Aquellos que hemos tenido la suerte de tener varios hijos… conocemos muy bien, que no siempre las relaciones entre hermanos son un lecho color de rosas. Atenuar los celos entre ellos es muy importante, pues por encima de las diferencias hay que inculcarles desde las más tempranas edades el valor de la familia, la convivencia y como deben cultivar el amor, las buenas relaciones, el respeto y apoyarse mutuamente durante toda la vida.
Te recomiendo la lectura de: 10 Recomendaciones excelentes para lidiar con la agresividad de tu hijo
Así, es conveniente trabajar desde pequeños en modular sus celos y enojos para que estos no interfieran en su vida adulta. Hay estudios que confirman que los hermanos que han sentido celos cuando niños tienden más a la depresión, la ansiedad y la baja autoestima de adultos. Atender sus necesidades por igual y nunca compararlos es un equilibrio difícil que las madres y padres debemos aprender a mantener.
El origen de los celos entre hermanos
Los celos entre hermanos es uno de los temas recurrentes en la Historia y la Literatura. Por solo poner un ejemplo, baste recordar la historia bíblica de Caín y Abel, que termina en asesinato precisamente a causa de los celos.
Ya de forma más reciente, la pediatría ha definido a este sentimiento como una conducta instintiva que incita a defendernos antes de perder a quien amamos. O sea, esencialmente esta conducta esconde al miedo, se ha desarrollado a lo largo de millones de años y mantiene y refuerza las relaciones afectivas. Por ello, no son una enfermedad que deba tratarse, pues no son ni una patología y ni siquiera algo negativo.
Lo importante es comprender, aceptar y atenuar los celos, de manera que no generen peleas ni animosidades entre nuestros hijos.
Los celos y la edad…
Los celos aparecen a cualquier edad, pero cuanto menor es la diferencia de edades, mayores los celos. Un niño de 2 años requiere casi la misma atención que uno de 6 meses, pero ya cuando existen diferencias de 5 años o más el hermano mayor no desea que lo traten como un bebé y es más probable que acepte a un hermano menor como un protegido al que puede enseñarle lo que ya sabe. No obstante, aún persistirán necesidades por las que competirá con el más pequeño, como atención, lecturas de cuentos, paseos para él solo y horas de juego con sus padres.
Aunque los hermanos mayores ya saben lo que es ser el centro de los cuidados de los padres, el arribo de un hermano no tiene por qué desatar una pelea campal. Ni tampoco los celos tienen que originarse en el hermano mayor. No son raras las ocasiones que el menor de los hermanos es el que cela, pues desea los mismos privilegios que su hermano mayor y tiene que luchar por su privacidad y lugar dentro de la dinámica familiar.
En materia de celos, hay que reconocer que un hermano es el primer ser humano que compite con la atención y limita el comportamiento estando relativamente a la par del otro en materia de jerarquía. Mientras los padres constituyen un elemento de autoridad que no se puede discutir, es más directo descargar los sentimientos negativos, los enojos y las tristezas sobre los hermanos.
Para atenuar los celos hay que reconocerlos
Estas son algunas de las manifestaciones que toman los celos entre hermanos.
- Enfermarse más seguido, manifestando así su necesidad de una atención preferencial.
- Marcar de forma enfática sus éxitos, comparándolos a los fracasos del hermano.
- Entablar peleas verbales y físicas por cualquier causa.
- Quejas frecuentes a los padres sobre el comportamiento del hermano.
- Tratar de imitar al hermano en todas las áreas de desempeño.
Algunos niños se muestran irritables o agresivos, y otros se tornan retraídos y les invade la tristeza. Puede que incluso el niño celoso involucione en su aprendizaje y retome el biberón, quiera dormir contigo o moje la cama como señal de que necesita de nuevo el apoyo de los padres. Son frecuentes también las rabietas sin motivos, la desobediencia y la negatividad.
No se puede ser absolutamente equitativo con cada uno de tus hijos, porque alguno de ellos requerirá un cuidado más personalizado ya sea por su edad, o por alguna dolencia que le afecte, y en numerosas ocasiones por su propia personalidad. Y eso está bien: no debes sentirte culpable.
¿Cómo atenuar los celos entre hermanos?
Si bien existen y pueden manifestarse diferencias en la crianza de los hermanos, estos consejos de seguro atenuarán las manifestaciones de celos, harán más fácil la convivencia y fomentarán las buenas relaciones entre los hermanos:
- Demuéstrales que las discusiones y las peleas entre ellos tendrán consecuencias negativas para todos los que participen en ella y no tomarás partido. Aunque sepas quien inició la riña, háblales en plural para que sepan que en un enfrentamiento entre hermanos no hay vencedores ni vencidos.
- Establece acuerdos entre ellos en cuanto al tiempo, al uso de los juguetes, a las actividades que desarrollan y otras actividades.
- Háblales sobre lo negativo de los celos, pero dándoles a entender que es normal y no hay que sentirse culpables. Que tu amor por ellos es igual y ninguno lo va a perder.
- No intercedas ni tomes partido cuando haya un conflicto entre hermanos. Normalmente ellos pueden resolverlo convenientemente, si se les da el tiempo necesario.
- No pases a ninguno a un segundo plano. Tus palabras tienen un fuerte impacto, y si él desea que le atiendas pero le respondes con una expresión de tipo “Ahora no puedo, estoy bañando a tu hermano”, esto encenderá sus celos de forma inmediata. Es mejor decirle “Estaré contigo en 5 minutos”, para que comprenda que justo ahora necesitas concentrar tu atención en su hermano, pero pronto estarás con él.
- Nunca les compares ni hagas conclusiones sobre las virtudes y defectos de uno y otro. En el caso que debas expresarlas como por ejemplo en la consulta del pediatra, trata de que ellos nunca escuchen tu criterio.
Al sentirse comprendidos, los niños van abandonando el miedo a perder el amor de los padres y con ello los celos tienden a disminuir, así como sus molestas consecuencias. Al final, los hermanos permanecen juntos realizando actividades comunes durante casi toda la infancia, lo que establece una relación de complicidad y sana camaradería que perdurará siempre.
Si no hacemos que compitan por nuestra atención, ellos mismos lograrán centrarse en el otro para ayudarse, quererse y protegerse. Como padres no podemos ser sus pares, distribuyendo amor y disciplina al mismo tiempo: debemos dejar que la hermandad se imponga a los celos y lo más importante estarás creando las bases, para que la complicidad, el amor y el apoyo mutuo perdure por toda la vida.
Te resultará interesante leer: ¿Cómo fortalecer la autoestima en los niños? Te contamos lo que necesitas saber