Por lo general el embarazo tiene una duración entre 37 y 42 semanas. Un bebé nacido entre estas fechas es considerado a término. Es normal entonces que, si te encuentras en esa etapa, presentes determinados síntomas que te anuncian el inicio del trabajo de parto.
Puedes encontrar más información sobre el parto en: Semana 40 de embarazo
Ahora bien, en ocasiones puede suceder que esas señales no sean indicativas de un parto inminente, sino que estás cercana a ese día tan esperado.
Atendiendo a las características de estos síntomas que te envía tu cuerpo podrás diferenciar si estas en un verdadero trabajo de parto o si es parte de los preparativos de tu organismo para el nacimiento de tu hijo.
No obstante, ante las dudas lo mejor es mantenerte en contacto con tu médico para saber si puedes esperar un poquito más, o si finalmente ha llegado la hora del nacimiento de ese pedacito de vida tan deseado.
El bebé y el trabajo de parto
Desde el inicio del embarazo y a lo largo del mismo, el bebé se ha mantenido cómodo, protegido en el interior de tu útero y a salvo dentro del saco que contiene el líquido amniótico. Este ha sido hasta ahora su estado natural, en donde se encuentra sano debido a los nutrientes y la protección que recibe de ti.
El bebé va desarrollando y madurando todos sus sistemas vitales, además se encuentra protegido gracias a las defensas de tu sistema inmunológico, dentro del saco amniótico su temperatura corporal se mantiene estable y se prepara según pasan los meses para enfrentar un gran reto: vivir fuera de tu útero y enfrentarse al desconocido mundo exterior.
No obstante, en la medida que crece y al estar ya plenamente formado, el espacio y la disponibilidad de nutrientes dentro de la placenta se reducen. Es hora entonces de dar inicio al trabajo de parto.
Preparándote para el trabajo de parto
Lo más importante es que conozcas, que el proceso del parto es algo para lo que tu cuerpo se encuentra fisiológicamente preparado, luego de todos los cambios que se desarrollan durante los últimos meses de gestación.
Por lo general cuando se acerca el día del parto, se aprecia que el abdomen exteriormente desciende el abdomen porque el bebé está ocupando su posición en el canal del parto.
El trabajo de parto comienza cuando se inician las contracciones, se rompe la fuente o cuando rompe aguas. La pérdida del tapón mucoso es otro indicio. Tu cuello del útero se dilata de forma progresiva, hasta comenzar con los pujos que facilitarán finalmente que el bebé salga por el canal del parto naturalmente.
Existen en el trabajo de parto tres etapas , una es la dilatación que se inicia en una fase latente y posteriormente otra mucho más activa. Luego ocurre la etapa de expulsión que no es más que el nacimiento del bebé, y por último se encuentra la fase de expulsión de las secundinas, que es la que ocurre en el tiempo comprendido entre el nacimiento del bebé y la expulsión de tu placenta.
El trabajo de parto varía en dependencia de una mujer a otra. El tuyo puede ser rápido y sin complicaciones, o demorar hasta unas 20 horas. Esto depende de situaciones que pueden ir desde el tamaño del feto y su posición hasta las características morfológicas de tu canal del parto.
Falsa alarma, aún no estás en trabajo de parto
Si te preguntas como puedes distinguir el trabajo de parto verdadero del falso, en la siguiente tabla tienes un resumen de las diferencias fundamentales:
Pudieras también tener sensación de presión en la pelvis que te provocará muchos deseos de orinar y puedes sentir calambres. Estas son sensaciones muy parecidas a las molestias y síntomas de las primeras semanas de tu embarazo y que puedes confundir fácilmente con las contracciones del parto y es lo que se conoce como trabajo de parto falso.
La diferencia fundamental entre el parto falso o falsa labor y el verdadero, la determinan los cambios cervicales, porque en el trabajo de parto falso no se manifiestan. Claro está, que como estos solo los puede identificar un obstetra entrenado, resulta muy difícil saber en qué caso estamos, sobre todo si la fecha de parto está próxima.
A los efectos prácticos, las señales iniciales de un trabajo de parto verdadero y uno falso las puedes diferenciar por la intensidad de las contracciones de Braxton Hicks. Si bien estas contracciones pueden llegar a ser percibidas, las que sentirás cuando empiece el trabajo de parto verdadero serán mucho más fuertes.
En este particular las gestantes con embarazos previos tienen una ventaja evidente al poder identificar cuando son contracciones de labor de parto y cuando no.
Atención a estas cuatro señales de alerta del parto verdadero
Cuando estás cercana a la fecha prevista por el médico como probable para tu trabajo de parto, resulta de gran importancia que te mantengas alerta ante cualquier síntoma o malestar.
- En el caso que sientas contracciones: debes tener cuidado de no confundir las contracciones propias del parto con las de Braxton Hicks, de cualquier manera quien te puede indicar qué se debe hacer es el médico, así que ante cualquier señal de alerta llámalo inmediatamente.
- Si rompes aguas debes de acudir al médico o a un servicio de urgencias. Si las contracciones no son tan fuertes, no debes de preocuparte demasiado. Solo un porciento muy pequeño de las embarazadas entran en fase de expulsión justo después de romper fuentes. Debe darte perfecto tiempo de llegar al hospital, sin poner en riesgo la vida de tu pequeño o la tuya.
- Observa el color del líquido amniótico cuando rompes aguas. Si es de color transparente, indica que todo está bien, pero si tiene una coloración amarillo verdosa o marrón indica que existe alguna infección o que tu bebé puede estar en sufrimiento fetal, en cuyo caso no debes de perder un minuto y acudir de forma inmediata a un servicio de urgencias.
- Si a las contracciones se une sangrado vaginal profuso, puedes estar frente a un problema de placenta previa. Esto requiere atención obstétrica inmediata y posiblemente una intervención de cesárea de emergencia, pues pone en peligro la salud y la vida de madre e hijo.
Ante las dudas, ponte en contacto con tu médico o proveedor de salud para pedirle opinión, o acude directamente al hospital. Más vale equivocarse y pecar de precavida que poner en riesgo tu salud y la del bebé.
Y para concluir…
En ocasiones, el período preparto puede extenderse hasta dos semanas previas al alumbramiento, con la aparición de signos y síntomas de forma progresiva sin que la gestante tenga pleno conocimiento de ello, hasta que se produce finalmente la expulsión del tapón mucoso y la ruptura de aguas, que dan paso a la dilatación del útero. Por ello, se recomienda que después de la semana 37 se evite el trasladarse muy lejos de la zona de residencia, para poder acudir al hospital en el menor tiempo posible de ser necesario.
Debes estar atenta a cada una de las señales de tu cuerpo, tanto en el caso de las contracciones como el movimiento fetal y el color de tu líquido amniótico, y si algo no marcha bien debes acudir a tu médico con la mayor urgencia, eso sí, intenta mantener la serenidad.
Recuerda que el nacimiento de tu bebé será una experiencia extraordinaria y uno de los momentos más emocionantes en la vida de una mujer. Asegúrate antes de ese momento de conocer todo lo relacionado con el trabajo de parto y el bienestar de tu hijo. Tu optimismo, confianza y tranquilidad serán el mejor regalo de bienvenida que le puedas ofrendar a tu pequeñín.
Te interesará leer sobre: Complicaciones en el parto