Dejar de ir a la guardería o a la escuela por razones de enfermedad es un engorro tanto para los padres como para el niño cuya salud está afectada. Además de permitir a los padres reincorporarse a la vida laboral, estos espacios brindan la interacción con otros niños que es tan necesaria para el desarrollo del pequeño. Por otra parte también facilita el aprendizaje desde edades tempranas.
No obstante, el acudir a estos centros de enseñanza aumenta significativamente las posibilidades del desarrollo de procesos infecciosos, siendo mayor el riesgo de contagio. Esto, claro está, es recíproco: también él, si está enfermo, será un foco de contagio para otros niños.
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Por ello es conveniente que si nuestro pequeño está enfermo, tanto los padres como los educadores tengan claras cuáles son las enfermedades por las que un niño debe dejar de ir a la guardería o ausentarse por un tiempo de la escuela. Siempre el pediatra tendrá la última palabra.
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La guardería y la escuela como focos de contagio
Con el fin de que nuestros centros de enseñanza sean espacios seguros para la educación del niño, educadores y padres deben contribuir a evitar la propagación de enfermedades.
Esto no significa que debamos temer a la exposición a estos procesos infecciosos, pues la mayoría son bastante inocuos y de naturaleza viral. Estas dolencias leves son beneficiosas para el posterior desarrollo del niño, pues contribuyen a que su sistema inmune se active y fortalezca.
Además, muchos de estos procesos no tienen síntomas iniciales evidentes pues necesitan de un proceso de incubación, en el que el niño es asintomático pero transmite la enfermedad.
En estas condiciones, evitar el contagio de forma total se torna harto difícil: los niños juegan juntos e intercambian objetos personales. Cuando se encuentran en un salón colectivo se exponen al contacto con las secreciones de otros niños.
Las formas de posible contagio son múltiples, ya sea por el contacto con líquidos orgánicos como la sangre, orina y saliva. También por vía fecal-oral, pues los microbios eliminados por las heces vuelven a penetrar al organismo al ser nuevamente ingeridos.
Aquí no terminan los peligros potenciales, pues el contacto con otros niños o con objetos usados por estos puede propagar los piojos, la sarna y diversas infecciones cutáneas.
No hay que olvidar tampoco la transmisión por el aire: cuando los niños tosen, estornudan o simplemente hablan entre sí pueden estar diseminando infecciones respiratorias. También por esta vía se pueden propagar la varicela, el sarampión, la meningitis y hasta la tuberculosis.
Un espacio divertido, instructivo y seguro
Hay algunas medidas sencillas que todo centro educativo debe tomar para preservar la salud de los educandos. Entre ellas:
- Se debe garantizar que el número de educadores y personal auxiliar sea suficiente.
- Las aulas no deben estar sobrepobladas de estudiantes, para garantizar que no hayan aglomeraciones.
- Debe garantizarse y mantenerse una higiene correcta en todas las instalaciones.
- Todas las áreas del centro deben tener una ventilación adecuada.
- Se deben higienizar los objetos de uso común, tanto los textiles como los juguetes.
- Niños y educadores deben lavarse frecuentemente las manos, en especial en el momento de manipular alimentos o cambiar pañales.
- Monitorizar el esquema de vacunación de niños y educadores, garantizando que todas las inmunizaciones estén al día.
- Crear hábitos de higiene en los niños.
- Educar a los padres en la necesidad de no llevar a sus niños enfermos al centro educacional. Respetar los períodos de cuarentena y alertar sobre cualquier brote infeccioso que se detecte.
En línea general, el dejar de ir a la guardería o la escuela es una decisión que debe tomarse sobre la base del sentido común, no solo para preservar la salud de los compañeritos sino por la propia salud del menor.
Enfermedades por las que tu hijo debe dejar de ir a la guardería o la escuela
Gastroenteritis
Sus síntomas principales son diarrea y/o vómitos. Puede ser causada tanto por virus como por bacterias o protozoos como las giardias. No se debe llevar al niño al centro educativo hasta pasados 2 días de la última diarrea.
Varicela
No se debe llevar a la guardería o escuela hasta pasada una semana posterior al inicio de la erupción, o hasta el momento en que las lesiones adquieran forma de costra.
Sarampión, rubeola y parotiditis
Estas enfermedades son inusuales en niños vacunados, inmunización que se realiza entre los 12 meses y los 3 años. Se debe permanecer en casa hasta 5 días luego de haber empezado la erupción. En las paperas, hasta 5 días luego de la inflamación de la parótida.
Impétigo
Esta infección bacteriana cutánea provoca una lesión con costra amarillenta. Debe excluirse del centro educativo hasta pasadas 24 horas del inicio del tratamiento antibiótico.
Piojos
Son frecuentes las reinfecciones, pero la aparición de liendres no es motivo de exclusión si se aplica el tratamiento correcto.
Sarna
Luego de iniciado el tratamiento, el niño puede acudir a la guardería o escuela al día siguiente. Debe evitar rascarse, pues esto favorece el contagio piel con piel[7].
Amigdalitis estreptocócica
Luego de iniciado el tratamiento, el niño puede retomar sus actividades al día siguiente.
Tuberculosis
Aunque es poco habitual, se requiere un estudio de contactos y aislamiento hasta que se rebase la enfermedad.
Tosferina
Aunque está dentro del esquema de vacunación y es por tanto poco frecuente, se debe dejar de ir a la guardería o escuela por dos semanas después de comenzado el tratamiento.
Conjuntivitis
Este enrojecimiento de la conjuntiva puede ser producto de un simple catarro, pero si se establece si naturaleza bacteriana el menor puede asistir a sus actividades 24 horas luego de iniciado el tratamiento.
Hepatitis A
Su trasmisión es vía fecal-oral. No se debe asistir al colegio o guardería hasta pasados 7 días de la aparición de la ictericia.
Esta lista cubre las enfermedades más comunes que puede tener un niño en edad de guardería o escuela. Pero la última palabra al respecto debe ser siempre emitida por el pediatra: aunque una enfermedad no sea contagiosa, no por ello deja de ser molesta para quien la padece.