¿Sabes qué hay en el vientre materno? Esta forma poética designa un verdadero sistema de soporte de la vida fetal. Está compuesto por la placenta, el cordón umbilical y el saco amniótico. Estos tres elementos funcionan sincronizadamente, coordinando las funciones de tu organismo y las del feto. Pero además puedes establecer una forma de comunicación con esa pequeña vida que se está formando en el vientre materno. Todo esto… ¡no es poco trabajo! ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
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La placenta se encuentra en el vientre materno
La placenta es un órgano con forma de panqueque que se desarrolla en el útero durante el embarazo; la mayoría de las veces se encuentra adherida a la parte superior o lateral del útero.
Su función es proporcionar oxígeno y nutrientes a la vida en formación y eliminar los productos de desecho de la sangre del feto. Esto se produce a través del intercambio sanguíneo: el oxígeno y los nutrientes de la sangre materna llegan a la sangre fetal a través de la placenta, mientras que los productos de desecho pasan de la sangre fetal a la materna. Estas dos corrientes sanguíneas nunca se mezclan.
La placenta también produce las hormonas del embarazo como gonadotropina coriónica (hCG), estrógeno y progesterona.
La placenta se encuentra unida al feto por el cordón umbilical.
Como es fácil comprenderlo, una buena salud placentaria es garantía de buena salud fetal. Sin embargo varios factores pueden afectar la placenta durante el embarazo, como por ejemplo la edad materna, alta presión arterial, trastornos de la coagulación de la sangre, tabaquismo, alcoholismo o adicción a sustancias.
¿Qué ocurre con la placenta luego del parto?
En un parto normal, la placenta es expulsada por la vía vaginal entre cinco y treinta minutos después del parto. En realidad, la expulsión de la placenta forma parte del parto, dentro de lo que se conoce como la tercera etapa del parto.
Después de que nace el bebé las contracciones continúan, si bien mucho más suaves, para lograr la expulsión de la placenta. A veces es necesario un pujo más. El médico debe examinar la placenta para asegurarse de que está intacta. Si han quedado restos de placenta dentro del útero, es necesario quitarlos para evitar el sangrado y la infección.
Normalmente la placenta es tratada como un desecho, pero cada vez más se difunden los beneficios de utilizar las propiedades de la placenta para una recuperación más rápida de la madre después del parto. Por ejemplo la organización Placenta Benefits afirma que más del 80% de las madres que recibieron su placenta encapsulada produjeron más leche que las que no la recibieron. Los suplementos de placenta se elaboran con la placenta desecada, molida y encapsulada.
Muchas madres solicitan que se les entregue su placenta para conservarla en forma criogénica a fin de guardar las células que potencialmente podrían curar algunas enfermedades.
La placenta puede estar colonizada por ciertos tipos de bacterias o microbios. Durante mucho tiempo se creyó que la placenta era un lugar estéril, pero estudios recientes demuestran que una placenta saludable puede ser el hogar de una comunidad de microbios que no sólo no la afectan sino que la ayudan a cumplir sus funciones.
En otros casos, el análisis de las bacterias que habitan la placenta puede ayudar a predecir trastornos en el embarazo y el parto.
En el vientre materno también se encuentran el cordón umbilical y el saco amniótico
El cordón umbilical une al feto con la placenta. Está compuesto por tres vasos sanguíneos: dos arterias que traen la sangre con oxígeno y nutrientes, y una vena que devuelve la sangre con desechos.
El cordón umbilical puede medir hasta 60 cm. de largo y debe cortarse al nacer el bebé.
Otro componente que se encuentra en el vientre materno es el saco amniótico.
El saco amniótico es una bolsa llena de líquido que aloja la nueva vida desde su etapa embrionaria hasta el momento del nacimiento. Protege al feto de impactos o presiones externas, le permite realizar una amplia gama de movimientos y lo mantiene cálido y protegido durante todo el proceso.
En el momento de máximo volumen, entre las semanas 34 a 36, en el vientre materno hay alrededor de 1 litro de líquido amniótico. Cuando el bebé está por nacer, el saco amniótico se rompe y el líquido fluye fuera de tu cuerpo. Sin embargo, el feto todavía está unido a tu cuerpo por medio del cordón umbilical. ¡Bebé, ya es hora!
Un sistema de comunicación en el vientre materno
Por si todo esto fuera poco… hay algo que puedes hacer y es tratar de establecer comunicación con esa nueva vida que se encuentra en el vientre materno.
Estudios realizados desde mediados del siglo XX demuestran la relación entre el contacto maternal y la estabilidad del recién nacido, pero lo interesante es que este contacto puede darse aún antes del nacimiento.
Muchas mujeres masajean sus vientres de manera intuitiva; en realidad, lo que están haciendo es comunicarse con sus bebés enviándoles mensajes de amor y bienestar.
El masaje prenatal en el vientre materno puede realizarse a partir del cuarto mes de embarazo. Tiene como finalidad activar la circulación, oxigenar y estimular el sistema inmunológico. También ayuda a combatir la fatiga y los dolores en las piernas propios del embarazo.
Los masajes pueden ser aplicados mediante técnicas de automasaje o por un especialista. Se recomienda acostarse de espaldas, con la columna bien alineada, masajeando primero el cuello, rostro y piernas para lograr un mejor nivel de relajación.
Los masajes en el vientre materno se deben realizar de manera envolvente o circular, con movimientos suaves, en el sentido de giro de las agujas del reloj. Generalmente el fetoresponde a estas placenteras sensaciones con sus propios movimientos demostrando una saludable actividad fetal.
Los masajes prenatales pueden realizarse en forma semanal o quincenal y ayudarán también a un parto más relajado y una recuperación más rápida después del parto.
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