Durante el embarazo, es normal sentir preocupación por casi cualquier cambio que notamos que experimenta el cuerpo. Especialmente cuando se trata de dolores en el embarazo, las alertas se disparan y el primer impulso es acudir al doctor en busca de consejo. Y obviamente esto es positivo, es importante que tengamos una buena relación con nuestro ginecólogo y que sepamos expresarle todas nuestras dudas. Sin embargo, tampoco puedes vivir siempre preocupada y es importante también que sepas identificar qué dolores en el embarazo pueden ser normales y cuáles no.
A continuación te vamos a comentar algunos de ellos para que sepas reconocerlos, vivirlos con la normalidad y tranquilidad que deberían tener y sobre todo encontrar la forma de aliviarlos. Ya sabes que en esta etapa de cambios el cuerpo de la mujer sufre bastante y las posibilidades farmacológicas se reducen, por lo que si puedes entender qué te está pasando sin duda estarás poniendo el primer paso para lograr tener un mejor embarazo, con menos dolor, más tranquilidad y la seguridad de que tu bebé está creciendo sano y fuerte en tu interior. ¡Te lo contamos a continuación!
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Dolores en el embarazo por la alimentación
Aunque no te lo creas, los dolores en el embarazo en el estómago pueden ser normales y están ocasionados por una digestión pesada o unos alimentos que nos han sentado mal. Ten en cuenta que en esta zona es donde está sufriendo más cambios (junto con la zona reproductiva) por lo que es normal que tu cuerpo no procese igual los alimentos, que tardes más en hacer la digestión o que cosas que hasta ahora te sentaban bien debas esperar unos meses para volver a consumirlo.
El estómago te puede doler también a causa de flatulencias. Seguro que sabes que precisamente muchas mujeres sufren ventosidades como uno de sus síntomas de la menstruación. En el embarazo también sucede, por los cambios que se están originando en esta zona. Si tu dolor de estómago está ocasionado por gases o mala digestión, puedes solucionarlo a través de los alimentos que escojas. Por ejemplo, la coliflor o las judías pintas son enemigos declarados en este caso. Las comidas muy copiosas, las grasas o las carnes pesadas también pueden afectar a tu digestión, así como comer muy rápido o a deshoras. Evita también comer justo antes de irte a dormir, deja al menos un par de horas entre la cena y el momento de irte a la cama y verás cómo mejoras.
Dolor por el cambio de peso: tus huesos lo notan
Otro de los dolores en el embarazo que más se repiten en la consulta del doctor es el dolor pélvico. Algunas mujeres se pueden preocupan pensando que en realidad viene de la zona del útero, pero si aprendes a escuchar tu cuerpo detectarás que son los huesos los que se quejan, tanto en la zona de la pelvis como todos los que le rodean, así como la cintura o incluso la columna vertebral si seguimos subiendo.
Y esto, ¿por qué sucede? En este caso, la causa se encuentra en el cambio de peso. Estás soportando un nuevo peso en la zona abdominal que hasta ahora no lo habías tenido y conforme va pasando la gestación este es más acusado. Además, poco a poco y sin que tú lo notes, tu pelvis también se está preparando para hacer de canal de parto, por lo que es normal que estos cambios se reflejen a modo de dolor. La mejor forma de solucionarlo es guardando reposo y llevando un estilo de vida tranquilo. Evita malas posturas o cargar mucho peso en esa zona. Si te puedes tumbar boca arriba para dormir o para reposar en el sofá, mejor que de lado.
También pueden ser un asunto muscular
Alimentación que se nos hace pesada, dolor de huesos por aumento de peso… ¿y los músculos no se quejan? Sí y mucho. Ya te avisamos que si aún no has experimentado dolores en el embarazo relacionados con los músculos vas a ver lo molestos que pueden llegar a ser. En este caso, el dolor se concentra en la zona de las ingles y en el estómago, haciendo que podamos confundirlo con una mala digestión.
Este dolor está ocasionado por los tirones musculares que se están provocando debido al aumento de tu barriga. La piel se estira y con ella también los músculos deben hacer un sobreesfuerzo, no solo para soportar el nuevo peso, también para adaptarse a la nueva situación del cuerpo. Por eso es normal que sea precisamente la zona abdominal y la de las ingles la que más sufra las consecuencias de esta etapa de tu vida que sí, que es muy bonita, pero que también te trae muchos cambios no siempre deseados.
Preparación al parto… Los dolores en el embarazo pueden ser en realidad las primeras contracciones
Es un rumor muy extendido y realmente no deberíamos dar por hecho que todos los dolores en esta zona están causados por las primeras contracciones. Especialmente en el primer trimestre de embarazo, cuando el cuerpo aún no se está preparando para el parto. Si estas “contracciones” las notas en el tercer trimestre, sí pueden ser las primeras señales de alerta y en cualquier caso debes vigilarlas en intensidad y en duración para descartar un posible nacimiento prematuro.
Si ya estás en los últimos días, ve haciendo la bolsa del hospital porque significa que el parto va a ser casi inminente. De cualquier modo, siempre debe ser un médico quien te diga si los dolores que estás sintiendo son síntoma de contracciones o si se deben a cualquier otra situación que, aunque haya que solventar o no sea urgente, tal vez tú has pasado por alto. Porque, como vamos a ver a continuación, en el último punto, no todo lo que pase durante el embarazo tiene que estar necesariamente ligado a él.
Dolores en el embarazo que no los está causando la gestación
Así es, durante el embarazo también hay infecciones, virus o incluso casos más graves como apendicitis que pueden manifestarse con dolor en la zona del vientre y que tú puedes estar confundiendo con pesadez por el aumento de peso o incluso con las ya mencionadas contracciones.
¿Qué deberías hacer entonces? Te recomendamos que hables con frecuencia con tu ginecólogo o matrona para que vaya haciendo un seguimiento de tu embarazo y podáis detectar anomalías. Pero también tu médico de cabecera debe entrar en juego en esta etapa de tu vida porque tú, independientemente de tu bebé, sigues siendo una mujer expuesta a otro tipo de complicaciones de salud no relacionadas con tu embarazo que debes vigilar, como siempre, para asegurarte de que todo está en orden. Una complicación de una patología que no trates a tiempo no solo puede complicarle las cosas al bebé, también a ti, así que consulta con tu doctor cualquier duda que tengas y sométete a las pruebas que sean necesarias, siempre que sean seguras tanto para ti como para tu pequeño. Recuerda también que si bien la automedicación no es recomendable en ningún momento, en esta etapa de la vida menos aún.
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