Se considera parto prematuro a cualquier alumbramiento que ocurra tres semanas antes de la fecha de parto prevista; o sea, antes de la semana 37 de embarazo. Si la gestante tiene contracciones regulares que provocan la apertura del cuello del útero posteriores a la semana 20, se considera que tiene amenaza de parto prematuro.
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La incidencia del parto prematuro es baja de las embarazas que ingresan con un diagnóstico de amenaza de parto pretérmino, este solo se desencadena en el 20 al 30% de los casos. Esto sucede porque actualmente existen varias alternativas para impedir que el parto se produzca antes de la fecha estimada.
Siempre se trata de evitar al máximo porque los bebés prematuros suelen tener complicaciones médicas serias a corto y largo plazo, que se agravan cuanto más inmaduro nazca.
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El bebé prematuro
Aquellos bebés nacidos entre las semanas 20 a 37 del embarazo se consideran pretérminos o prematuros. El nacimiento antes de tiempo implica que muchos de sus órganos y sistemas no han tenido aún tiempo para madurar completamente, por lo que un bebé prematuro puede presentar una amplia gama de complicaciones postparto.
Según la semana de nacimiento, los bebés prematuros se clasifican en:
- Prematuro tardío, entre las semanas 34 y 36 de embarazo
- Prematuro moderado, entre la semana 32 y la 34 de embarazo
- Muy prematuro, antes de las 32 semanas de embarazo
- Prematuro extremo, antes de las 25 semanas de embarazo
La mayoría de los partos pretérminos son prematuros tardíos, y se caracterizan porque los bebés presentan las siguientes características:
- Apariencia delgada y rasgos menos redondeados.
- Cuerpo pequeño y cabeza grande en proporción.
- Dificultad para respirar.
- Falta de reflejos para succionar y tragar.
- Lanugo en casi todo el cuerpo.
- Temperatura corporal baja.
Los bebés prematuros necesitan una estancia hospitalaria más larga e ingreso en una unidad especial de cuidados neonatales intermedios o intensivos. Durante este, se analizarán y tratarán de resolver los problemas de salud a corto plazo y los que puedan repercutir en su salud futura. Estos también pueden comprender problemas de visión y audición, riesgo de parálisis cerebral y a largo plazo dificultades en el aprendizaje y problemas en su comportamiento.
Factores de riesgo que propician la amenaza de parto prematuro
Durante el seguimiento del embarazo pueden detectarse algunos indicadores que apuntan a una amenaza de parto prematuro. Estos son los siguientes:
- Bajo peso u obesidad de la madre.
- Diabetes.
- Drogadicción.
- Embarazo múltiple.
- Fertilización in vitro.
- Infecciones del líquido amniótico y los genitales inferiores.
- Lesiones físicas y traumatismos.
- Malformaciones en el útero, cuello uterino o placenta.
- Menos de 6 meses entre dos embarazos consecutivos.
- Presión arterial alta.
- Situaciones de gran estrés en la gestante.
- Tabaquismo.
- Un parto prematuro previo.
- Varios abortos, sean espontáneos o voluntarios.
- Algunas enfermedades autoinmunitarias.
- Depresión.
- Exceso de líquido amniótico.
- Edades extremas de la gestante o sea ser muy joven o tener edad mayor.
No obstante, las causas de los partos prematuros no están completamente claras y se ha observado cierta tendencia al parto pretérmino en las mujeres afroamericanas.
Síntomas y diagnóstico de la amenaza de parto prematuro
Los siguientes signos y síntomas apuntan a que la embarazada está entrando en trabajo de parto prematuro, por lo que se debe acudir a un especialista lo antes posible.
- Contracciones regulares o frecuentes.
- Cambios en el flujo vaginal.
- Cólicos ligeros.
- Un dolor leve y constante en la espalda.
- Manchado o sangrado vaginal de leve a moderado.
- Rotura de las membranas con pérdida de líquido como chorro o goteo.
- Presión en la pelvis y la región inferior del abdomen.
Para corroborar una amenaza de parto prematuro, el facultativo realizará un examen pélvico, una ecografía transvaginal, un control del útero con un monitor uterino para medir las contracciones y análisis de laboratorio.
Prevención del parto prematuro
Aunque la causa del parto pretérmino es desconocida en la mayoría de los casos, en las gestantes con amenaza de parto prematuro se pueden aplicar algunas acciones que lo previenen y permiten llevar el embarazo a feliz término. Dentro de estas se encuentran:
La atención médica prenatal regular: El monitoreo de la salud de la gestante y el bebé permite una detección temprana de una amenaza de parto prematuro.
La dieta saludable: Un embarazo saludable se asocia a una buena nutrición. Las dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados se correlacionan con menos riesgo de nacimientos prematuros. Por ello, la gestante debe consumir frutos secos, semillas, pescado y aceites vegetales.
Evitar el consumo de sustancias nocivas: el tabaco, el alcohol y las drogas ilegales deben evitarse a toda costa durante el embarazo.
Una buena planificación familiar: el tiempo entre embarazos es un factor que puede condicionar un parto prematuro. Menos de 6 meses de diferencia entre embarazos o más de 59 meses incrementan el riesgo.
Control de las afecciones crónicas o gestacionales: La diabetes, la hipertensión y la obesidad elevan el riesgo de un parto prematuro, por lo que deben ser controladas antes y durante la gestación. De igual forma, deben monitorearse y controlarse enfermedades que aparecen como resultado del embarazo, como la preeclampsia, la anemia por déficit de hierro y la diabetes gestacional.
La gestante debe tener en cuenta además que las contracciones antes de la fecha del parto pueden tratarse de las llamadas contracciones Braxton Hicks, que no significan que el cuello del útero se esté abriendo. En este caso, estas desaparecen si la embarazada camina, descansa o simplemente cambia de posición. De mantenerse las contracciones de forma regular, puede estar en presencia del verdadero trabajo de parto.
Sobre el reposo en cama para reducir la amenaza de parto prematuro, este no ha demostrado que reduzca el riesgo. Por el contrario, causa coágulos, debilidad muscular y sufrimiento emocional. Sí es importante que la embarazada se mantenga tranquila y no realice actividades físicas intensas.
Procedimientos médicos ante la amenaza de parto prematuro
En algunos casos, es necesario intervenir desde el punto de vista médico para evitar un parto pretérmino. En este sentido, hay dos estrategias principales:
Tratamiento con suplementos de progesterona
A aquellas mujeres con historial de parto prematuro previo, cuello uterino corto o ambos factores se les administran medicamentos con progesterona. Estos disminuyen la posibilidad de contracciones y apertura del cuello del útero, retrasando el momento del parto hasta una fecha próxima a las 40 semanas.
Cerclaje cervical
Este procedimiento quirúrgico se aplica a aquellas mujeres con partos prematuros previos o cuello uterino corto. Así, se cierra con suturas fuertes el cuello del útero, como soporte adicional que impide su dilatación. Estas suturas se retiran cuando el bebé está a término.
Una vez iniciado el trabajo de parto prematuro, este no puede detenerse. No obstante, puede promoverse el desarrollo del feto administrando corticoesteroides para propiciar la maduración pulmonar. Otros medicamentos como el sulfato de magnesio también pueden ser administrados.
Aunque la amenaza de parto prematuro no debe tomarse a la ligera, es importante que la gestante con factores de riesgo se mantenga tranquila y cumpla con las orientaciones de su médico. La ansiedad, el estrés y la incertidumbre pueden aumentar el riesgo de tener un parto antes de la fecha prevista.
Ante la amenaza de parto prematuro hay diversas alternativas para lograr que tu embarazo pueda desarrollarse hasta que el feto alcance la madurez necesaria. Lo más importante es que estés confiada, optimista, y en poco tiempo podrás tener en tus brazos a tu deseado y ansiado hijo con buen estado de salud y con un futuro promisorio.
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