Si tienes hijos, una lectura obligada es el cuento de los tres cerditos. Esta historia es tan popular y por eso puedes leerle el libro, porque existen ediciones magníficas llenas de dibujos coloridos y divertidos. También ha sido inspiración para obras de teatro, videos, canciones y dibujos animados.
Todo lo anterior te puede servir como medios auxiliares para que tu peque entienda mejor la historia, y son formas muy didácticas y valiosas para transmitir e inculcar los tan necesarios valores.
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Puede ser que no te hayas detenido a pensar en todos los mensajes positivos que se encuentran encerrados entre las líneas del cuento de los tres cerditos. Si te detienes a meditar un poco, verás como lo que parecía una historia infantil y banal es en realidad una herramienta para explicar e inculcar valores en tus hijos. Esos que se adquieren desde el hogar y que puedes cultivar durante toda su vida.
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El cuento de los tres cerditos: una fábula universal
Las primeras ediciones de este cuento aparecieron en el siglo XIX, pero se cree que es mucho más antigua y no se conoce su autor. Siendo transmitido por la tradición oral europea, es muy probable que la versión final sea la contribución colectiva de muchos cuentacuentos.
Su popularidad alcanzó niveles universales gracias al corto de animación “Los tres cerditos”, realizado por Walt Disney en 1933. Estamos seguros de que tanto tu hijo como tú deben haberlo visto en algún momento, pero si no lo han disfrutado juntos puedes verlo en este enlace.
En pocas palabras, el cuento los tres cerditos narra la historia de sus personajes centrales que viven en el bosque y son perseguidos por el lobo, así que deciden construirse casas para protegerse. El menor prefiere jugar, así que hace su casa de paja. El del medio quiere unirse a su hermano en la diversión, así que hace su hogar de madera. El cerdito mayor, más precavido, decide no jugar y construir su casa de ladrillos.
Llega el lobo y todos corren a refugiarse en sus hogares. Mal construidas, las casas de paja y ramitas caen ante el soplido del lobo y los cerditos pequeño y mediano corren a casa del cerdito mayor, que les deja entrar. El lobo no puede ni tumbar la casa de ladrillos a soplidos ni engañarlos para que abran la puerta. Trata de colarse por la chimenea, pero cae en una olla de agua hirviendo y huye.
El cuento de los tres cerditos se considera una fábula, pues en ella los animales adoptan características humanas y tiene encerrada una enseñanza o moraleja. Gracias a esta, la historia se ha venido repitiendo generación tras generación.
La enseñanza del cuento de los tres cerditos
La fábula es una defensa del esfuerzo, la laboriosidad y la responsabilidad, criticando directamente la dejadez y la pereza.
No obstante, en una lectura más profunda podemos identificar en el cuento de los tres cerditos muchos valores que ayudarán a tu hijo a convivir en sociedad. Sobre ellos deberías conversar con tu pequeño luego de ver o leer la historia: puedes apoyarte en ella para enseñarle.
Solidarios y generosos
La solidaridad y la generosidad son indispensables valores que deben desarrollarse en los niños, que deben desde muy pequeños ayudar a los demás y no ser egoístas. Cuando en cerdito mayor ampara en su casa a sus hermanos perseguidos, se demuestra su solidaridad y generosidad al compartir el refugio.
Pacientes
Aunque puede que también quisiera jugar, el cerdito mayor sabía que para que su casa fuese sólida y segura necesitaba tiempo para construirla. Los niños han de saber que no pueden tener todo aquí y ahora y hay cosas que necesitan de tiempo y paciencia para lograrlas. Como hacer amistad con otro niño, por ejemplo.
Saber perdonar y pedir perdón
En algún momento todos nos equivocamos u obramos mal, no importa nuestra edad. No obstante, es necesario saber tanto pedir perdón cuando nos equivocamos como perdonar a quienes nos ofendieron en algún momento. El cerdito mayor lo hizo, y gracias a eso salva a sus hermanos.
Autoestima alta
Puede que sus hermanos se burlaran de él, pero el cerdito mayor estaba convencido de que hacía lo correcto y lo hizo de la mejor manera posible, a pesar de las críticas. Para esto, demostró un alto nivel de autoestima, que tu niño también debe reconocer en sí mismo para manejar sus emociones de forma saludable y positiva.
Comprometidos
La capacidad de trazarse objetivos y apegarse a ellos es fundamental. Cumplir los compromisos que se adquieran es un valor esencial para el desarrollo tanto educativo como social de los niños. El cerdito mayor es un ejemplo de este valor, pues en lugar de ir a jugar con sus hermanos prefirió seguir trabajando para lograr una casa a prueba de lobos.
Responsables
Esta es la principal moraleja del cuento de los tres cerditos: aunque no nos guste o sea un trabajo pesado y agotador, construir una casa de ladrillos era la vía para vivir una vida segura frente a la persecución del lobo. Con esta metáfora, podemos inculcarles a nuestros niños que deben responsabilizarse con sus tareas y realizarlas de buena gana y con la atención que requieren.
Las acciones siempre tienen consecuencias, y estas pueden ser tanto positivas como negativas: los menores fueron indolentes y casi se los comió el lobo, mientras que el mayor actuó con responsabilidad y no solo se salvó el mismo, sino que pudo proteger al resto de su familia.
Otros valores y normas éticas que nos transmiten los cuentos infantiles
Las historias para niños no solo favorecen su imaginación, sino que les permiten irse integrando a su entorno social, dando enseñanzas que los ayudan a manejar situaciones en su vida diaria.
En este sentido, no solo divierten, sino que constituyen una herramienta para inculcar valores e irles preparando para el día de mañana. Pero para que estos arraiguen en la mente y se incorporen a la personalidad de nuestros hijos, es necesario de tu guía.
Conversa con ellos, hazles que te expliquen lo que han aprendido del cuento, ponles ejemplos cercanos. Solo así ellos podrán sacarle el máximo de provecho a las lecciones encerradas en los cuentos de hadas y las fábulas: lecciones de tolerancia, honestidad, empatía, humildad, gratitud, convivencia, respeto mutuo, inclusión, sinceridad, cortesía, perseverancia, respeto, solidaridad, confianza, optimismo y responsabilidad.
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