No vamos a entrar a juzgar cuáles fueron los motivos de la separación entre un padre o una madre y su hijo. Pueden haber sido voluntarios o impuestos. Sea como sea, el hecho es el mismo: si estás leyendo este artículo es porque quieres volver a ver a un menor después de un tiempo de abandono.
Es una situación muy complicada, tanto para el menor como para el adulto y el éxito o el fracaso de la misma va a depender mucho de tu actitud y de la edad del pequeño. No puedes volver de la noche a la mañana con un oso de peluche bajo el brazo y tratar de que todo sea como si el tiempo se hubiese congelado. No funciona así.
Pero lo importante es que tengas en cuenta que más vale tarde que nunca. Así que si, por los motivos que sean, vas a volver a retomar una relación que nunca se debería haber perdido, déjame que te dé algunos consejos para que sea un éxito y, sobre todo, para no hacer daño al pequeño.
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Preparar el terreno, imprescindible para volver a ver a un menor
Obviamente la forma de regresar debería ser diferente en función de los motivos que han causado el tiempo de ausencia y si ha sido traumático. Entendemos que, si estás leyendo este artículo motivado por la palabra “abandono”, no habrá sido una experiencia grata y tal vez necesites armarte con bastantes explicaciones.
En cualquier caso, lo primero que necesitas es un aliado que pueda hablar con el pequeño y le explique que vas a volver. Encontrarte un día, de repente, en la puerta de casa, tal vez le pueda causar un choque emocional que no queremos, por lo que trata de que otra persona en quien él confíe prepare el terreno.
Lo puede hacer hablándole de ti y comentándole que pronto podrías volver, preguntándole qué le parece la idea y qué le gustaría hacer contigo.
No forzar
Lo importante es, tanto en la fase de preparación como cuando llegue el momento de reuniros, no forzar al menor a algo que no quiera. Puede ser algo muy traumático para él, especialmente si durante este tiempo de ausencia te ha visto como el malo o la mala. Los niños a veces no entienden a razones y tampoco saben mucho sobre perdón y arrepentimiento, por lo que hay que dejar que lleve su tiempo.
Algunos pequeños no necesitarán muchas explicaciones, mientras que otros tendrán que darse algo más de tiempo para adaptarse a tu presencia. Deja que fluya y que sea el tiempo y la actitud del niño los que vayan marcando los ritmos.
No compres con regalos
En este punto hay algo que aclarar. Seguramente a ti te apetezca llenarle de todos los regalos y caprichos que no le has podido dar en todo este tiempo y realmente no tiene nada de malo, siempre que la intención no sea “comprar” su amor. Que sea algo altruista, porque realmente te apetezca y no como una moneda de cambio para que el niño te quiera. No funciona así.
Es decir que los regalos suelen ser un aliciente para los más pequeños y que siempre les hacen ilusión, pero, insisto, como adulto debes hacerlo porque realmente te nazca de corazón y no como el camino fácil para llegar hasta él.
Escoge un sitio neutral
Si no sabes cómo va a ser su reacción, lo mejor es que la primera vez os veáis en un sitio neutral. Entrar en su casa lo puede considerar como una invasión de su espacio, así que tal vez puedes elegir un parque que esté tranquilo. Tampoco quedes con él en un lugar atestado de gente o donde se pueda sentir incómodo, como la puerta del colegio a la hora de la salida o un cumpleaños de sus amiguitos.
Lo importante es que, sea donde sea, el niño no sienta que se le está invadiendo su espacio ni que está en un lugar muy masificado. Debe transmitirle seguridad y tranqjuilidad.
En el mismo sentido, lo ideal es que el menor esté acompañado por alguien de confianza y no se quede a solas con el adulto que ha regresado después del abandono, para que no tenga temor.
Mejor momento para volver a ver a un menor
Hay quienes escogen una fecha especial, como cumpleaños o Navidad, para volver a ver a un menor y que la ocasión sea especial.
No te engañes, el simple hecho de volver hará que ese día quede marcado, por lo que el consejo es que el mejor momento para volver a ver a un menor después de un abandono es el momento en el que realmente estéis preparados para ello. No solo él tiene que estar preparado, tú también. Hazlo cuando no vayas a volver a irte y cuando tengas claro que puedes esperar cualquier reacción por su parte.
Prepárate para dar explicaciones
Dependiendo de la edad que tenga el niño, es posible que te pida bastantes explicaciones. Y es normal. Él no entiende por qué te has ido o, peor, entiende lo que le han contado los adultos que sí se han quedado a su lado y es posible que no sea todo lo bueno que te gustaría. Por eso, debes prepararte para explicar las cosas, intenta ser suave y no hacer daño, pero tampoco caer en la mentira.
Ese niño necesita entender por qué sus amigos sí tienen a sus dos padres y él no, por lo que depende de ti cómo lo enfocas y cómo se lo explicas. Si fue algo obligado, no tires tierra encima de otra persona, trata de explicarle que a veces tenemos que hacer cosas, aunque no queramos. Si fue totalmente voluntario y te desentendiste de él o de ella, trata de hablar de por qué has vuelto y del futuro que ahora podéis tener juntos.
La figura del psicólogo para volver a ver a un menor
En este punto, puede ser muy importante contar con un apoyo profesional, tanto para el menor como para el adulto. Él puede ayudar a unir los lazos y a hacer que el momento no sea traumático y que se pueda mirar al futuro, si hay posibilidad, juntos, aprovechando el tiempo perdido.
Te recomendamos que realices una primera visita tú solo, como adulto, en la que le expongas la situación del pasado, el presente y el futuro y él o ella, con sus herramientas, te ayude a escoger el mejor camino para que el pequeño no sufra ningún tipo de trauma. Esto será lo más importante y lo que debe primar por encima de todo.
Es posible que te pida ver al niño por sí solo o que os recomiende que el encuentro sea en un sitio concreto. Valora la situación y trata de seguir los consejos del psicólogo infantil, quien puede entender mejor la mente del pequeño que nadie.
Volver a ver a un menor no tiene que ser una experiencia traumática, ni para ti ni para él. Llega el momento de recuperar el tiempo perdido, con la verdad por delante, y con el bienestar del niño como prioridad absoluta.
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