El pene está cubierto en la zona del glande por un pliegue de piel llamado prepucio, el cual puede inflamarse debido a una infección. Esta condición médica se denomina balanitis si afecta solo al glande, o balanopostitis si incluye también al prepucio.
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Aunque esta condición y el malestar que provoca suele desaparecer por si misma o utilizando algún tipo de medicamento recetado por el médico, la mejor forma de evitarlo y curarlo es una adecuada higiene de esta zona del cuerpo. No obstante, la inflamación puede ser tan severa que impida la correcta retracción del prepucio, lo que constituye un problema a atender.
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El prepucio y tu hijo pequeño
Aunque se nace con el prepucio adherido al glande, en la medida que el chico se hace mayor este pliegue de piel se va despegando, mientras algunas partes continúan unidas. Esto es perfectamente normal y no requiere tratamiento. Esta adherencia puede provocar molestias y dolor al orinar pero no debe preocuparte, porque desaparece en la mayoría de las ocasiones, luego de un par de días.
Usualmente el prepucio se pueda retraer. Entre este pliegue y el glande en ocasiones aparecen escamas o acumulaciones blanquecinas o amarillentas llamadas smegma. Aunque parece pus, es un producto del recambio celular y se elimina mediante el lavado de la zona sin otras consecuencias. No obstante, su acumulación por poca higiene deja un sustrato propicio para el crecimiento de microrganismos que originan las infecciones, dando así origen a la balanitis.
Inflamación del prepucio y el glande
La punta del prepucio puede inflamarse, tornándose roja y dolorosa. Esto es muy común en los bebés, siendo las principales causas el dejarlos por mucho tiempo con pañales húmedos o sucios, intentar retraer el prepucio antes de tiempo o que queden en la zona residuos de jabón después del aseo.
Esta inflamación no constituye como tal ni una balanitis ni balanopostitis, pero debe tratarse en nuestros pequeños para evitar complicaciones y el malestar que genera. Normalmente, una crema de hidrocortisona al 1% en el área afectada hace que la inflamación ceda en un plazo de una semana hasta 10 días, pero una inflamación más marcada o que no cede se considera ya una balanitis.
Causas y síntomas de la balanitis
Cuando la punta del prepucio se inflama de forma más severa y se pone muy roja, ya podemos sospechar que se trata de una balanitis. Esta es favorecida por lo general por una pobre higiene y por tanto puede prevenirse, aunque sus causas difieren. Puede ser bacteriana, viral o fúngica o sea producida por hongos, pero la forma de tratarla es similar en todos los casos.
Por lo general en los niños es de naturaleza fúngica, pero si hay algún daño o cortadura en la zona puede sospecharse una infección bacteriana por estreptococos o estafilococos, que se extiende con rapidez por todo el prepucio y causa balanopostitis. En este caso tanto el glande como el prepucio se inflaman y enrojecen, provocando dolor y gran sensibilidad al tacto en toda la zona afectada.
Por lo general el tratamiento es a base de cremas y extremando la higiene personal de la zona del prepucio y el glande.
Tratamiento de la balanitis
Si la inflamación es moderada, se trata de la misma forma que en el caso previamente mencionado, con una crema de hidrocortisona al 1% en el área afectada. Como la mayoría de las veces en los bebés la balanitis es de naturaleza fúngica, puede indicarse la aplicación de otras cremas en la zona afectada como las de nistatina, clotrimazol, o miconazol. Siempre bajo indicación médica.
En el caso de la balanitis bacteriana, esta se trata con la combinación de antibióticos orales como la cefalexina y antibióticos tópicos en forma de crema, siendo los más usados en estos casos la polimixina B, la bacitracina o la mupirocina. El médico decidirá cuál es el antibiótico y forma de administración más adecuada para tu hijo.
En los adolescentes las causas de la balanitis pueden variar más, por lo que el médico evaluará las posibles causas de la balanitis y la tratará en consecuencia.
Esta condición es pasajera, pero hay casos en las que se hace recurrente o muy severa. Y ante esta situación el médico pudiera recomendar un procedimiento quirúrgico muy sencillo llamado circuncisión, en el que se remueve el prepucio de forma parcial o total. Este se realiza una vez la balanitis ha cedido y ha desaparecido la inflamación del prepucio.
Este procedimiento es históricamente muy común, y ha sido adoptado por grandes comunidades religiosas como los musulmanes o judíos. Varias asociaciones pediátricas la recomiendan como una práctica de rutina al nacer los pequeños, por supuesto siempre respetando el deseo de los padres.
La circuncisión es considerada una práctica muy segura y que elimina la posibilidad de acumulación de smegma, así como la inflamación en esta zona del pene.
¿Cómo aliviar las molestias de la balanitis?
Aunque tratable, no por ello la balanitis deja de ser molesta, en especial en los niños. Para aliviar sus síntomas, hay algunas acciones que se pueden efectuar en el hogar. Una de ellas son los baños calientes de asiento con bicarbonato de sodio o sales de baño. No uses para esto baños de burbujas o jabones perfumados, pues estos pueden irritar más la zona.
Algunos analgésicos como el ibuprofeno o el acetaminofén alivian las molestias y ayudan a disminuir la inflamación, aunque de forma momentánea. No se debe abusar de los mismos y solo emplearlos cuando las molestias sean severas.
Luego de higienizar la zona con agua y jabón neutro en abundancia, no la seques con la toalla. En su lugar, deja que se seque al aire, frente a un ventilador, por ejemplo. Luego aplica las cremas que el médico indicó. No se debe emplear la medicación sobre el pene húmedo.
Nunca fuerces el prepucio si hay balanitis
Cuando el prepucio está inflamado, resulta doloroso retraerlo. Aunque esto es una condición necesaria para una correcta higienización, nunca debe forzarse si está muy inflamado.
Aplicar una fuerza excesiva puede en efecto retraer el prepucio, pero este puede crear una banda de tejido inflamado y apretado por detrás del glande. En esta condición, llamada parafimosis, el prepucio no puede regresar a su posición inicial cubriendo el glande, lo que provoca una mayor inflamación y dolor.
En estos casos, solo el médico debe tratar de llevar el prepucio a su lugar habitual, pues para ello debe aplicarse anestesia local e incluso sedación general. Pocas veces la intervención puede llegar a ser quirúrgica, pero esa posibilidad no se descarta.
En etapas iniciales de la vida debes estar muy atenta a los síntomas de irritación e inflamación en la punta del pene de tu bebé, porque puede propiciar infecciones más severas. Posteriormente debes educar a tu hijo en el cuidado y limpieza de esta zona tan vulnerable de su cuerpo y cuando comience su vida sexual alertarlo de la correcta higiene y su adecuada protección para evitar las molestias de la balanitis.
En cualquier etapa de la vida de tu hijo, mantener una higiene esmerada en esa zona es la mejor forma de evitar y combatir la balanitis.