En el siglo pasado se popularizó el hábito de fumar. Se vendían cigarrillos en casi cualquier parte, incluso en los hospitales. Según la Organización Mundial de la Salud en el 2017 había un billón de fumadores y cada año se producen 6 millones de muertes atribuibles a este nocivo hábito. Es considerada como una epidemia que a diferencia de otras no se puede prevenir con vacunas.
Cuando los estudios científicos demostraron que era dañino tanto para los fumadores activos como para los que respiraban el humo, se lanzaron campañas para limitar su venta y consumo, en especial por los adolescentes. Pero los datos más actuales son alarmantes porque demuestran que si bien las tasas de iniciación disminuyeron en adolescentes entre los 16 y 20 años, se observa un aumento importante entre los adolescentes más jóvenes entre los 11 y 15 años. Así lo revela un estudio del Imperial College de Londres realizado en 17 países europeos.
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En un estudio publicado el año pasado, con una muestra de 119.104 participantes en 17 países europeos, quedó demostrado de que la tasa de iniciación en el hábito de fumar entre adolescentes entre 16 a 20 años ha disminuido de forma continuada desde los años 70 . No obstante, actualmente el número de adolescentes jóvenes (entre 11 y 15 años) que fuma está aumentando de forma alarmante, alcanzando como promedio en Europa los 40 nuevos fumadores por cada mil habitantes.
La única manera de prevenirlo es analizando las causas y circunstancias que motivan la iniciación y la adicción a este dañina práctica.
Iniciación al hábito de fumar
En la adolescencia, el hábito de fumar es más peligroso que si se comienza a consumir cigarrillos a edades más tardías. Además de los problemas de salud que este acarrea, fumar en la adolescencia incrementa las posibilidades de mantener esta adicción a lo largo de la vida.
En esta etapa, los adolescentes comienzan a fumar por dos causas principales: la curiosidad (en especial si sus progenitores u otros miembros de la familia fuman) o cómo una forma de validación ante sus pares. La gran mayoría de ellos no son conscientes de los graves efectos para la salud que tiene el consumo de cigarrillos, ni la fuerte adicción que ellos crean.
Pese a lo que muchos creen, la nicotina se considera, sino la más, una de las drogas con mayor poder adictivo. Esto se debe a que el cerebro posee numerosos receptores para ella, y estos se activan muy rápido ante la presencia de esta sustancia en sangre. Tanto, que se plantea que bastan tres inhalaciones de un cigarrillo para llenar la mitad de los neuroreceptores de nicotina del cerebro.
La exposición a la nicotina altera la organización de la materia blanca del cerebro, en paralelo con la aparición de los síntomas de la dependencia física a la sustancia en los adolescentes. Estos son:
- Necesidad de fumar
- Ansiedad
- Dificultad para concentrarse
- Impaciencia
- Inquietud
- Irritabilidad
- Mal humor
- Problemas para dormir
Los adolescentes son más sensibles a la nicotina pues en esta etapa se acelera el desarrollo neuronal por los cambios hormonales asociados. También existe una predisposición genética al tabaquismo, que se cuenta en el orden del 75%.
Hábito de fumar: abstinencia y efectos a mediano y largo plazo
La adicción a la nicotina no se mide con los años que lleva el fumador: los adolescentes que fuman presentan los mismos síntomas de abstinencia y con la misma intensidad que los fumadores adultos.
Estos pueden extenderse a lo largo de semanas, y en la medida que el adolescente se exponga más a los cigarrillos el alivio al fumar es más corto. Esto hace que el consumo aumente.
La intensidad de los síntomas de la abstinencia no se puede medir por el número de cigarrillos que se fumen: en adolescentes que fuman 5 cigarrillos o menos pueden aparecer.
Los efectos del hábito de fumar en los adolescentes son similares a los del fumador adulto. Así, al poco tiempo de iniciar el consumo se obstruyen las vías respiratorias por el alquitrán contenido en los cigarrillos, con lo cual disminuye la capacidad de los pulmones y por tanto baja también el rendimiento en actividades deportivas. También en ello influye el aumento de la frecuencia cardiaca.
Muy tempranamente comienzan a aparecer los primeros síntomas relacionados a enfermedades cardíacas y accidentes cerebro-vasculares, a la par que la calidad del sueño se ve afectada, pues los fumadores adolescentes duermen como promedio de media a una hora menos que los no fumadores.
El hábito de fumar también afecta la dieta y los hábitos alimentarios de los adolescentes fumadores.
Adicción en los adolescentes ¿por qué empiezan?
En la adquisición del hábito de fumar inciden una multitud de factores. Además del consumo de cigarrillos en casa, la falta de apoyo y atención por parte de los padres para evitar que el adolescente adquiera el hábito es un elemento importante.
También incide el hecho que el tabaco, pese a las regulaciones vigentes, sigue siendo de fácil acceso y a un precio asequible. Unido a la publicidad a los cigarrillos en la televisión, las películas y los videojuegos hace que los adolescentes lleguen a considerarlo como un símbolo de popularidad.
El adolescente también comienza a fumar como escape al estrés como consecuencia de bajos rendimientos académicos o una baja autoestima. Es por ello que no solo debemos informarles y orientarles, sino también analizar las causas que le llevan a iniciarse en el hábito de fumar.
¿Cómo podemos ayudar?
Los padres deben comenzar por dar el ejemplo, pues los hijos de fumadores o ex fumadores tienen una probabilidad más alta de comenzar a fumar, y adicionalmente tienen más acceso a los cigarrillos y los padres tienden a ser más tolerantes con el hábito.
Si fumas, es buena idea que abandones el hábito. Esto no solo te ayudará a comprender por lo que deberá pasar tu hijo si decide dejar de fumar, sino que te servirá de argumento para que nunca lo haga. No permitas tampoco que otros fumen en tu casa o coche.
Conversa con tus hijos y bríndales información sobre los efectos nocivos del tabaco. El hábito de fumar no solo le acarreará a la larga daños en su salud, sino que en poco tiempo afecta su capacidad para la práctica deportiva, causa arrugas, mancha las manos, uñas y dientes y es un vicio costoso.
Si estás en el caso de que tu hijo adolescente fuma, anímale a dejarlo y apóyalo durante ese duro proceso. Abandonar el hábito de fumar no es un proceso sencillo y las recaídas son frecuentes debido al síndrome de abstinencia, pero debes ver cada intento como un logro y hacer que no se desanime.
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