Dolor de bajo vientre en el embarazo

Según las últimas estadísticas de salud, el dolor abdominal es la causa más frecuente de visitas a los servicios de urgencia hospitalarios a nivel global. Sin embargo, los especialistas han llegado a otra conclusión: más de la mitad de las consultas es realizada por mujeres. Por eso es importante familiarizarse con el dolor de bajo vientre en el embarazo que pueden padecer las mujeres gestantes para apreciar cuándo esos dolores son anormales y prevenir sus consecuencias.

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El bajo vientre
El bajo vientre se ubica entre el ombligo y el pubis

¿A qué se debe el dolor del bajo vientre en el embarazo?

Para comenzar, ubiquemos exactamente dónde se encuentra el “bajo vientre”, ya que este conocimiento nos ayudará a identificar correctamente los dolores y molestias que podemos padecer durante el embarazo. El bajo vientre es denominado anatómicamente “hipogastrio” y se localiza debajo del ombligo y entre las fosas ilíacas; finaliza en el hueso púbico. En el bajo vientre se ubican precisamente la vejiga y el útero. ¿Ya lo identificas?

El dolor en el bajo vientre durante el embarazo aparece a partir del segundo trimestre y más precisamente entre las semanas 18 y 24. Se debe al agrandamiento y estiramiento del útero, los movimientos del bebé y tus propios movimientos. Suele estar asociado a náuseas o vómitos, pero si aparecen otros síntomas como:

  • Dolor abdominal constante y fuerte;
  • Posibles contracciones;
  • Sangrado,
  • Fiebre.

Si sientes dolor de bajo vientre … ¡consulta con tu médico sin tardanza! El dolor puede deberse a problemas en la vesícula o apendicitis o problemas realmente graves como:

  • Embarazo ectópico: el óvulo comienza a desarrollarse en las trompas de Falopio en vez del útero. Produce dolor agudo en el bajo vientre o pelvis de un solo lado. Se presenta al inicio del embarazo; debe tratarse ya que es un embarazo que no puede progresar y la falta de tratamiento representa riesgo de vida para la madre.
  • Contracciones de Braxton Hicks: Son contracciones uterinas esporádicas. Fueron descritas por primera vez por el médico inglés John Braxton Hicks en 1872, de ahí su nombre. Poco frecuentes, irregulares, sin dolor, se hacen más frecuentes en el embarazo avanzado y debes estar atenta para no confundirlas con señales de parto prematuro (una o más contracciones cada 15 minutos).
  • Infección urinaria: dolor en el bajo vientre, ardor al orinar y ganas de orinar con frecuencia. Si la infección avanza, los dolores se trasladan a los riñones y parte baja de la espalda.  Más información sobre infecciones en el embarazo en este artículo de la NIH

En realidad, el útero está rodeado por un anillo fibroso que lo conecta con la pelvis, llamado “ligamento redondo”. A medida que el útero se agranda por el crecimiento del bebé, las fibras del ligamento redondo se engrosan y estiran. Este proceso puede pasar inadvertido o puede causar diversas molestias, desde dolor hasta calambres, punzadas y sensación de tironeo.   Aprende más aquí sobre los cambios en la piel durante el embarazo.  Se localiza en el bajo vientre pero puede llegar hasta la ingle. Aunque te parezca extraño, se puede parecer al dolor de la regla en el embarazo. Aparece en el segundo trimestre y es muy frecuente en el tercero.

Este dolor es muy diferente al dolor abdominal en el embarazo, que, como ya lo hemos visto, tiene causas muy diferentes y puede estar indicando otras enfermedades y problemas que hasta pueden ser riesgosos; por ejemplo la apendicitis sigue siendo la causa más común de abdomen agudo en el embarazo, y un retraso en el diagnóstico puede representar un riesgo para el bebé.

Sin embargo, también puede deberse a problemas intestinales como estreñimiento, digestión lenta o gases y, a partir del sexto mes de embarazo, por contracciones del útero que, en estos casos, deben ser suaves y casi indoloras. Si notas otros síntomas, no dudes en ir a ver a tu médico.

Estrategias para combatir el dolor de bajo vientre

El dolor de bajo vientre en el embarazo se debe a la combinación de tres factores: estiramiento del útero, movimientos del bebé y tus propios movimientos. Si bien no puedes controlar los movimientos del bebé, la buena noticia es que sí puedes actuar sobre los tuyos propios y también realizar algunos ejercicios que flexibilicen el ligamento redondo. A continuación, la mejor guía de estrategias para combatir saludablemente las molestias del bajo vientre.

  • Ejercicios de estiramiento: puedes realizar ejercicios suaves de estiramiento, por ejemplo poniéndote en el piso apoyada sobre tus manos y rodillas (“en cuatro patas”), bajando la cabeza hacia el suelo mientras los glúteos se mantienen en alto. La panza baja por fuerza de gravedad estirando el músculo.
  • Yoga: realiza ejercicios de yoga, relajación y respiración.
Respiracion y relajacion
Los ejercicios de yoga relajan los músculos y alivian el dolor de bajo vientre en el embarazo
  • Dígitopuntura: la dígitopuntura estimula puntos estratégicos para relajar y liberar energía. Consulta con tu médico para asegurarte de que la dígitopuntura no tendrá efectos adversos en tu caso.
  • Faja para embarazadas: utiliza una faja para embarazadas, te ayudará a aliviar el peso mientras brinda apoyo a la espalda.
  • Cojín para embarazadas: utiliza un cojín para embarazadas cuando estás acostada; la almohada o cojín ayuda a distribuir el peso y contribuye a la comodidad de tu cuerpo, con lo que logras estar más relajada con menos movimientos. Además te servirá para cuando nazca el bebé y tengas que amamantar. Lee más aquí sobre cojines para embarazadas y lactancia.
  • Remedios caseros: toma en cuenta que durante el embarazo tu metabolismo funciona de manera diferente, por lo que muchas plantas medicinales no producen el mismo efecto que si no lo estuvieras. Si vas a tomar algún preparado de medicina natural procura que sea en las dosis más pequeñas posibles. Esta plantas pueden ayudarte: infusión de melisa como sedante, ayuda a disminuir la sensación de vientre lleno y los gases; fibras como semillas de chía y avena para combatir el estreñimiento.
  • Relajación y control de movimientos: mantente relajada y evita los movimientos bruscos por ejemplo al levantarte de la cama o la silla, también al sentarte o acostarte. Camina sin prisa. Si sabes que realizarás un movimiento brusco que no puedes controlar, como estornudar o toser, flexiona las caderas para minimizar el impacto sobre el anillo fibroso.

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