Con la desregulación del cannabis en muchos países, unido al innegable aumento de su consumo, surge una interrogante sobre la que es necesario comentar. Esta es la relación entre cannabis y embarazo, pues muchas gestantes aún piensan que es seguro usar esta droga durante el embarazo.
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En especial en España, después del alcohol y el tabaco, el cannabis es la droga más consumida por las parejas que esperan un hijo y también por las madres lactantes. Las estadísticas en este sentido son alarmantes, pues se estima que el 13% de las gestantes están expuestas a esta droga durante el primer trimestre de su embarazo. En el caso de las madres lactantes, el 7% de ellas refiere que de forma habitual están expuestas al cannabis, ya sea de forma activa o pasiva.
El cannabis no se percibe como una amenaza
Uno de los problemas fundamentales de esta alarmante situación es que el consumo de cannabis por la gestante durante el primer trimestre del embarazo no se percibe como un peligro.
Mientras que la ingesta de alcohol o el hábito de fumar están bien documentados y son informados de forma oportuna por los servicios de salud, no sucede lo mismo con relación al cannabis y embarazo. De hecho, muchas gestantes lo utilizan como un medio para controlar las náuseas matutinas, la ansiedad, la depresión, los calambres o los dolores de ciática asociados al embarazo.
Pese a que en España está penalizado el cultivo, la venta y el consumo en menores y en espacios públicos, no se prohíbe su consumo en adultos. De hecho, existen más de 700 clubes sociales de cannabis, donde sus miembros pueden acceder con facilidad a la droga. Estas estadísticas aumentan si se tiene en cuenta el acceso al cannabis a través de medios ilegales.
El consumo de esta droga es más usual en parejas jóvenes y de bajos recursos.
Cannabis y embarazo
El Δ9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabinol constituyen el 95% de los principios activos del cannabis. Estos son capaces de atravesar la placenta e interferir y afectar las fases de formación del sistema nervioso del feto.
El desarrollo del sistema nervioso comienza a partir de las primeras semanas de embarazo y ocurre en una secuencia interrelacionada. Existen receptores cannabinoides en el cerebro fetal que forman parte de un sistema endocannabinoide, el que es vital en la proliferación y diferenciación de las células durante el neurodesarrollo embrionario.
Por ello, la exposición al cannabis en cualquiera de estas fases altera las siguientes, interfiriendo en el correcto desarrollo del sistema nervioso, en especial en el desarrollo de las respuestas emocionales. Este proceso no se detiene después del parto, sino que sigue a lo largo de la infancia y la adolescencia.
El cannabis y la lactancia materna
Incluso después del parto, el problema del efecto del cannabis sobre el desarrollo del sistema nervioso del bebé no termina, porque el cerebro sigue en desarrollo.
Aunque no se exponga directamente a la droga, el THC es liposoluble, por lo que se acumula en la leche materna. Las madres que consumen cannabis ya sea de forma directa o indirecta se lo transmiten por esta vía a sus bebés. Este hecho se ha asociado como factor de riesgo de muerte súbita infantil y retraso motor durante el primer año de vida.
No obstante, es importante que se haga énfasis en la deshabituación y cesación del consumo del cannabis y no en que se elimine la lactancia materna. Durante la deshabituación puede continuarse con la lactancia, pero se recomienda que se haga bajo supervisión de personal entrenado en manejo y control de adicciones en pediatría.
Efectos de la exposición prenatal al cannabis
Existen evidencias que los bebés de madres consumidoras de cannabis durante el embarazo tienen una respuesta diferente a los estímulos visuales, se muestran más temblorosos y lloran de forma más aguda, lo que puede ser una evidencia de un problema en su desarrollo neurológico.
No obstante, en la mayoría de los casos las alteraciones se manifiestan en la medida que el sistema nervioso del menor se va desarrollando. Hasta el momento, se han conducido cuatro estudios a largo plazo en Canadá, Estados Unidos, Holanda y España en familias de riesgo. Se ha logrado determinar que los menores expuestos al cannabis presentan alteraciones en su desarrollo cognitivo, que se evidencia a partir de los 3 años de edad.
Asimismo, estos menores presentan una tasa de fracaso escolar superior a la media. También son frecuentes los diagnósticos de hiperactividad y síndrome de falta de atención. Otro síntoma alarmante desde el punto de vista estadístico es que estos menores presentan un riesgo mayor de consumir drogas y cometer actos delictivos en su vida futura.
Prevenir la asociación de cannabis y embarazo para proteger nuestro futuro
La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha alertado en el documento “Toma de posición sobre cannabis, embarazo y lactancia elaborado por el Comité de Salud Medioambiental de la AEP”del alarmante incremento de pacientes con trastornos de aprendizaje, conducta y desarrollo.
Asimismo, ha recomendado una serie de acciones para que se tome consciencia en relación al tema cannabis y embarazo, lactancia y posterior desarrollo del niño y el adolescente.
El primero de ellos es que se debe alertar sobre los riesgos de la exposición al cannabis durante el embarazo y la lactancia al público en general, y en especial a las parejas jóvenes. También es necesario capacitar a los pediatras sobre el tema del uso del cannabis desde el embarazo hasta el final de la adolescencia, incluida la lactancia materna.
De la misma forma, se plantea la necesidad de facilitar información útil en relación con la exposición al cannabis durante el embarazo y la lactancia, e incluir la Hoja verde, ya disponible en la región de Murcia, en los programas de Pediatría de Atención Primaria.
Otro punto importante señalado por el Comité de Salud Medioambiental es la necesidad de colaborar en programas de detección, prevención e intervención precoz de la exposición al cannabis durante el embarazo y la lactancia, para así reducir el daño que causa esta droga en el neurodesarrollo de nuestros niños.
También insta a desaconsejar el consumo de cannabis en las madres que practican la lactancia materna. Este proceso podría necesitar del auxilio de personal entrenado en el control y manejo de adicciones en pediatría. Para ello, se recomienda tomar las experiencias de las unidades de Salud Medioambiental Pediátrica de Cataluña y Murcia.
Las embarazadas y menores españoles necesitan un aire limpio para evitar daños en su desarrollo. En la medida que más se entienda la asociación entre cannabis y embarazo, estaremos más cerca de su prevención.
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