si esta operación no tiene éxito, coloca al niño boca arriba en tu antebrazo, con la cabeza ligeramente hacia el suelo. En la línea media imaginaria de su pecho, entre los dos pezones, aplica 5 compresiones torácicas con la punta de dos dedos, aflojando la tensión entre una compresión y otra. Examina su boca a ver si el objeto ha salido. Si el objeto no está a la vista, no intentes forzar los dedos hacia la garganta ni provocar el vómito.
Repite luego la operación de las palmadas y las compresiones. Pueden suceder 2 cosas: que se expulse el objeto o que el bebé pierda la conciencia. Si esto sucede, pasa a realizar la reanimación cardiopulmonar en lo que llegan los servicios de urgencia.
En mayores de un año
Aquí el atragantamiento es mucho más fácil de detectar, pues el niño lo comunica enseguida y hace un ruido agudo al toser o intentar respirar. Con el menor consciente y reaccionando a lo que se le dice, incítelo a que tosa fuerte.
Si esto no surte efecto y no se escuchan sonidos respiratorios, inclínelo hacia adelante y dele cinco palmadas entre los omóplatos, siempre dosificando la fuerza en función a las características del niño.
En caso de que esto no funcione, realice la maniobra de Heimlich. Póngase por detrás del niño. Con los brazos a nivel de su cintura, cierre una mano en forma de un puño. Colóquela con el pulgar en la línea media del abdomen entre el final del esternón y el ombligo. Agarre el puño con la otra mano y empuje hacia adentro y arriba. Este movimiento debe ser rápido y vigoroso, siempre midiendo la fuerza en función al tamaño y constitución del menor.
En el caso que el niño no respira por sí solo y está inconsciente, realice respiración boca a boca. Colóquelo en una superficie lisa y firme (no en la cama). Empuje la cabeza hacia atrás para abrir las vías respiratorias. Con tu boca cubriendo la nariz y la boca del niño, insufla dos bocanadas, chequeando que el pecho se eleva. En caso de que no puedes cubrir su nariz y su boca con la tuya, cierra las fosas nasales utilizando una mano como pinza.
Si el pecho no se eleva, algo está obstruyendo sus vías respiratorias, por lo que debes intentar la maniobra de Heimlich. Si aún no respira después de esto, realiza 5 compresiones torácicas, con un intervalo de 3 segundos entre ellas.
Tanto si reacciona como si no, es necesario llevar al menor a urgencias a la mayor brevedad, porque las consecuencias de no acudir con rapidez pueden ser fatales.
Previniendo el atragantamiento en bebés o niños pequeños
Para evitar estos peligrosos accidentes, debes vigilar con mucho cuidado lo que dejas al alcance del niño. Especial cuidado requieren los objetos punzantes, que además de obstaculizar pueden herir o encajarse en las mucosas. Trata de negarle el acceso a alfileres, botones, joyas, agujas y otros objetos similares.
No les permitas jugar con juguetes que tengan piezas pequeñas. Respeta las indicaciones de edad que se refieren en el embalaje de los juguetes. Cuidado también con los juegos que operan con baterías, incluso con los que usan pilas de botón. El niño puede desarmarlos y atragantarse con ellas[4].
Referido a la alimentación, asegúrate que los alimentos para los bebés no contengan pedazos. En los niños mayores, edúcalos en que deben masticar bien sus alimentos. Así, no solo evitarás que se atraganten sino además aprovecharán mejor los nutrientes y tendrán mejores digestiones.
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