Cuando la enfermedad boca-mano-pie entra a una guardería, a una instalación de educación preescolar o a cualquier centro de cuidado colectivo, lo más probable es que numerosos pequeños se afecten, porque el virus que la produce es muy contagioso y tiene diversas vías de transmisión.
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También a esta enfermedad se le llama exantema vírico de boca-mano- pie. Es una afección que no aparece descrita en los libros clásicos de pediatría porque se identificó en 1956.
Contenido
- 1 ¿Que produce la enfermedad de boca mano pie?
- 2 ¿A qué edad es más frecuente la enfermedad mano-pie-boca?
- 3 ¿Cuáles son los síntomas y cuando aparecen?
- 4 ¿Qué debo hacer ante la sospecha del virus boca mano pie?
- 5 Aliviando las molestias
- 6 Evolución de la enfermedad boca-mano-pie
- 7 La prevención es el mejor tratamiento
¿Que produce la enfermedad de boca mano pie?
Es una enfermedad viral. La mayoría de los casos están originados por el virus Coxackie A16 y los brotes más importantes en países asiáticos se han asociado al enterovirus 71. Se considera que hay más de 100 variedades de enterovirus no causantes de poliomielitis que pueden producir el exantema vírico de boca-mano-pie.
¿Cómo se transmite el virus?
La transmisión de este virus es fundamentalmente por la vía digestiva, mediante los virus eliminados por las heces fecales. La excreción viral puede durar varias semanas después de manifestar los síntomas de la enfermedad. Las manos contaminadas con restos de materia fecal pueden ser transportadas a la boca y ser portadoras de la infección viral.
También se puede transmitir al estornudar, toser, hablar y hasta mediante la propia respiración. El contacto con objetos o superficies portadoras de partículas virales también puede actuar como fuente de contaminación.
Basado en los criterios anteriores es que resulta difícil evitar su transmisión en las primeras etapas de la vida, porque las posibilidades de fuentes de infección son numerosas. Lo anterior se agrava porque los niños pueden tener el virus y no evidenciar síntomas de la enfermedad.
¿A qué edad es más frecuente la enfermedad mano-pie-boca?
El exantema vírico boca-mano-pie afecta fundamentalmente a niños antes de los 5 años, algunos autores consideran que es más común antes de los tres años y otros extienden esta etapa hasta los 10 años. Lo anterior no significa que no aparezca en otras etapas de la vida. Otra de sus características es que no confiere inmunidad por lo que se puede padecer en más de una ocasión.
Sus brotes se presentan fundamentalmente al inicio del verano y del otoño, siendo su mayor frecuencia entre los meses de junio y octubre.
¿Cuáles son los síntomas y cuando aparecen?
Como previamente mencionamos pueden existir casos en que el niño se ha infectado y no evidenciar síntomas, pero por lo general después de un periodo de incubación de entre 4 y 6 días aparecen síntomas que permiten sospechar la presencia de la enfermedad boca-mano-pie.
De acuerdo a la edad del pequeño pueden variar los primeros síntomas, pero lo más común es que aparezca fiebre, falta de apetito, dolor de garganta y sensación de malestar general. Posteriormente aparecen otros síntomas como aftas en la boca y la lengua. En más de las ¾ partes de los niños se acompañan de lesiones tipo pápulas o vesículas localizadas en la boca, manos y pies. Estas características son las que dieron origen al nombre de la enfermedad.
También pueden estar localizadas en la región glútea, en la zona del alrededor del ano y del pubis correspondientes a la zona del pañal, e incluso hasta en los codos, las rodillas y en ocasiones aisladas pueden tener otras localizaciones.
Las aftas bucales pueden tener diferentes tamaños oscilando entre los 4 y 8 milímetros y pueden ser muy dolorosas. En la piel las lesiones son como abultadas sobre la superficie siendo palpables. En ocasiones están rodeadas de un reborde rojo.
¿Qué debo hacer ante la sospecha del virus boca mano pie?
Para la mayoría de las enfermedades virales no existe un medicamento que acorte la evolución de la enfermedad y esta no es la excepción. Hasta hoy no hay tratamiento específico antiviral contra los enterovirus causantes de este exantema vírico. Afortunadamente por lo general las defensas del sistema inmunitario reaccionan ante una infección viral y los combate en el transcurso de una o dos semanas.
Aliviando las molestias
Esta enfermedad provoca molestias como dolor de garganta, fiebre, malestar general, aftas y otras. Es por ello que el empleo de medidas para reducir cada uno de los síntomas es aconsejable. Por supuesto que siempre dependerán de la edad del pequeño y de la posibilidad de llevar a cabo los mismos.
Para reducir el dolor, la fiebre y el malestar general
En bebés menores de tres meses si la temperatura rectal es superior a 38 grados centígrados (100,4 grados Fahrenheit) debes consultar con el médico porque requieren observación. Después de los tres meses debes de consultar con el médico como proceder.
Cuando los niños son mayores los analgésicos y anti-térmicos como metamizol, paracetamol o ibuprofeno, se pueden utilizar para tratar la fiebre y el malestar. No es aconsejable emplear aspirina (ácido acetilsalicílico), en menores de 18 años porque puede dar origen al conocido síndrome de Reye.
Para aliviar las molestias de las aftas bucales
Emplear enjuagues de agua con sal puede calmar las molestias de las aftas, puedes preparar la solución con media cucharadita de sal en 1 vaso de agua a temperatura ambiente.
Evita el consumo de jugos ácidos y de bebidas gaseosas porque puede producir ardor en las aftas. Es conveniente tomar los líquidos fríos y en particular productos lácteos fríos.
Lesiones de la piel
Para prevenir la infección de las lesiones de la piel, se pueden emplear los espray de clorhexidina varias veces al día. También las molestias de las lesiones se pueden reducir con el uso de solución de calamina.
Evolución de la enfermedad boca-mano-pie
Generalmente la evolución de la enfermedad es favorable y en una semana o dos semanas el niño estará recuperado. Las complicaciones son poco frecuentes y puede conducir a la descamación de algunas zonas de la capa más externa de la piel de los pies o de las manos.
Excepcionalmente se puede producir la caída de las uñas de los pies o de las manos, pero no te preocupes demasiado porque es completamente reversible y crecerán las nuevas en pocas semanas después de la curación.
La deshidratación cuando la ingestión de líquidos no es suficiente es uno de los aspectos a vigilar.
En recién nacidos que todavía no tienen un sistema inmunológico bien desarrollado se podrían presentar con muy poca frecuencia complicaciones más graves como encefalitis, parálisis, edema pulmonar o complicaciones cardíacas. Esto se presenta sobre todo cuando la infección es producida por los enterovirus tipos E-71 y D-68.
La prevención es el mejor tratamiento
Como previamente mencionamos las vías de transmisión de la enfermedad mano-pie-boca son numerosas y aunque no existen vacunas para impedir la infección, si hay medidas higiénicas que pueden ayudar a prevenir y controlar el contagio. Entre ellas:
- Lavado de las manos de las personas encargadas del cuidado del bebé antes de manipularlo y después del cambio de pañales. Cuando los niños son mayores el lavado frecuente de las manos ha demostrado ser un factor protector.
- Educar a los niños en la forma correcta de estornudar, toser, cubriéndose con un pañuelo desechable o poniendo la parte interna del codo sobre su boca. Las manos se convierten en propagadoras de virus en caso de tener la enfermedad.
- No es aconsejable la asistencia a la guardería o la escuela cuando aún el niño presenta fiebre, es aconsejable que no disemine la enfermedad.
- Los juguetes deben ser limpiados y desinfectados si se sospecha que fueron manipulados por un niño afectado por la enfermedad.
- No deben de compartirse artículos de uso personal con otros niños que no estén enfermos y más aún si hay varios hermanos en el hogar o en un centro de atención colectiva.
- Evite por todos los medios, la exposición de los bebés a la posibilidad de contagio por niños con síntomas de la enfermedad.
- Limpie con frecuencia todas las superficies que el niño enfermo toca con frecuencia para evitar el contagio de otros niños.
No hay que tenerle miedo al exantema vírico boca-mano-pie, pero especialmente si tu niño es pequeño, debes estar muy vigilante ante determinados síntomas de alerta que pueden indicar una posible complicación. Son muy poco frecuentes pero es mejor siempre estar atentos y consultar con el pediatra ante la menor duda.
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