Con los cambios de estación, aparecen muchos elementos flotando en el aire como el polen y el polvo, que pueden provocar alergias si la persona es susceptible a estos elementos que actúan como alérgenos. Una de las zonas más expuestas al contacto son los ojos, por lo que la conjuntivitis alérgica es una afección oftálmica frecuente en niños mayores y adolescentes.
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Claro está, no solo los cambios de estación son los causantes de esta dolencia. En nuestros propios hogares hay numerosos elementos que pueden desencadenar una reacción alérgica de este tipo.
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¿Qué es la conjuntivitis?
La conjuntivitis es el resultado de la inflamación de la conjuntiva, la cual es una membrana fina y transparente que se encuentra cubriendo la superficie del ojo. Debido a esta inflamación, los vasos sanguíneos que la irrigan se hacen más visibles, con lo que la superficie del ojo se torna rosada o de color rojizo.
La conjuntivitis constituye una de las afecciones oftalmológicas más frecuentes, lo mismo de pacientes pediátricos como adultos y sus causas pueden obedecer a orígenes muy diversos.
Entre ellas se encuentran la proliferación de bacterias en el ojo dando origen a la conjuntivitis bacteriana. Cuando es ocasionada por agentes virales se denomina conjuntivitis viral. Podría ser que sus orígenes estén asociados a una irritación más frecuente cuando se emplean lentes de contacto dando origen a la conjuntivitis por cuerpo extraño. Cuando se trata de un golpe o lesión se produce una conjuntivitis traumática, pero cuando se produce como consecuencia de una reacción de rechazo a alérgenos se ocasiona una conjuntivitis alérgica.
Conjuntivitis alérgica en España
La conjuntivitis alérgica es por tanto la inflamación que se produce en una de las capas externas del ojo llamada conjuntiva a los alérgenos. Los alérgenos pueden afectar a esta capa mediante la exposición por contacto directo, por inhalación, por ingestión de alimentos o medicamentos o como parte de la respuesta del organismo a la picadura de abejas o avispas. Es muy frecuente que la conjuntivitis alérgica se acompañe de rinitis y entonces se denomina rinoconjuntivitis.
La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), considera que esta es la enfermedad alérgica más frecuente en niños mayores o adolescentes. Según el International Study of Asthma and Allergies in Childhood (ISAAC) la rinoconjuntivitis afecta el 7,9% de los niños españoles entre los 6-7 años, y entre los 13 y 14 años esta cifra se eleva a un 15%. También este estudio señala que está aumentando su frecuencia de aparición en los últimos años. Lo más común es que se presente asociada a los cambios de clima o de estación, pero puede aparecer en cualquier momento del año.
¿Cuáles son las causas de una conjuntivitis alérgica?
Como previamente mencionamos en el caso específico de la conjuntivitis alérgica, es causada por la respuesta del organismo frente a un agente externo (alérgeno) que desencadena una reacción de hipersensibilidad.
Cuando un alérgeno entre al ojo, el cuerpo trata de rechazarlo produciendo el anticuerpo inmunoglobulina E. Este anticuerpo activa a los mastocitos de la capa mucosa de los ojos, que liberan precursores de inflamación e histamina. Con la liberación de histamina en la mucosa ocular se provoca una respuesta inflamatoria en la conjuntiva.
Hay numerosos elementos que pueden actuar como alérgenos. Entre los más frecuentes se encuentran el polen, los ácaros del polvo, el moho y el epitelio y pelo de los animales domésticos fundamentalmente de gatos y perros. También alimentos, medicamentos y picadas de insectos.
Esta respuesta alérgica puede estar acompañada de otras manifestaciones como la dermatitis atópica o la rinitis. Cuando la liberación de histamina es mayor, pueden aparecer otras respuestas del organismo como asma, o reacciones cutáneas tipo urticarias.
En dependencia a la susceptibilidad de cada persona a los agentes que actúan como alérgenos, la conjuntivitis alérgica puede aparecer a lo largo de algunos meses específicos (conjuntivitis alérgica estacional) o todo el año (conjuntivitis alérgica perennes). Esto se debe en que en los días secos, calurosos y ventosos hay más alérgenos flotando en el aire que en los lluviosos, húmedos y fríos.
La forma más severa de la conjuntivitis alérgica es la queratoconjuntivitis vernal, que tiende a reaparecer en los sujetos sensibles cada primavera y se atenúa durante el otoño y en invierno.
Síntomas de la conjuntivitis alérgica
La aparición y severidad de los síntomas de la conjuntivitis alérgica varían en dependencia de cada persona y el grado de exposición al alérgeno. No obstante, un síntoma común es la quemazón o el picor, el lagrimeo y el enrojecimiento leve de uno o ambos ojos. Puede producirse sensación de cuerpo extraño, en algunos casos también hay fotosensibilidad, con rechazo a la luz (fotofobia) en los casos más graves.
También pueden aparecer molestias oculares e inflamación por retención de líquido o edema en la conjuntiva y los párpados. Si aparecen lagañas, estas son escasas, a diferencia de las conjuntivitis bacterianas que las secreciones son muy abundantes y amarillentas.
Cuando los síntomas aparecen como consecuencia de la ingestión de algún alimento o medicamento o picaduras, por lo general se acompaña de reacciones cutáneas y síntomas de vías respiratorias. Cuando se acompaña de rinitis has secreción nasal, estornudos y picazón en la nariz.
Diagnóstico de la conjuntivitis alérgica
El diagnóstico de la conjuntivitis alérgica se realiza analizando la historia clínica del paciente (y sus padres, si el afectado es un menor) y la exploración ocular en busca de los signos típicos de la dolencia. Si existen alergias diagnosticadas previamente, hay una buena probabilidad que la conjuntivitis sea de este tipo.
Si hay pocos signos de alergia ocular o esta no responde al tratamiento, se debe realizar una valoración por oftalmología, en especial si la conjuntivitis tiende a ser perenne. En estos casos, debe realizarse además un estudio para identificar al alérgeno causante.
Opciones terapéuticas
La conjuntivitis alérgica es molesta, pero por lo general no afecta la visión y no produce complicaciones. Su tratamiento está enfocado en aliviar las molestias que provoca y en reducir la respuesta alérgica del organismo.
A diferencia de otras afecciones oculares, la conjuntivitis alérgica no es contagiosa, por lo que no se requiere del aislamiento del paciente. En caso de que se diagnostique, el primer paso es evitar que el paciente entre de nuevo en contacto con el agente ambiental que está desencadenando la respuesta alérgica.
Debe evitarse además rascarse los ojos, pues esto agrava el picor a la larga y puede provocar lesiones en la córnea y la conjuntiva. En cada caso el médico indicará el mejor tratamiento a seguir, que consiste por lo general en:
- Lavados frecuentes de los ojos con suero fisiológico.
- Aplicación de compresas frías sobre los párpados.
- Uso de colirios antihistamínicos, estabilizadores de los mastocitos o antiinflamatorios.
- Uso de lágrimas artificiales 4-5 veces al día.
- No usar lentes de contacto durante los episodios de conjuntivitis.
De existir otros síntomas de alergias, como rinitis o dermatitis, el tratamiento de la conjuntivitis alérgica puede complementarse con tabletas o jarabes antihistamínicos.
Previniendo la conjuntivitis alérgica
Conociendo el desencadenante, la mejor forma de prevenir una conjuntivitis alérgica es evitar el contacto con el alérgeno que la provoca. Esto no siempre es posible, ya sea porque esté en el medio ambiente o porque se desconozca cual es el agente causal. No obstante, hay una serie de medidas higiénicas que se pueden tomar para evitar esta afección:
- Si la rinoconjuntivitis es producida por el polen, revisar los calendarios de polinización y evitar la exposición a áreas donde abunden estas plantas.
- En el hogar reducir la humedad, la temperatura y cerrar las ventanas durante los días de mucho viento y de elevada posibilidad de liberar el polen.
- Evitar en el hogar el uso de elementos decorativos que puedan atrapar polvo, como las alfombras o las cortinas. Evitar el uso de peluches como decoración o juguetes.
- Instalar filtros antipolen en el coche.
- Lavar de forma frecuente los ojos con suero fisiológico estéril.
- No tocarse los ojos con las manos.
- No tener animales domésticos si se ha comprobado que un miembro de la familia es alérgico a ellos.
- Minimizar la presencia de alérgenos en el hogar como pueden ser los ácaros de polvo y los hongos.
- No utilizar perfumes o maquillajes que puedan contener alérgenos y disminuir al mínimo el uso de ambientadores, aerosoles, tabaco y otros contaminantes.
- Reforzar la higiene del hogar, de ser preferible con aspiradora para eliminar el polvo.
- Retirar siempre el maquillaje de los ojos antes de dormir.
- Utilizar colchones, almohadas, protectores y ropa de cama que permitan su limpieza periódica.
- Usar gafas de sol para evitar el contacto directo con posibles alérgenos o incluso reducir la fotofobia.
Aunque las conjuntivitis alérgicas no son peligrosas, no por ello dejan de ser molestas para quien las padece. Cuando se combinan los síntomas oculares y nasales puede ser muy molesta y afectar el bienestar y la calidad de vida de los niños o adolescentes. En tus manos está entonces protegerte y proteger a tus seres queridos con estas sencillas medidas.
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