La fiebre botonosa o fiebre exantémica mediterránea es una enfermedad producida por Rickettsias. En la mayoría de los casos, ellas son transmitidas por la picadura de las garrapatas del perro infestadas con esta bacteria.
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Contenido
- 1 ¿Cuáles son los síntomas de la fiebre botonosa en niños?
- 2 ¿Por qué se presenta la fiebre botonosa?
- 3 ¿Dónde se presenta la fiebre botonosa mediterránea?
- 4 ¿Cómo se confirma la sospecha de fiebre botonosa?
- 5 ¿Cuál es el tratamiento indicado para la fiebre botonosa?
- 6 Evolución de la fiebre botonosa mediterránea
¿Cuáles son los síntomas de la fiebre botonosa en niños?
Esta enfermedad se caracteriza por fiebre alta y en el lugar de la picada se produce una ulceración y costra de color negro. También puede acompañarse de una erupción cutánea. Hay diferentes reportes que indican que esta costra o ulceración se observa entre el 72 y el 94% de los casos.
Su periodo de incubación puede variar desde 4 hasta 21 días, siendo como promedio de 6-7 días posteriores a la picada. Primero aparece fiebre elevada y malestar general similar a un estado gripal. Se podría observar la mancha negra de la picada, en los niños por lo general se encuentra en la cabeza, detrás de las orejas y pueden ser múltiples.
Después de la fiebre en los dos o tres días posteriores podría aparecer una erupción en la piel, diseminada por todo el cuerpo. Es más característica en la planta de los pies y en las palmas de la mano, no causan picazón, ni cuando se presionan desaparecen.
Además de los síntomas anteriores pueden producirse aumento de tamaño de los ganglios de la zona del cuello y manifestaciones digestivas como vómitos, diarreas y dolor en el abdomen. En ocasiones se acompaña de dolor de cabeza, en las articulaciones y los músculos. También conjuntivitis y molestias por la luz o fotofobia.
Linfangitis asociada a rickettsia
Una variante de la fiebre botonosa es la Linfangitis asociada a rickettsia o LAR. En este caso es producida por la Rickettsia sibírica mongolitimonae. Ellas son transmitidas por las garrapatas pertenecientes al género Rhipicephalus e Hyalommas.
Se caracteriza por presentarse una linfangitis a partir de la propia escara de la picadura. Puede acompañarse de fiebre, numerosas escaras y erupciones cutáneas tipo maculo-pápular. Se presenta en la primavera hasta el inicio del otoño.
¿Por qué se presenta la fiebre botonosa?
La bacteria responsable más frecuente es la Rickettsia conorii, pero hay diferentes tipos de Rickettsias que pueden producirla y con las técnicas de biología molecular nuevos reportes surgen. Por lo general infecta a los perros, conejos o liebres, entre otros. Ellos se convierten en huéspedes habituales de esta bacteria. Cuando una garrapata parasita a alguno de estos animales puede transmitirla a los humanos.
Las garrapatas del grupo Rhipicephalus sanguineus o garrapata marrón del perro actúan como reservorio y transmisor de la R. conorii. Estas también pueden entrar en los hogares o adherirse a la ropa de los pequeños. Si existen perros en el hogar se deben desparasitar frecuentemente.
¿Dónde se presenta la fiebre botonosa mediterránea?
Como su nombre indica esta enfermedad se presenta en los países alrededor de la cuenca del Mediterráneo, el Mar Negro y el Mar Caspio. La Rickettsia conorii, es endémica del sur de Europa y el este de África, India y Oriente Medio.
En España la mayor incidencia se reporta en Cataluña. El 80% de los brotes se produce en verano y otoño y es más frecuente en zonas rurales y suburbanas. En niños de 0 a 9 años se presenta la mayor incidencia de esta enfermedad.
Los datos de España entre los años del 2009 y 2012 establecen una incidencia entre 0,3-0,4 casos por 100 000 consultas/año. Las comunidades más afectadas fueron Ceuta y La Rioja, con una incidencia de 1,9 y 1,87 casos respectivamente por 100 000 habitantes/año.
Es por ello que de realizar actividades en exteriores y estar expuesto a las picadas de garrapata se deben proteger con la ropa adecuada las zonas del cuerpo más expuestas y usar repelentes. Al regreso se deben revisar minuciosamente los niños para evitar la adherencia de garrapatas a su cuerpo y ropa.
¿Cómo se confirma la sospecha de fiebre botonosa?
Los elementos fundamentales para el diagnóstico son los antecedentes de haber estado en contacto con pequeños mamíferos en el área mediterránea. Y la aparición de los síntomas previamente descritos, así como la presencia de la mancha negra al examen clínico.
La confirmación se puede realizar mediante un análisis de sangre y detectar la presencia de anticuerpos. Los resultados de esta técnica varían en función del tiempo en la cual se realiza, en ocasiones pueden no aparecer los anticuerpos y estar infectado el niño.
En otras ocasiones se emplean técnicas de biología molecular como la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) para la detección del ADN de rickettsias. El mismo podría ser detectado en sangre, en escaras, en biopsias de piel o en la garrapata.
¿Cuál es el tratamiento indicado para la fiebre botonosa?
Para tratar esta enfermedad es obligado el uso de antibióticos. Hay diversos antibioticos que han demostrado su eficacia contra la Ricketsias. Pero siempre deben de ser indicados por el pediatra.
Las últimas recomendaciones terapéuticas consideran el uso de la Doxicilclina y como alternativa de antibiótico el Ciprofloxacino. En ambos casos el éxito dependerá de la rapidez con la que se instaure el tratamiento. De esta forma se evitarán las posibles complicaciones. La Azitromicina, Claritromicina, Josamicina y Cloranfenicol podrían ser utilizados dependiendo de cada caso.
La dosis, la frecuencia, la vía y la duración de la administración dependerán del peso del niño y del antibiótico seleccionado. Ten presente que siempre los antibióticos deben ser indicados por un especialista.
Por lo general la fiebre desparece en las 48 horas posteriores al inicio del tratamiento con antibióticos y por lo general hay una completa recuperación en los diez días posteriores.
Evolución de la fiebre botonosa mediterránea
Generalmente la evolución de la fiebre botonosa en los niños es benigna y sus complicaciones son poco frecuentes. Si hay una marcada toma del estado general del niño acompañada de somnolencia, si la fiebre no cede o si hay vómitos frecuentes se debe acudir de inmediato al pediatra.
Se reporta que entre el 1 y el 32% de los casos puede evolucionar con complicaciones, entre ellas vasculitis. Esta puede provocar afección en los riñones y problemas en el funcionamiento de diversos órganos, llegando al fallo multiórganos.
Las complicaciones se han asociado a la demora en el diagnóstico, a un uso inadecuado de los antibióticos y problemas asociados a inmunodeficiencias.
Detectada a tiempo y con el tratamiento adecuado no tienes que preocuparte tu hijo se recuperará satisfactoriamente. Pero siempre recuerda lo más importante es la prevención y los cuidados para evitar las enfermedades.
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