Virus del papiloma humano y cáncer cervicouterino

Los virus del papiloma humano (VPH) son considerados como una de las enfermedades de transmisión sexual más frecuente. Estos son un grupo de más de 200 virus muy diversos, hay varios tipos que se han relacionado con lesiones precancerosas, que pueden dar origen a cáncer cervicouterino (CCU). Una complicación grave y poco frecuente de esta infección muy común de mujeres en edad reproductiva.

La zona de la región del cérvix tiene características morfológicas que lo hacen muy susceptible a desarrollar lesiones premalignas y malignas en un porciento reducido de los casos de mujeres infectadas con el virus del papiloma humano

En España se estima que, de 18 millones de mujeres mayores de 18 años sexualmente activas, 2 millones son portadoras del VPH y de estas aproximadamente 400 000 muestran alteraciones en la citología. Todos los años se diagnostican alrededor de 2 500 mujeres con cáncer cervicouterino en este país y de estas fallecen entre 800 y 900. Se estima que dos tipos delvirus del papiloma humano (VPH 16 y VPH 18) son responsables de las  lesiones precancerosas en el cuello del útero y del 70% de la presencia de  cáncer cervicouterino.

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Los virus del papiloma humano

Los virus del papiloma humano representan la causa de infección viral más frecuente del aparato reproductor y se transmiten por contacto piel con piel en el área de los genitales, sin siquiera ser necesario el coito. Debido a esto y su amplia transmisión, numerosas personas lo contraen desde el propio comienzo de su vida sexual.

De los VPH, la mayoría no provocan la enfermedad y su infección suele ser resuelta por el propio sistema inmune. El 90% de los casos de infección con virus del papiloma humano remite en el plazo de 2 años, durante los cuales la persona infectada, sin siquiera saberlo, es capaz de trasmitirlo a sus parejas sexuales.

No obstante, un pequeño porcentaje de estas infecciones con determinados tipos de VPH persisten y se desarrollan lesiones precancerosas que pueden convertirse en cáncer cervicovaginal.

Además de cáncer, los tipos 6 y el 11 del virus del papiloma humano provocan verrugas genitales conocidas como condilomas, muy frecuentes y contagiosas. Aunque no son mortales, requieren tratamiento médico y constituyen un síntoma claro de una infección con VPH.

Cáncer cervicouterino y virus del papiloma humano

El cáncer cervicouterino (CCU) es el segundo cáncer más frecuente en la mujer y se ha establecido que es producto directo de la infección por VPH. Es tratable si se diagnostica en estadios tempranos

El control de este tipo de cáncer se realiza a través de la prevención con la vacunación contra el papilomavirus, la intervención secundaria con la detección, tratamiento de lesiones en el cuello del útero y la intervención ante el diagnóstico de CCU y los cuidados paliativos subsiguientes.

Siendo los VPH 16 y 18 los causantes principales de este tipo de cáncer, la Organización Mundial de la Salud recomienda la vacunación contra estos antes del comienzo de la vida sexual de la futura mujer. Lo mejor es recibirla entre los 9 a 12 años. Es necesario destacar que, por la amplia distribución del VPH dentro de la población y su carácter asintomático en la mayoría de los casos, constituye una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes[4].De hecho, el 80% de las personas de ambos sexos ha sido positivo alguna vez a algún tipo de VPH.

Los programas de prevención del cáncer de cuello del útero basados en la realización periódica de la citología cervical o de la prueba de VPH, en función de la edad de la mujer, permiten detectar y tratar precozmente lesiones premalignas del cuello del útero, contribuyendo de esta forma a disminuir considerablemente el número de casos y la mortalidad por este tipo de cáncer.

Los VPH se transmiten por contacto sexual y están además relacionados con el cáncer de ano, pene, vagina y vulva.

¿Por qué las lesiones precancerosas producidas por el VPH se pueden hacer malignas?

Como previamente mencionamos, la mayoría de las infecciones de VPH son silentes y remiten de forma espontánea pero lenta, al igual que las lesiones precancerosas. No obstante, existe el riesgo de que estas lesiones evolucionen hacia un CCU invasivo.

Este proceso de por sí es lento: una mujer que tenga un sistema inmune normal desarrolla este tipo de cáncer en un plazo que oscila entre 15 a 20 años. No obstante, en pacientes inmunodeprimidos este proceso se acorta a 5 o 10 años de evolución a partir de una lesión precancerosa. El siguiente esquema de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia ilustra este proceso.

Este esquema muestra el tiempo necesario para que se desarrollen las lesiones precancerosas y el cáncer cervicouterino cuando se produce la infección con el virus del papiloma humano

Se han establecido una serie de factores de riesgo para la evolución de la infección por virus del papiloma humano hacia el CCU:

  • Tipo de VPH y su riesgo oncológico
  • Estado inmunitario: las personas inmunodeprimidas tienen  una progresión más rápida de las lesiones precancerosas al cáncer, como los infectados por el VIH.
  • Infección simultánea con otras enfermedades de trasmisión sexual
  • Número de hijos y edad en el primer parto
  • Tabaquismo

Debido a su lenta evolución, que suele no presentar ningún síntoma en sus primeros estadios, el CCU sólo es detectable a partir de los 30 años, a través de pruebas citológicas que examinan células anormales o lesiones precancerosas en el cuello del útero.

Sin embargo, en un pequeño porcentaje de personas (en torno al 10-15%) la infección por VPH persiste a lo largo del tiempo porque que sus defensas no consiguen eliminarla. Esta persistencia en el tiempo, más que la infección en sí misma, es el factor de riesgo principal para el desarrollo de lesiones. Este esquema de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia ilustra muy gráficamente este comportamiento.

Frecuencia de aparición de la infección con el virus del papiloma humano y su relación con el desarrollo del cáncer cervicouterino

La mayor presencia de las lesiones precancerosas en el área cervicouterino, la motiva el hecho que es una zona donde se une el epitelio escamoso que recubre la parte externa del cuello uterino con el tejido glandular que recubre el canal y cuyas células son las encargadas de fabricar el moco cervical. Estas condiciones propician que se convierta en la zona de preferencia para desarrollarse las infecciones por el VPH.

Otros epitelios como los de la vagina, la vulva, el ano, el pene, la orofaringe o laringe también pueden sufrir un proceso similar con la aparición de lesiones premalignas que pueden evolucionar hacia la malignidad.

Prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer cervicouterino

El primer paso de la prevención del CCU es la vacunación contra el virus del papiloma humano, en especial los tipos PHV 16 y PHV 18.

El virus del papiloma humano está directamente asociado a la aparición de cáncer cervicouterino. La vacunación y el diagnóstico temprano son claves para prevenir sus afecciones y evitar futuras complicaciones

En estos momentos están disponibles 3 vacunas efectivas y seguras (Cervarix, Gardasil y Gardasil-9) que protegen contra estos tipos, y una de ellas, la Agasil-9, inmuniza además contra los tipos que causan el otro 20% de los CCU. Tanto el Gardasil como el Gardasil-9 protegen además contra los tipos 6 y 11, que causan las verrugas anogenitales o condilomas.

Estas vacunas no sirven para contrarrestar las infecciones por PVH ni tratar el CCU, solo para prevenir. En España está incluida en el esquema de vacunación del Ministerio de Salud para todas las comunidades autonómicas, para las niñas de 12 años. No obstante, la Asociación Española de Pediatría la recomienda también para los varones de igual edad, y en general para todo aquel adulto con vida sexual activa.

Esta vacunación debe acompañarse con una adecuada educación sexual y el fomento del uso del condón en las relaciones sexuales, así como la prevención del tabaquismo como factor de riesgo de este y otros tipos de cáncer.

Vacunadas o no, la mujer no debe dejar de observar el segundo paso, que es el diagnóstico. Este debe realizarse a las mujeres mayores de 30 años mediante pruebas citológicas (Prueba de Papanicolaou o citología vaginal). De detectarse lesiones precancerosas, estas deben ser tratadas a tiempo y eliminadas utilizando la crioterapia como método de preferencia.

De acuerdo con el tipo de lesión, la edad y otros criterios médicos será la conducta por seguir ante las lesiones premalignas o malignas asociadas a la infección por el virus del papiloma humano

Ante signos de CCU, las opciones disponibles son la cirugía parcial o total, la quimioterapia y la radioterapia, incluyendo los cuidados paliativos tras estas intervenciones. Hay algunos tratamientos experimentales que se están evaluando. Cuando más pronto se detecten estos síntomas y se traten en consecuencia, mayores serán las posibilidades de recuperación y supervivencia al CCU.

Puedas hacer mucho para preparar a tu hija antes de sus primeras relaciones sexuales y protegerte tu y atenderte a tiempo para que no tengas que lamentar la infección con el virus del papiloma humano y más aun las graves consecuencias de un cáncer cervicouterino.