Como parte de la estrategia para enfrentar la pandemia del coronavirus, el cierre de las escuelas trajo aparejado el desarrollo de la educación a distancia. No obstante, la educación virtual y los problemas visuales van de la mano, como se ha evidenciado en estos meses de confinamiento.
Las reuniones virtuales de enseñanza en línea, las plataformas educativas y el uso de medios digitales como la televisión, el correo electrónico, las aplicaciones de mensajería y otras han sido indispensables y efectivas para controlar el desempeño académico de niños y jóvenes. Pero, no está exenta de riesgos, a continuación, algunas recomendaciones para atenuar su impacto.
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La educación virtual y los problemas visuales
El problema radica en los peligros de una exposición excesivamente prolongada a las pantallas de los dispositivos a través de los que se está conduciendo la educación a distancia.
En el 2016 la American Academy of Pediatrics incluyó dentro de sus recomendaciones evitar el uso de pantallas en niños menores de 18 meses, y limitar a una hora el acceso a los infantes de menos de 5 años, siempre con programas de alto nivel educativo.
También se recomendó que los niños en edad escolar, de 6 años en adelante, utilizaran los dispositivos digitales de forma que no interfirieran los horarios de sueño, juego, actividad física u otras actividades importantes para la salud. Estas recomendaciones fueron respaldadas por las asociaciones de profesionales de numerosos países entre ella la Asociación Española de Pediatría.
No obstante, la pandemia del COVID-19 ha impuesto condiciones muy lejanas a las ideales para todos, incluyendo a niños y jóvenes. Estas obligan a largos tiempos de pantalla para asimilar la información necesaria para la educación a distancia, lo que invariablemente conlleva a la aparición de problemas visuales debido a esta exposición.
Algo más que tiempo de pantalla
En adición a esta dificultad, el confinamiento también acarrea la disminución de las actividades físicas. Para suplir estas, los niños y jóvenes han de recurrir otra vez a las pantallas en busca de ocio, sea por medio de juegos electrónicos, las redes sociales para mantenerse en contacto con sus amigos o las ventajas de la televisión bajo demanda.
Este uso continuo de las pantallas puede acarrear a la larga problemas como el sobrepeso, el sedentarismo, la obesidad o la disminución del tono o la masa muscular, pero tiene efectos inmediatos sobre la visión que ya comienzan a notarse.
Luego de entre 2 y 4 horas de exposición constante durante tiempos prolongados, el menor puede empezar a desarrollar alteraciones de la función oculomotora, fatiga ocular o astenopia, miopía y el llamado cansancio visual digital.
Cansancio visual digital: ¿qué es y cómo detectarlo?
Esta alteración de la visión ha sido descrita por la American Optometric Association, e incluye dentro de sus síntomas:
- La fatiga ocular llamada también astenopia
- Dolores en el cuello y los hombros
- Dolores de cabeza
- Resequedad en los ojos
- Visión borrosa
Dentro de la astenopia se identifican dos mecanismos, ambos con sus síntomas particulares:
Asociados a la acomodación: visión borrosa de cerca, visión borrosa a distancia y dificultad para enfocar de una distancia a otra. Esto se debe a un trastorno del reflejo proximal y la adaptación del ojo. Luego de una exposición de una hora, comienzan a notarse estos síntomas.
Asociados al ojo seco: cuando se trabaja por mucho tiempo sobre una pantalla, el ojo pierde adaptabilidad, velocidad, frecuencia de parpadeo y reduce su respuesta a la exposición a la luz. Esto se asocia al ojo seco, que incluye ojos irritados, fatiga visual, dolor de cabeza, sensibilidad a las luces brillantes y molestias.
Otra de las relaciones entre la educación virtual y los problemas visuales es la aparición de miopía, por la combinación del adelgazamiento del cristalino y la elongación del globo ocular, por la pérdida de grosor de las capas retinianas. Este defecto puede corregirse con anteojos o lentes de contacto, pero está vinculado al tiempo de pantalla.
No solo se ha establecido que aquellos niños que utilizan computadoras desde los 3 años suelen desarrollar miopía entre los 6 y 9 años; sino también que la educación a distancia unido a la reducción de las actividades al aire libre está asociadas al desarrollo y progresión de la miopía.
Estos estudios sugieren que los estudiantes deben descansar la vista por 10 minutos cada 30 a 40 minutos de tiempo educativo. Recomiendan además que, frente a esta carga de trabajo sobre el ojo, el uso de dispositivos digitales con fines de ocio debe limitarse a menos de 15 minutos continuos y no más de 1 hora por día.
Uso de pantallas para la educación virtual y los problemas visuales
Pese a los riesgos de los problemas visuales como consecuencia de la educación virtual, es un mal necesario. No obstante, hay una serie de acciones que pueden tomarse para minimizar su impacto:
- Ajustar el brillo y contraste de la pantalla a niveles cómodos de lectura.
- Al menos 30 minutos de actividad al aire libre diarias durante las jornadas de estudio.
- Alternar libros electrónicos con libros impresos. Cada dos capítulos, mirar hacia arriba por unos segundos y luego por una ventana.
- Aplicar la regla 20-20-20: tras 20 minutos de trabajo continuo, cerrar los ojos por 20 segundos y mirar un punto lejano al menos a 6 metros de distancia por 20 segundos.
- Conservar una buena postura cuando se utilice un dispositivo digital. Forzar el cuerpo a posiciones incómodas genera tensión muscular y cefalea por fatiga visual.
- Cuando se utilice un medio digital, debe parpadearse frecuentemente para evitar el ojo seco.
- Garantizar una buena iluminación en el área de estudio, de ser posible con luz natural.
- Luego de completar un nivel de un videojuego, hacer una pausa y mirar a lo lejos por 20 segundos.
- Mantener el dispositivo a unos 30 centímetros de los ojos.
- Mantener una dieta rica en vegetales.
- No colocar gotas de ningún tipo en los ojos si no son indicadas por un oftalmólogo.
- No usar pantallas en exteriores o en áreas muy iluminadas.
- No utilizar dispositivos electrónicos para el ocio tras una larga jornada de estudio.
- Poner una alarma para recordar descansar la vista.
- Si el estudiante usa lentes, debe ponérselos mientras duren sus horas de estudio.
- Si un estudiante tiene dolor de cabeza o le lloran los ojos con frecuencia tras usar dispositivos digitales, debe acudir a un oftalmólogo.
No obstante, la educación a distancia ha llegado para quedarse. Está claro que, con las inseguridades que se vislumbran, que el curso escolar comience de forma presencial no es garantía de que en algún momento nuestros niños y jóvenes no tengan que volver a recurrir a las pantallas.
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